La temporada final de El verano en que me enamoré ha acaparado gran parte del foco mediático en Amazon Prime Video este mes, pero otro estreno ha logrado colarse entre lo más visto de la plataforma sin tanto ruido: La novia (The Girlfriend), una miniserie de seis episodios que recuerda a esos telefilmes de sobremesa donde los romances, las traiciones y los secretos familiares se entremezclan con cierta tensión. Y está siendo un éxito.
Olivia Cooke y Robin Wright protagonizan la miniserie que conquista Prime Video y sube el termómetro del streaming
Seremos honestos: lo que encontramos aquí es un duelo constante entre Robin Wright, que encarna a Laura, y Olivia Cooke, en el papel de Cherry, capaz de sostener con firmeza cada giro dramático y cada choque de voluntades, aunque no siempre con la lógica más cristalina. El planteamiento es directo: Laura, madre adinerada y controladora, observa con recelo la entrada de Cherry en la vida de su hijo Daniel. Su sobreprotección y sus celos la llevan a detectar comportamientos que no termina de comprender, mientras la joven, aparentemente tranquila, guarda secretos que irán saliendo a la luz de forma paulatina.
El guion de Naomi Sheldon y Gabbie Asher no se esfuerza demasiado en sorprendernos, y no es gran cosa, ya que desde el primer episodio intuimos hacia dónde apuntan los conflictos, pero eso no impide que la tensión funcione, sobre todo gracias al contraste entre los puntos de ambas protagonistas. La novia, que navega entre el melodrama de sobremesa y el thriller ligero, mezcla ritmo y momentos subidos de tono, pero con bastante eficiencia.
En el fondo, la serie no se toma demasiado en serio, aunque, paradójicamente, el carisma y la entrega de Wright y Cooke logran que nos involucremos en sus enfrentamientos, discusiones y escarceos amistosos, disfrutando cada intercambio de palabras como un juego de tensión casi palpable. La novia no reinventa nada y no aspira a ser un referente cultural, pero sí cumple su objetivo: entretener. Presenta una historia bien interpretada, con momentos de tensión y dramatismo justo en el punto adecuado, capaz de mantenernos pegados a la pantalla sin mayores pretensiones.