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No es ciencia ficción, la clonación de perros ya es real y famosos como Javier Milei pagan hasta 50.000 dólares

No devuelve al mismo animal; produce un cachorro genéticamente idéntico cuyo temperamento será una incógnita.

La clonación de mascotas, antaño territorio de ciencia ficción, se ha convertido en un negocio real que mezcla duelo, biotecnología y marketing. El catálogo de casos mediáticos es ya extenso: Barbra Streisand desveló en 2018 que había clonado a su perrita Samantha —y que los clones no "eran iguales" en carácter—; lo hizo con ViaGen Pets, la firma estadounidense que lidera este mercado.

En paralelo, el fenómeno ha seguido sumando titulares: Paris Hilton ha promocionado públicamente el servicio, el presidente argentino Javier Milei habló de cinco "Conans" en entrevistas, y en 2025 People recogió el caso de Tom Brady, cuya nueva perra "Junie" sería un clon de su anterior mascota; en este último, además, hay un dato de industria relevante: Colossal Biosciences —la startup de "des-extinción"— adquirió ViaGen en 2023.

Más allá del brillo de los famosos, el producto tiene tarifa y letra pequeña. ViaGen anuncia en su web precios de 50.000 dólares para perros y gatos y 85.000 para caballos, además de un servicio previo de criopreservación de muestras. El proceso es el clásico de la transferencia nuclear de células somáticas (SCNT): se toma tejido del animal original, se extrae su ADN, se inserta en un óvulo enucleado y el embrión resultante se implanta en una hembra portadora. La clave científica que conviene recordar —y que Streisand verbalizó a su manera— es que el genoma no fija la personalidad: un clon comparte ADN, pero no vivencias, socialización ni entorno, por lo que temperamento y conducta pueden diferir de forma marcada.

Bienestar animal y dilemas

El auge del sector llega con advertencias éticas y de bienestar animal. Investigaciones periodísticas y revisiones académicas señalan cuellos de botella conocidos de la clonación: bajas tasas de éxito, necesidad de múltiples hembras donantes y portadoras, y más intervenciones hormonales y quirúrgicas que en la cría convencional, con el consecuente impacto en bienestar. Wired sintetizó estas críticas —y la opacidad de datos agregados— en un reportaje que se ha convertido en lectura de referencia para profanos; otras piezas en prensa generalista han conectado la moda de clonar con el dilema moral de pagar por "copias" mientras los refugios se saturan.

También hay un giro empresarial que explica por qué oímos más sobre clones en 2024-2025: la integración vertical. La compra de ViaGen por Colossal situó bajo el mismo paraguas a quien comercializa clonación de mascotas y a quien capta titulares por su ambición de "resucitar" especies; es un matrimonio que asegura músculo financiero, marketing y capacidad de I+D para escalar el servicio —y que, de rebote, normaliza culturalmente la práctica. El caso Brady, por ejemplo, llegó acompañado de esa nota corporativa de fondo.

Alternativas y veredicto práctico

Mientras tanto, la ciencia "alternativa" para alargar la vida canina avanza por vías con más evidencia potencial y menos dilemas éticos. La biotecnológica Loyal ha logrado del regulador veterinario de la FDA un hito ("reasonable expectation of effectiveness") para una píldora diaria destinada a prolongar la vida saludable de perros sénior, y prepara estudios grandes con la vista puesta en mercado; su plan para razas grandes, mediante modulación de IGF-1, también progresa. Son enfoques farmacológicos —no genéticos— que, si logran demostrar seguridad y eficacia, podrían ofrecer a muchos dueños lo que en realidad buscan cuando se plantean clonar: más años de calidad con su compañero.

Con todo, el veredicto práctico hoy es menos glamuroso y más prosaico. Clonar es viable y cada vez más accesible para rentas altas, pero no devuelve al mismo animal; produce un cachorro genéticamente idéntico cuyo temperamento será una incógnita, exige un andamiaje reproductivo intensivo y traslada parte del coste —biológico y ético— a hembras donantes y gestantes. Para quien atraviesa un duelo, conviene pedir frialdad a los números y asesoramiento independiente: entender el procedimiento, preguntar por tasas de éxito y complicaciones, valorar alternativas (adopción, tratamientos de longevidad basados en evidencia cuando lleguen), y recordar lo básico: el vínculo no se clona.