X
  1. Vandal Random
  2. Noticias
  3. Si amas el Spiderman de los 90, Panini recuerda en este tomo cómo Erik Larsen y David Michelinie lo cambiaron todo en Marvel

Si amas el Spiderman de los 90, Panini recuerda en este tomo cómo Erik Larsen y David Michelinie lo cambiaron todo en Marvel

Una etapa legendaria donde la historia se mezcla con un dibujo desbordante, convirtiendo cada número en un espectáculo visual que redefine al trepamuros. Panini recopila esta etapa en un tomo de lujo.

A comienzos de los años noventa, Spider-Man vivió una de sus etapas más vibrantes y divertidas gracias a la conjunción de David Michelinie y Erik Larsen, un dúo capaz de aunar tramas sólidas, ricas y complejas -también ligeramente disparatadas-, así como un arte desbordante que convirtió al trepamuros en un fenómeno global que trascendía el mero cómic de superhéroes de Marvel.

Panini ahora nos presenta un tomo en formato Omnibus que recopila todo su trabajo y que, seamos honestos, no es solo una revisión histórica; es un testimonio de cómo la energía y el talento pueden redefinir un personaje clásico en una de las etapas más convulsas del medio. Encuadernado en cartoné de 888 páginas interiores en color más cubiertas en color que contiene la traducción de los comic books originales que redefinieron al trepamuros por todo lo alto.

Panini revive el Spider-Man de los 90: cómo Erik Larsen y David Michelinie revolucionaron Marvel en un solo tomo

El periodo abarcado -desde The Amazing Spider-Man #287 hasta el #350, pasando por títulos paralelos como Spider-Man y material de Marvel Comics Presents- demuestra que Larsen no era simplemente un dibujante capaz de cumplir con las exigencias de Marvel, sino un narrador visual de primer orden.

Su estilo, para aquel que no lo conozca, combina dinamismo extremo con un detallismo minucioso que dota a cada página de una tensión constante: las líneas de acción son limpias, el movimiento contorsionado y ágil de su versión de Spiderman y sus antagonistas fluye con naturalidad y, al mismo tiempo, cada viñeta está cargada de fuerza expresiva. La musculatura exagerada, los gestos intensos y los fondos repletos de vida crean una sensación de continuidad y urgencia que solo los grandes artistas del medio consiguen transmitir. Es una auténtica pasada.

Michelinie, por su parte, tiene un talento único: es capaz de ofrecer guiones que equilibran acción, humor y desarrollo de personajes. No se trata únicamente de que Spiderman salve el día; aquí Peter Parker enfrenta dilemas éticos, relaciones complicadas y enemigos complejos, algunos de los cuales se reimaginan con giros memorables. La colaboración con Jim Owsley y Howard Mackie en ciertos números añade capas narrativas que enriquecen la saga, mientras que la alternancia con Mark Bagley en el dibujo permite contrastes estilísticos que subrayan la versatilidad del personaje.

Una de las claves de esta etapa es cómo Larsen transforma la acción en espectáculo visual sin sacrificar la claridad narrativa. Cada golpe, cada salto por la ciudad, está trazado con una coreografía precisa; la arquitectura de Nueva York se convierte en un personaje más, y el lector siente que acompaña a Spiderman en cada giro y caída. Pese a que es algo polémico para muchos, sus composiciones a menudo rompen los moldes de la página tradicional: perspectivas dramáticas, diagonales vertiginosas y primeros planos que capturan la emoción cruda de los enfrentamientos. Es un arte que, a pesar de su exuberancia, nunca resulta caótico, y que consigue que incluso los números más densos se lean con la fluidez de una película de acción.

Una de las claves de esta etapa es cómo Larsen transforma la acción en espectáculo visual sin sacrificar la claridad narrativa

Este tomo, además, funciona como cápsula del tiempo. Nos muestra a un Larsen consolidado como uno de los grandes de Marvel, capaz de sostener la fama de Spiderman durante casi dos años de publicaciones regulares. Su trabajo no solo marcó el estándar de la década, sino que influiría en generaciones posteriores de dibujantes, estableciendo una estética que combina espectacularidad con coherencia narrativa.

Spider-Man de David Michelinie y Erik Larsen es mucho más que una sucesión de números emblemáticos: es la evidencia de un Spiderman revitalizado, donde la colaboración entre guionistas y dibujantes alcanza un equilibrio perfecto entre historia y acción, profundidad de personaje y desenfreno visual. Larsen, con su trazo potente y expresivo, se confirma como un gigante artístico cuya versión de Spiderman sigue siendo un referente imprescindible para cualquier aficionado serio del trepamuros.