Ya hemos visto 'Kimetsu no Yaiba: La fortaleza infinita' y la crítica estaba equivocada: no es sólo una de las mejores películas anime
A pesar de que 'La fortaleza infinita' ha hecho especial ruido en medios y redes debido a la increíble masa de recaudación que está logrando exclusivamente en el mercado asiático, cosechando más de 200 millones de dólares en Japón y ascendiendo a los 300 millones si contamos otros territorios como Taiwán y Cora, la grandeza de esta producción de Sony, Ufotable y Aniplex no reside en lo atractiva que resulta su animación y su impoluto diseño artístico; sino en el gesto que ha hecho 'Kimetsu no Yaiba' por consagrar el anime como uno de los pilares imprescindibles del entretenimiento y cultura audiovisual de nuestro tiempo.
'Tren infinito', la anterior película de la serie, ya marcó un antes y un después en la industria, posicionado a la animación japonesa a la altura de Marvel y las grandes superproducciones del Hollywood más palomitero. Pero lo que ha logrado hasta ahora 'La fortaleza infinita' no tiene parangón.
Ufotable ha hecho vibrar a países enteros, como la India, obligando a los cines a reestructurar su estrategia de estrenos para poder atender la necesidad del público de vivir esta experiencia cinematográfica, que no tiene nada que envidiar a James Cameron o hermanos Russo en cuanto a fenómeno de masas.
Más allá de su tremenda calidad visual y su emotiva narrativa, sobrepasada en ocasiones por la ingente cantidad de flashbacks y viajes al pasado para ahondar en la introspección de determinados personajes, 'Kimetsu no Yaiba' se ha alzado como la equivalente a 'Vengadores: Infinity War' y 'Vengadores: Endgame', erigiendo a su alrededor un acontecimiento histórico que dejará huella en los anales del anime.
Y lo mejor de todo, es que 'La fortaleza infinita' es solamente una mera introducción de lo que realmente está por llegar en esta recta final de 'Kimetsu no Yaiba'. La historia nos sitúa justo después de la cuarta temporada, tras el arco del entrenamiento de los Pilares, con los cazademonios más experimentados teniendo que lidiar con las feroces hordas de monstruos de Muzan Kibutsuji en la fortaleza que da nombre a la película.
Al ser una primera parte, Haruo Sotozaki y Koyoharu Gotōge sacrifican a parte del elenco protagonista para centrarse solamente en un reducido grupo de personajes y cómo estos hacen frente a las Lunas Superiores y todo tipo de demonios para sobrevivir a la mayor amenaza que jamás han experimentado. En ese sentido, sí es cierto que se echan en falta ciertos principales -y secundarios- que sobre todo en los últimos compases del anime aportaron mucha vida a la historia. Pero esa ausencia permite que 'La fortaleza infinita' pueda centrarse sin barreras en la exploración del pasado de algunos de los personajes más queridos de este universo -y realmente se agradece, sobre todo por Akaza-.
Aunque narrativamente no sea un relato perfecto, por esa constante ruptura del ritmo que no permite que la trama principal avance demasiado, en cada uno de sus apartados visuales 'Kimetsu no Yaiba: La fortaleza infinita' logra un sobresaliente: desde los efectos de polvo y la iluminación, hasta la destrucción de elementos y la inmensa paleta de colores que baña cada fragmento de la película demuestran que estamos ante una obra difícil de alcanzar. Hasta hay imágenes de escenarios que son realmente difíciles de creer, porque son extremadamente realistas.
Aun es pronto para este tipo de conclusiones, pero todo apunta a que la trilogía final de 'Kimetsu no Yaiba' va a ir creciendo y sumando sin parar con cada película que se estrene en cines. El espectáculo no ha hecho más que comenzar, y esta primera parte es justo lo que esperábamos y más. Lo malo es que probablemente tengamos que esperar unos años para reencontrarnos con los Pilares, y eso puede jugar en contra del impacto de esta relevante y distinguida producción que emociona, impacta y sorprende durante sus más de dos horas y media de metraje sin un solo minuto de respiro; y seguimos queriendo más.