Jesse Eisenberg, de 42 años, anunció en el programa TODAY que en diciembre donará un riñón a un desconocido mediante una donación altruista (no dirigida). Lo definió como un "no-brainer" (decisión obvia) y explicó que su hábito de donar sangre le empujó a dar el paso. La información ha sido confirmada por varios medios generalistas de EE. UU., que sitúan la cirugía a mitad de diciembre y subrayan que el proceso no está vinculado a ningún receptor concreto.
Además de explicar el origen casi casual de su decisión —"Voy a donar mi riñón en seis semanas. De verdad. No sé por qué. Me picó el 'bicho' de la donación de sangre. Voy a hacer una donación altruista a mediados de diciembre. Estoy muy emocionado por hacerlo"— Eisenberg insistió en el impacto humano de algo que, según sus palabras, "puede cambiar la vida de una persona que ni siquiera conoces".
El actor relató que llevaba años leyendo testimonios de pacientes en diálisis y que le incomodaba, en sus propias palabras, "saber que podía hacer algo y no hacerlo". También explicó que, tras comentarlo con su entorno, hubo dudas comprensibles, pero afirmó que su familia lo apoya: "Ellos saben que es algo importante para mí y que se hace con seguridad". Su enfoque, lejos de lo heroico, fue práctico: "Si tienes el tiempo y la salud para hacerlo, ¿por qué no ayudar?".
Eisenberg reforzó este mensaje al subrayar que la donación no lo define como persona ni supone un sacrificio extremo: "Voy a seguir haciendo mi vida normal después. Puedo trabajar, cuidar de mi familia, seguir adelante". También mencionó el sistema de "family voucher" (vale familiar), por el que ciertos programas —vinculados a registros y fundaciones de trasplantes— permiten que familiares designados tengan prioridad futura si alguna vez necesitaran un riñón; también aludió a la posibilidad de activar una cadena de donación que beneficie a múltiples pacientes. Varios resúmenes de la entrevista y notas de prensa recogen esos puntos tal como los expuso el actor.
Garantías, cadenas y vales familiares
Lo cierto es que la evidencia científica sitúa la mortalidad perioperatoria de la nefrectomía de donante vivo en torno a 2–3 por cada 10.000 intervenciones (0,02%–0,03%). Estudios recientes con grandes cohortes en centros de referencia indican que esa cifra se ha reducido aún más en la última década (en algunos análisis, <1 por cada 10.000). El riesgo de enfermedad renal terminal a largo plazo aumenta frente a controles sanos, pero sigue siendo bajo en términos absolutos (estimaciones del orden de decenas por cada 10.000 donantes a 10–15 años), y se evalúa de forma personalizada con cribados genéticos y clínicos previos.
En cuanto al centro, Eisenberg dijo que su evaluación la realiza NYU Langone Health (Nueva York), una de las instituciones que publican seguimiento de seguridad y resultados en donación viva. Los materiales del hospital y publicaciones asociadas recogen, además, líneas de investigación sobre selección de donantes y mitigación de riesgos —incluida la valoración de variantes genéticas relacionadas con enfermedad renal—, algo que hoy es parte del estándar en grandes programas.
Centros de referencia y evaluación del donante
El impacto público de un gesto así es significativo: en EE. UU. se realizan en torno a 6.000 trasplantes de riñón con donante vivo al año, pero menos del 5% son altruistas (no dirigidos). Que una figura conocida explique el proceso —y sus garantías— puede normalizar la donación informada y atraer a potenciales donantes a programas seguros y acreditados.