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Un incendio arrasa un colosal templo de 1.500 años en China y desata la alarma por el patrimonio histórico del país

Por ahora, algo del templo ancestral sigue en pie y el pabellón principal es poco más que un esqueleto carbonizado.

La madrugada pasada, las llamas rompieron la quietud de Zhangjiagang, en la provincia china de Jiangsu, en China: el pabellón Wenchang del templo Yongqing, un complejo con unos 1.500 años de historia, quedó reducido a una estructura ennegrecida en cuestión de horas. El fuego, iniciado alrededor de las 3.00, se propagó con rapidez por la construcción de madera, mientras vídeos grabados con el móvil mostraban columnas de humo y llamaradas envolviendo el edificio y se viralizaban en redes sociales chinas y occidentales.

No hubo víctimas ni heridos, pero para los habitantes de la zona el golpe ha sido otro: ver arder uno de los símbolos de un templo donde generaciones de estudiantes han ido a pedir suerte en los exámenes.

Los bomberos lograron controlar el incendio horas después y las autoridades locales han subrayado que la estructura principal del templo se mantiene en pie. Yongqing, levantado originalmente en el año 536 d. C. en la dinastía Liang, domina el monte Fenghuang y es conocido por sus edificios de paredes rojas y tejados azules, un conjunto monástico que se fue reconstruyendo y ampliando durante las dinastías Ming y Qing hasta convertirse en uno de los reclamos turísticos y religiosos de Zhangjiagang. El pabellón Wenchang, de varios pisos, funcionaba como una especie de faro dentro del complejo: visible desde el entorno urbano, albergaba inscripciones, estatuas y ornamentos dedicados a la deidad taoísta Wenchang Dijun, patrono de la cultura y los exámenes.

Un faro devocional en peligro

Las primeras informaciones apuntaban a dos posibles causas: una falla eléctrica o el uso de velas en el interior del pabellón. Medios locales como Global Times han ido afinando esa hipótesis y, en un comunicado preliminar, el equipo de investigación ha señalado como origen más probable la "utilización inadecuada de incienso y velas por parte de un visitante", descartando por ahora un cortocircuito como causa primaria. El mismo informe aclara otro punto que ha generado debate: el Wenchang quemado era una reconstrucción de estilo tradicional terminada en 2009, que no albergaba piezas de alto valor catalogadas como reliquias nacionales, aunque sí cumplía una función simbólica y devocional dentro de un recinto mucho más antiguo. Para los expertos en conservación, la pérdida sigue siendo mayúscula: rehacer fielmente un edificio de madera tallada, con técnicas artesanales y pigmentos tradicionales, llevará meses o años, y nunca devolverá las capas de historia que se han ido acumulando sobre las vigas originales.

El impacto del incendio se entiende también desde la figura a la que estaba consagrado el pabellón. Wenchang Dijun, el "dios de la literatura", es una de las divinidades más populares del taoísmo: estudiantes de todo el ámbito chino —de Pekín a Taiwán— acuden a sus templos antes de exámenes importantes para pedir inspiración y éxito académico, dejando ofrendas de pinceles, cuadernos o figuritas simbólicas. Yongqing no era una excepción: el Wenchang pavilion era parada casi obligatoria para alumnos locales antes de las pruebas de acceso a secundaria o a la universidad, y su destrucción se ha vivido como algo más que un daño material. En redes sociales chinas, muchos usuarios compartían recuerdos de sus visitas de adolescencia y reclamaban que la futura reconstrucción respete al máximo el diseño, la iconografía y hasta el olor del incienso que impregnaba el lugar.

Patrimonio, riesgo y prevención

Más allá del caso concreto, el fuego de Yongqing vuelve a poner el foco sobre un problema recurrente en el patrimonio chino: la vulnerabilidad de los templos de madera frente a incendios. Estudios sobre edificios históricos en Pekín y otros puntos del país muestran que las causas de estos siniestros son muy variadas —fallos eléctricos, colillas, rayos, velas e incienso, actos vandálicos— y que ninguna supera por sí sola el 20 % de los casos, pero todas se ven amplificadas por una misma característica: estructuras ligeras, altas cargas de combustible y espacios interiores donde, una vez que las llamas despegan, el riesgo de "flashover" (inflamación súbita generalizada) es altísimo. Investigaciones recientes basadas en simulaciones de dinámica de incendios insisten en la necesidad de reforzar sistemas eléctricos, limitar el uso de fuego abierto y diseñar planes de evacuación y respuesta adaptados a este tipo de arquitectura, algo que muchos templos rurales o de pequeñas ciudades todavía no han implementado plenamente.

En Zhangjiagang, las autoridades han prometido una investigación completa y una restauración "con rigor histórico", mientras la comunidad local organiza campañas de donaciones y presiona para que el proyecto no se convierta en una simple atracción turística sin alma.