El Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 ha propuesto un decreto para reducir la tasa de obesidad infantil en España, que actualmente supera el 36%, especialmente en familias de rentas bajas.
La medida principal es la regulación de los comedores escolares, que incluye la prohibición de productos azucarados como bollería, refrescos y bebidas energéticas en las máquinas de ‘vending’ y cafeterías de los colegios e institutos. Esta propuesta aún debe pasar por el Consejo de Estado y ser aprobada por el Consejo de Ministros, lo que podría modificar algunos aspectos. Se trata de un esfuerzo del ejecutivo por promover hábitos saludables recomendados por nutricionistas.
España impulsa una ley que prohíbe la venta de bebidas energéticas y bollería industrial en centros educativos
El decreto, como explican en medios como El País, busca restringir los alimentos y bebidas que no cumplan con criterios nutricionales saludables, eliminando aquellos que superen los cinco gramos de azúcar por porción, o que contengan altos niveles de grasas o sal. Además, se incluirán restricciones a las bebidas energéticas, que los expertos desaconsejan en menores de edad.
También se prohibirá que las máquinas expendedoras ofrezcan productos insanos y se limitará su instalación en zonas accesibles a los alumnos de infantil y primaria. Asimismo, los comedores escolares deberán reducir las frituras, usar aceites recomendados y aumentar el consumo de frutas y verduras.
Estas regulaciones se basan en los estándares de organismos internacionales como la OMS y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que fijan límites para la ingesta de grasas, azúcares y sal. El propio ministerio de Consumo alertó en febrero sobre la necesidad de aplicar estas medidas, tras los resultados del informe del Plan Nacional de Control Oficial de la Cadena Alimentaria, elaborado por la AESAN. Este estudio, basado en más de 5000 inspecciones a colegios de 14 comunidades autónomas, reveló que un tercio de los comedores escolares en España ofrecen demasiadas frituras y pocas verduras.
En los centros de secundaria con máquinas de ‘vending’, casi el 70% incumplen los criterios nutricionales, mientras que en las cafeterías el porcentaje es aún mayor, alcanzando el 74,4%. Esta tendencia es preocupante: si en 2021 el cumplimiento era del 57%, en 2022 bajó al 37,5% y en 2023 se situó en el 31,9%, lo que significa que solo uno de cada tres centros educativos cumple con los estándares establecidos.
Si el decreto se aprueba como está, se limitará el valor energético de las porciones envasadas a 200 kilocalorías, tal y como recomienda la OMS. Esto significa que los productos de las máquinas de ‘vending’ no deberán exceder las 200 kilocalorías por porción. Además, las grasas no podrán superar el 35% de las kilocalorías, lo que equivale a un máximo de 7,8 gramos de grasa por porción, y las grasas saturadas deberán estar por debajo del 10%, con un límite de 2,2 gramos.
Los azúcares añadidos también se limitarán al 10% de las kilocalorías totales, es decir, a un máximo de 5 gramos por porción de 200 kilocalorías. Por último, la sal no podrá superar los 0,5 gramos. El Ministerio de Consumo también continúa con el estudio Aladino, que mide la obesidad infantil en niños de seis a nueve años. A pesar de una ligera disminución de la tasa de obesidad en los últimos años, la situación sigue siendo preocupante. Este decreto busca frenar la obesidad infantil, mejorando los hábitos alimenticios en los centros educativos.