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Adiós a las donaciones de los mayores multimillonarios: el sueño filantrópico de Bill Gates se desinfla por culpa de Trump

En paralelo, empiezan a imponerse otras formas de donar. El ejemplo más citado es el de MacKenzie Scott, exesposa de Jeff Bezos, que ha optado por la donación directa: entrega el dinero sin intermediarios.

En 2010, Bill Gates y Warren Buffett lanzaron The Giving Pledge con una idea tan simple como radical: convencer a los ultrarricos de que no necesitaban la mitad de su fortuna y que ese dinero debía ir a causas sociales, siguiendo la estela de grandes filántropos como Henry Ford o John D. Rockefeller. Quince años después, ese modelo de filantropía masiva atraviesa su momento más delicado.

The Giving Pledge ha reunido a más de 250 multimillonarios de 30 países, con unos 600.000 millones de dólares comprometidos en potenciales donaciones. Sin embargo, la realidad va muy por detrás de las promesas: según el Institute for Policy Studies, solo nueve de los 256 firmantes han cumplido realmente con el compromiso de donar al menos la mitad de su fortuna. El propio Buffett admitía recientemente que su intento de crear una "era dorada" de la filantropía entre los más ricos "no ha funcionado".

Un modelo fiscal y ético en plena mutación

A ese desgaste se suma ahora un giro fiscal. La ley "One Big Beautiful Bill", impulsada durante la presidencia de Donald Trump, ha introducido un impuesto del 10% a las fundaciones con más de 5.000 millones de dólares en activos y ha recortado de forma notable los incentivos fiscales a las grandes donaciones. El resultado: menos entusiasmo a la hora de canalizar fortunas a través de fundaciones gigantes. Kathleen McCarthy, del Center on Philanthropy and Civil Society, advertía en Fortune de que la medida golpea sobre todo a grandes fundaciones liberales como Gates, Ford o Soros, mientras que muchas fundaciones conservadoras, más pequeñas, apenas notan el impacto.

En paralelo, empiezan a imponerse otras formas de donar. El ejemplo más citado es el de MacKenzie Scott, exesposa de Jeff Bezos, que ha optado por la donación directa: entrega el dinero sin intermediarios a las organizaciones que considera transformadoras, sin crear una macrofundación propia. Su iniciativa Yield Giving ha repartido ya más de 19.250 millones de dólares entre 2.450 entidades sin ánimo de lucro, y analistas como Bella DeVaan la señalan como "nuevo referente ético" en la manera de dar, al nivel de lo que supuso en su día Gates.

Warren Buffett, por su parte, sigue donando pero ha reordenado su legado. Tras su retirada al frente de Berkshire Hathaway, ha derivado una parte creciente de su fortuna hacia las fundaciones benéficas de sus tres hijos y de su difunta esposa, reforzando el componente familiar de su filantropía. En sus últimas grandes donaciones hay un detalle simbólico que muchos han leído como fin de ciclo: la Fundación Bill y Melinda Gates, durante años receptora estrella de sus cheques, ha desaparecido de la lista de beneficiarias.