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Las escenas de sexo de The Good Girl fueron una tortura para Jake Gyllenhaal

El actor protagonista de Donnie Darko ha confesado que debido a su enamoramiento por Jennifer Aniston lo pasó mal rodando las escenas "subidas de tono".

Rodar las escenas de sexo no siempre es tan fácil como parece en el mundo del cine. Así por lo menos lo ha dejado claro Jake Gyllenhaal, uno de los protagonistas de The Good Girl. En dicho largometraje, el actor que marcó un antes y un después con Donnie Darko, tuvo que compartir papel protagonista con Jennifer Aniston, mayormente conocida por su papel en Friends como Rachel Green.

Gyllenhaal ha confesado durante su participación en The Howard Stern Show que estuvo enamorado de Aniston durante algún tiempo y eso hizo, de entre otras cosas, que filmar las secuencias de sexo en The Good Girl fuera una verdadera tortura para el actor. "Rodar las escenas de sexo fue una tortura. Pero tampoco fue una tortura. Quiero decir, vamos, fue una mezcla de ambos", explica Gyllenhaal (aunque entre risas, todo sea dicho).

Además, también da ciertos detalles sobre cómo se estructura el set y cómo se preparan esa secuencias tan delicadas: "Las escenas son incómodas porque tal vez hay 30 o 50 personas mirando. Y eso no me pone. Es extrañamente mecánico. Y también es un baile, estás haciendo una coreografía para la cámara. Puedes entrar en la escena, pero es como una secuencia de lucha, tienes que coreografiarla".

Una experiencia complicada

Pero el problema principal como decíamos al inicio, no viene dado por cuántas personas estén en el set de rodaje o que sea mecánico, sino por el hecho de que Gyllenhaal estaba colado por Aniston. O así por lo menos lo declara él mismo: "He tenido un crush con ella durante años. Y trabajar con ella no fue fácil, fue... Eso es todo lo que voy a decir. Fue encantador. No fue difícil. Eso diré".

Para suavizar la situación, eso sí, los actores usaron el viejo truco de la almohada, que consiste en poner entre los dos intérpretes un cojín para evitar que estos entren en contacto físico en ningún momento. Algo que desde luego le vino como un guante Gyllenhaal.

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