Un hombre ha resultado herido este domingo tras sufrir el ataque de un tiburón en aguas cercanas a Fuerteventura, a aproximadamente dos millas de la costa oeste de la isla. La víctima, que practicaba paddle surf, recibió una mordedura en la pierna tras ser embestido por el escualo, aunque logró regresar por sus propios medios a tierra firme. El incidente ha sido confirmado por fuentes de Antena 3 Noticias y medios locales, y ha generado una ola de preocupación entre bañistas y aficionados a los deportes náuticos.
Ha sido una mordida de la que se recupera el bañista con normalidad
La tabla del deportista presenta daños visibles, lo que sugiere un ataque directo al objeto flotante, una conducta que expertos marinos atribuyen a la confusión del tiburón, que pudo haber percibido la silueta de la tabla como la de una presa. En estos contextos, surfistas y practicantes de paddle surf resultan más vulnerables, al replicar con sus movimientos el perfil de tortugas, peces grandes o incluso focas, presas habituales en otros ecosistemas donde habitan grandes tiburones.
Aunque el susto fue considerable y las heridas requerían atención sanitaria, el afectado está fuera de peligro. No obstante, las autoridades han recordado que la presencia de tiburones en las costas canarias es habitual, especialmente especies como el tiburón martillo o el tiburón ángel, aunque los ataques a humanos siguen siendo extremadamente infrecuentes. Según el Archivo Internacional de Ataques de Tiburones del Museo de Historia Natural de Florida, hasta junio de 2024 se habían registrado solo seis ataques en el archipiélago y 13 en toda España desde que existen registros. Solo uno fue mortal, en 1902.
Desde las instituciones científicas y de conservación se ha insistido en no alimentar el alarmismo. Los tiburones desempeñan un papel clave en el equilibrio ecológico marino, regulando poblaciones y garantizando la salud de los ecosistemas. Algunas de las especies que habitan en aguas canarias están incluso catalogadas como vulnerables o en peligro de extinción, y los expertos subrayan que la interacción con humanos suele ser accidental y no predatoria.
Tras el incidente, las autoridades marítimas han emitido una recomendación de precaución para navegantes y bañistas, sobre todo en zonas alejadas de la costa o con poca visibilidad, aunque no se ha restringido el acceso a playas. En paralelo, científicos marinos estudian las condiciones del entorno para determinar si el comportamiento del animal responde a patrones identificables.