La relación entre Kim Kardashian y el Derecho vuelve a ocupar titulares, pero esta vez no por sus avances académicos, sino por la herramienta que ha reconocido usar durante su preparación: la inteligencia artificial. En una conversación grabada para la sección Detector de mentiras de Vanity Fair, la empresaria admitió que ha recurrido a ChatGPT para resolver preguntas legales durante sus estudios.
Lejos de presentarlo como una ayuda infalible, Kardashian reconoció que el uso de la IA le jugó malas pasadas: "La IA me ha hecho suspender exámenes todo el tiempo", confesó entre risas. Su declaración, más allá de lo anecdótico, abre un debate que ya atraviesa universidades y colegios profesionales.
Kardashian completó la carrera de Derecho siguiendo la vía alternativa permitida en California, que permite formarse durante cuatro años junto a un abogado en ejercicio en lugar de asistir a una facultad tradicional. Tras superar el exigente baby bar, continúa ahora el camino necesario para poder presentarse al examen estatal de acceso a la abogacía (Bar Exam), donde se evalúan conocimientos jurídicos y ética profesional. Es precisamente en esas fases de estudio donde, según explicó, empezó a usar la IA como apoyo, fotografiando preguntas y consultándolas directamente en la aplicación.
IA como apoyo… y como problema
La celebridad describió una relación casi "emocional" con la herramienta, en la que, tras recibir una respuesta incorrecta, parecía establecer un diálogo frustrado con la propia IA. "Le grito cuando se equivoca. Tiene que mejorar porque confío en ella para ayudarme de verdad", relató. También dijo que, en ocasiones, la aplicación acaba pareciendo "una terapeuta" que intenta animarla después de un error. La escena puede resultar cómica, pero muestra la rápida normalización de estos sistemas como parte de la vida cotidiana de estudiantes y profesionales.
Su testimonio coincide con un momento clave en la profesión jurídica. En Estados Unidos, varios estados están evaluando protocolos sobre el uso de generadores de texto durante la preparación académica e incluso durante el ejercicio profesional. Algunas escuelas de Derecho han empezado a incorporar cursos específicos sobre cómo verificar, citar y corregir resultados, precisamente porque la IA tiende a inventar fuentes, mezclar jurisprudencia o construir argumentaciones con apariencia técnica pero sin rigor comprobable. Es decir: puede sonar convincente, pero equivocarse gravemente.
Exámenes, protocolos y confianza
En paralelo, la propia autoridad responsable del Bar Exam en California ha tenido que revisar recientemente sus métodos tras polémicas vinculadas al uso de sistemas automatizados en la elaboración y corrección de preguntas. En un contexto donde los errores pueden decidir si alguien obtiene o no la licencia para ejercer, confiar ciegamente en respuestas generadas por IA no solo resulta imprudente: puede ser determinante para suspender. Las declaraciones de Kardashian, lejos de ser extravagantes, se alinean con una preocupación real en el sector: la necesidad de aprender a usar la IA sin delegarle el criterio.