En un país donde la cultura del trabajo es tan férrea que ha dado lugar a un término específico para morir por exceso laboral —karoshi—, un joven japonés ha encontrado una forma legal, creativa y absolutamente satírica de desafiar el sistema: fundar una religión cuyo único mandamiento es salir a su hora del trabajo. La idea puede parecer absurda, pero se basa en una laguna legal tan real como la presión laboral que sufren miles de empleados japoneses.
El Dios freelance
El protagonista de esta historia es Motohiro Hisano, quien en 2018 fundó "Motohiro to People" (MtoP), una religión que no promete la salvación eterna ni impone restricciones dietéticas, sino que se erige como un acto de resistencia frente a una sociedad que glorifica el presentismo y la productividad sin descanso. Para evitar las temidas horas extra, sus fieles esgrimen "razones religiosas" como excusa —legalmente protegida en Japón— para cumplir estrictamente su jornada laboral sin represalias.
El núcleo doctrinal de esta fe posmoderna es la Ley de Normas Laborales de Japón, un "libro sagrado" que garantiza protección contra la discriminación religiosa. Así, cualquier empleador que intente forzar a un adepto de MtoP a quedarse más tiempo en la oficina se arriesga a enfrentarse a una denuncia formal. En una sociedad que venera la obediencia y la jerarquía en el entorno laboral, este tipo de estrategia se convierte no solo en una sátira, sino también en una poderosa declaración de intenciones.
Lo sorprendente es que no se trata de una broma privada: más de 17.000 personas siguen ya la cuenta oficial de esta religión en X (antiguo Twitter), donde se define a Hisano como el "free-lance god". En la práctica, el movimiento funciona como una especie de pastafarismo laboral que canaliza el hartazgo colectivo con un sentido del humor punzante, convirtiendo la resistencia en rito y la protesta en rito litúrgico moderno.