'La casa al final de la curva' pertenece a la ya extinta Hollywood. Sin necesidad de estar atada a ninguna franquicia, saga o película pilar de éxito y renombre de la industria cinematográfica estadounidense, la película protagonizada por Ben Foster logra crear una espiral absorbente espeluznante cargada de angustia, tensión y sentimiento de validación. Puede que la obra de Jason Buxton no sea perfecta, pero desde luego es un ejercicio que apenas tiene ya cabida en cartelera, y es una lástima.
Ya hemos visto 'La casa al final de la curva' y es lo más angustiante y tenso de los cines gracias a un Ben Foster perfecto
El lenguaje cinematográfica ha cambiado mucho desde la pandemia debido a los nuevos modelos de consumo, que si bien permiten más accesibilidad e inmediatez al público para visionar todo tipo de largometrajes y series, también han afectado a cómo se estructuran los guiones y se cuentan las historias para atrapar a una audiencia que 'scroll' infinito a sus redes sociales mientras, de fondo, ve de reojo el trabajo que actores, guionistas y directores han firmado para el entretenimiento.
'La casa al final de la curva' es una rara avis que lucha contra esa jerga audiovisual contemporánea y apuesta por lo clásico; por un libreto cargado de peso dramático con Ben Foster como pilar de una concatenación de desgracias que le lleva a él, y a su familia, a una espiral autodestructiva que tiene la obsesión y el morbo como bandera. Jason Buxton nos sumerge en una historia que gira alrededor de una casa que se convierte en escenario de la muerte de forma reiterativa.
Josh (Ben Foster), un padre de familia, presencia un brutal accidente de tráfico en la curva cerrada frente a su casa. El hecho le genera tal conmoción que empieza a desarrollar una obsesión enfermiza por salvar las vidas de víctimas de esos accidentes de coche. Eso le lleva a sobrepasar límites que ponen en riesgo el bienestar de su mujer e hijo.
A través de una atmosfera de género, bañada en puro terror psicológico mediante la figura enfermiza de Foster, Buxton apoya el relato en sus personajes y en la interpretación del elenco principal, con una Cobie Smulders sin nada que envidiar a su compañero en lo que respecta a implicación y buena ejecución de su papel. Se trata de un filme tan desgarrador como inquietante que incomoda constantemente -en el buen sentido- a causa del perturbador comportamiento del personaje de Foster.
Es complicado que 'La casa al final de la curva' pueda destacar en el desolador panorama hollywoodiense actual, pero la obra de Buxton es un refugio para quienes quieran escapar de secuelas, superhéroes y productos mainstream que no pidan nada más al espectador que disfrutar de un juego de luces o de un festival de cameos.