Marty Supreme está empezando a colocarse como una de esas películas que llegan con ruido de "temporada de premios" incluso antes de aterrizar en todas las carteleras. El biopic producido por A24 y dirigido por Joshua Safdie, con Timothée Chalamet al frente, ha acumulado una ola de críticas muy favorables que se ha traducido en un dato fácil de viralizar: un porcentaje altísimo en Rotten Tomatoes, con una muestra ya amplia de reseñas. Ese tipo de arranque no garantiza nada, pero sí crea un clima: el de película que conviene ver "antes de que te la cuenten".
La historia se apoya en un personaje perfecto para el cine: Marty Reisman, un buscavidas de Manhattan que empieza jugando por dinero en ambientes clandestinos y acaba convertido en campeón, estirando su carrera hasta una edad en la que otros ya están contando batallitas. El gancho es doble: por un lado, el ascenso social desde el margen; por otro, la obsesión por competir cuando el cuerpo y el mundo te dicen que frenes. Safdie lo convierte en un relato de ritmo rápido, sudoroso, con esa energía nerviosa que ya asomaba en Diamantes en bruto o Good Time.
Chalamet y la maquinaria A24
Buena parte del entusiasmo crítico se está concentrando en Chalamet, que sigue encadenando proyectos donde el peso recae casi por completo en su presencia. Aquí no juega a la contención elegante, sino a un tipo que vive a base de impulso, ego y supervivencia, alguien que puede caer mal y aun así sostener la pantalla. Las reseñas insisten en que es un trabajo de esos que parecen diseñados para meter al actor en conversación seria de premios, porque exige carisma, vulnerabilidad y un punto de exceso que no siempre es fácil de calibrar.
A24 también está empujando la película como evento, con una campaña muy visible y bastante agresiva en Estados Unidos: presencia en programas, piezas promocionales llamativas y una estética que mezcla lo deportivo con lo callejero, como si quisiera presentar al protagonista como icono pop más que como figura histórica. Esa estrategia suele buscar lo mismo: que la película no sea solo "buena", sino inevitable en la conversación de fin de año, la típica que aparece en listas, debates y recomendaciones.
Calendario y la promesa de ring
El calendario acompaña esa intención. En Estados Unidos se está moviendo como estreno navideño, una fecha que suele ser terreno abonado para títulos que quieren aguantar hasta enero y febrero. En España llegará más adelante, lo que puede jugar a su favor: cuando desembarque aquí, ya vendrá con el eco de la crítica internacional y con el runrún de si realmente es "para tanto" o si se trata de un hype bien colocado.
Con todo, lo interesante de Marty Supreme es que no vende el tenis de mesa como rareza simpática, sino como un ring: velocidad, reflejos, orgullo y una sensación constante de estar jugando algo más que un punto.