La imagen del yate como símbolo de lujo y ostentación tiene un trasfondo que va mucho más allá del ocio. Según explica el experto en diversificación e inversiones conocido en TikTok como @gonsec, muchos millonarios utilizan estas embarcaciones no solo para navegar o celebrar fiestas, sino como una herramienta estratégica para optimizar sus negocios y reducir su carga fiscal.
El truco no está en la compra del yate, sino en su registro. "Una cosa es que compres un yate en un país, y otra cosa es que lo registres en ese país", aclara el experto. Muchos propietarios optan por matricular sus barcos en jurisdicciones con ventajas fiscales, como las Islas Caimán, donde las leyes ofrecen beneficios en impuestos sobre sociedades y transacciones.
Territorio flotante y beneficios legales
El resultado es que la embarcación pasa a ser, de forma legal, territorio flotante de ese país. Así, si un empresario lleva su yate a Mónaco o a cualquier otro puerto y decide firmar un contrato a bordo, el acuerdo se considera formalmente firmado en aguas de Islas Caimán, con todas las ventajas que ello conlleva.
Esto convierte al yate en algo más que un bien de lujo: es un instrumento de planificación fiscal internacional. Firmar contratos en alta mar permite a los multimillonarios evitar la jurisdicción de países con regímenes fiscales más estrictos, lo que puede suponer un ahorro millonario en impuestos.