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Así es 'Tammy and the T-Rex', la alocada película jurásica con Paul Walker y Denise Richards

Los noventa dieron para mucho. Entre los delirios cinematográficos nacidos de la dinomania producida por 'Parque Jurásico', se encuentra esta comedia romántica con Denise Richards y un T.rex.

El boom de Parque Jurásico de Steven Spielberg lo cambió todo. El estreno de la película basada en la novela de Michael Crichton, una cinta muy rompedora con dinosaurios realistas y temas realmente interesantes. Todas las compañías, productoras y directores se lanzaron a hacer sus propias versiones, como Prehisteria!, de David DeCoteau, Charles Band, y Albert Band, la saga Carnosaur producida por Roger Corman y esta extrañísima Tammy and the T-Rex, una comedia de ciencia ficción estrenada en 1994 en la que una jovencísima Denise Richards lucha por hacer lo que sea contar de salvar a su novio, encarnado por Paul Walker. Desesperada, decidirá transplantar su cerebro al cuerpo de un Tiranosaurio rex robótico por un científico demente. Casi nada.

Considerada una película de culto, su popularidad ha ascendido en los últimos años gracias a su aparición en High on Life (2022), su remasterización y el aumento de sus secuencias grotescas gracias a la recuperación de un corte inédito hasta la fecha. Os contamos qué podéis esperar de una película que combina géneros, los retuerce y le añade un dinosaurio completamente loco y salido a la mezcla.

Tammy and the T-Rex: una película alocada que recientemente estrenó una versión remasterizada, con más gore y secuencias inéditas

La película no puede ser más simple, absurda, violenta y encantadora. Todo al mismo tiempo. En Tammy and the T-Rex, un malvado científico decide implantar el cerebro de Michael, un estudiante de secundaria asesinado, en un Tyrannosaurus rex. Es la única forma de salvarlo, intentando que recupere su vida, sí, pero con oscuras intenciones. Lógicamente, este ser híbrido se escapa, dando rienda suelta a sus instintos más primarios, decidiendo vengarse de sus verdugos y abusones del instituto y reencontrándose con su novia Tammy, una inocente cheerleader. Y no os hemos contado nada. La cinta, dirigida por Stewart Raffill -cuya mejor película sería la mítica Mi amigo Mac y Pasajero 57 y eso es decir mucho-, tuvo una producción realmente accidentada, y su trama, inverosímil, fue fruto de un montón de casualidades.

Se estrenó a principios de los noventa, con una versión mutilada que daba más fuerza a la comedia y el amor, quedándose en tierra de nadie, presentando una historia sencilla muy pastelosa con un enorme tiranosaurio animatrónico. Sin embargo, hace unos meses se puso a la venta un Blu-Ray remasterizado por Vinegar Syndrome, que también se pudo disfrutar en la Cutrecon y es la versión disponible en el citado videojuego High on Life, con más escenas de gore, terror y algo de ciencia ficción. Sigue siendo mala, a rabiar podría decirse, pero es una versión mucho más completa y coherente con la historia original y la concatenación de casualidades que le insuflaron vida hace varias décadas. No obstante, Tammy and the T-Rex se hizo porque un anónimo, propietario de un montón de cines en Sudamérica, se acercó a los creadores de la película ofreciendo un robot de un T.rex gigantesco con el que no sabía que hacer.

Para ver cómo podrían aprovechar esta ventana de oportunidad y sacarle partido a su regalo prehistórico venido del cielo, decidieron apostarse en las figuras de los científicos villanos y los mad doctors que tanto lo pegaban desde los años ochenta con el boom de Re-animator y sus secuelas, y que aquí están representados por la figura Dr. Wachenstein. La película cuenta con un reparto realmente absurdo y descompensado, en el que destacan nombres como Terry Kiser, Ellen Dubin, los citados Richards y Walker, y se completa con las apariciones de George Pilgrim y John Franklin.

"Solo estaba tratando de hacer una película para la gente a la que le gustan las películas locas. En otras palabras, intenté reírme todo el rato de la experiencia a la que me enfrentaba, que es, ¿qué diablos esperas que haga con este material?", llegó a justificar el propio cineasta sobre su experiencia en Tammy and the T-Rex. "Le estaba metiendo un mogollón de mierda loca a la trama, solo para que funcionara. Por supuesto, cuando solo tienes una semana para trabajar en un guion, ¡eso es una franja de tiempo muy limitada!", continuaba el director. A eso hay que sumarle que muchas ideas se improvisaron mientras de rodaba la película, algo que generaba aún más confusión y originalidad a un conjunto ya de por sí disparatado.

Un hombre ofreció un T.rex animatrónico y los creadores del filme idearon una historia en menos de una semana alocada y absurda

El reparto intentó hacer lo que podía para salvar los muebles y pasárselo lo mejor posible al intentar dialogar con un enorme tiranosaurio hierático de goma y metal, repitiendo sus frases y deambulando por las pocas localizaciones de la cinta -el director confesó que la película se rodó a una media hora de su casa, en distintos lugares-, lidiando también con los resultados de un incendio descontrolado que se produjo en el set y que llenó de humo gran parte de las escenas. No es la única anécdota curiosa, ya que uno de los policías de la película acabó sufriendo un infarto mientras rodaba, generando el descontrol en el set y necesitando atención médica para sacarlo con vida. Hilarante como pocas, esta cinta que es capaz de pasar de la comedia romántica bobalicona al gore, para luego coronarse con un striptease o escenas de sexting, Tammy and the T-Rex es una película que hay que ver para creérsela.