Los seguidores de Marbula 1 vibran con cada carrera como si en lugar de canicas estuvieran viendo a Hamilton o a Sainz en un Gran Premio real. No es casualidad: cada esfera recibe un nombre inspirado en pilotos profesionales, y lo que en apariencia parece un simple pasatiempo infantil se convierte aquí en un espectáculo con todo el sabor de la Fórmula 1.
YouTube enloquece con un campeonato donde las canicas toman el volante y compiten como auténticos pilotos de Fórmula 1
El fenómeno tiene nombre propio: Jelle’s Marble Runs, el canal que ha transformado las carreras de canicas en un deporte con todas las letras, accesible de manera gratuita a través de YouTube. Lo que comenzó hace seis años como una rareza, hoy es una comunidad global de fans que esperan con impaciencia cada nueva temporada. Su vídeo más popular, nada menos que la clasificación de la Marble League de 2019, supera los 14 millones de reproducciones.
El secreto de este éxito reside en la obsesión por el detalle. No basta con poner a rodar canicas: en Marbula 1 cada equipo tiene identidad, colores y su propio trasfondo. Las retransmisiones cuentan con un narrador profesional, los circuitos están diseñados con esmero, hay gradas repletas de espectadores -también canicas, claro- y hasta patrocinios ficticios. Las cámaras siguen la acción con planos dinámicos, imitando con precisión quirúrgica las retransmisiones deportivas tradicionales.
La historia comenzó con dos hermanos holandeses. Jelle Bakker, diagnosticado con autismo, encontró en la construcción de estas competiciones un refugio creativo. Su hermano mayor, Dion, lo apoyó desde los inicios, ayudando a convertir un hobby casero en una propuesta cada vez más ambiciosa. Abrieron su primer canal en 2006, pero fue en 2019 -y sobre todo durante la pandemia, cuando el deporte profesional se detuvo en seco- cuando encontraron su verdadera explosión. Millones de personas, confinadas en casa, descubrieron que las carreras de canicas podían ser tan adictivas como un Mundial.
Hoy, Jelle’s Marble Runs ya no es cosa de dos hermanos, sino de un equipo entero que lleva la cuenta de estadísticas, clasificaciones y récords. Un ecosistema que imita a la perfección la lógica del deporte profesional, pero con canicas como protagonistas. En una entrevista con The Guardian, el propio Dion confesaba que probablemente no vería algo así en YouTube si no estuviera implicado, y que aún les sorprende que tanta gente se tome tan en serio este proyecto nacido como un juego de infancia.
Porque ahí está la clave: la seriedad, la profesionalización, la comunidad… pero también el espíritu lúdico que lo originó. Al final, Jelle’s Marble Runs es un recordatorio de que incluso lo más simple puede convertirse en espectáculo mundial si se hace con pasión y cariño.