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Consiguen fotografiar en Argentina al armadillo más grande del mundo tras 40 años de búsqueda

Un fotógrafo retrata a la especie de armadillo más grande en el Parque Nacional Serra da Canastra en Brasil.

El fotógrafo Alessandro Abdala ha alcanzado un hito notable al retratar al armadillo gigante, la especie más grande del mundo, en el Parque Nacional Serra da Canastra, ubicado en Minas Gerais, Brasil. Esta hazaña tomó casi cuatro décadas de búsqueda incansable, desde que se realizaron las últimas observaciones en esta misma zona geográfica, donde se realizaron innumerables redadas sin éxito en un intento de capturar la imagen de este enigmático animal. Finalmente, tras años de esfuerzo, Abdala ha logrado su objetivo, recordando con emoción cómo comenzó su ‘obsesión’ con el armadillo gigante.

Según relata el propio Abdala en un post de Instagram, su fascinación por este animal comenzó en 2005. Tenía apenas seis años y jugaba en la calle con otros niños del barrio cuando un vecino llegó en una moto vieja con un extraño ser atrapado.

Este animal, con su aspecto prehistórico y tamaño descomunal, parecía salido de otro planeta. La imaginación infantil lo transformó en un ser mitológico de la antigua Grecia o incluso en un tanque de guerra disfrazado, dada su imponente apariencia.

Tras 40 años de búsqueda, el armadillo le encontró a él

A pesar de las continuas búsquedas sin resultados positivos, Abdala nunca perdió la esperanza. Relata que a mediados del mes pasado, en un día gris y lluvioso, se encontraba conduciendo lentamente su Toyota Bandeirante en el parque. Entre la niebla y el sopor del momento, una visión onírica se hizo realidad: algo grande y torpe se acercaba. En esos enigmáticos segundos, cuando la niebla y el sueño se disiparon, Abdala finalmente reconoció al armadillo gigante y no pudo contener su grito de asombro y emoción.

El encuentro con el armadillo fue un momento de intensa emoción para Abdala y su equipo, quienes rápidamente salieron del coche para acercarse al animal. "Nos teletransportamos tan rápido como la velocidad de la luz, ya estábamos fuera del coche", recuerda Abdala. Con ojos abiertos, visión borrosa, manos temblorosas y corazones acelerados, observaron al animal descrito como "dócil, tranquilo y sereno", que puede llegar a pesar más de 30 kilos.