La fiebre de los directos en plataformas como Twitch o Kick ha convertido a Japón en uno de los destinos favoritos de los creadores de contenido. Sus calles, templos y transportes públicos se han transformado en escenarios para miles de emisiones en directo que buscan fusionar entretenimiento y choque cultural. Sin embargo, esta tendencia también ha generado un creciente rechazo social en el país, donde cada vez son más habituales las quejas contra streamers extranjeros que alteran la tranquilidad de los espacios públicos.
El último episodio que ha desatado la polémica involucra al creador español Kelton_g, quien realizaba un directo en Kick cuando protagonizó un incidente en el metro de Tokio. En el vídeo, que se viralizó rápidamente, se le ve empujando a un anciano japonés tras un breve intercambio de palabras. El clip recortado, que circuló con fuerza en redes sociales, desató una ola de indignación y peticiones de deportación inmediata contra el streamer.
Choque cultural en espacios públicos
Sin embargo, versiones más largas del mismo directo aportan matices. En ellas se aprecia cómo el anciano habría tocado en varias ocasiones la cara de Kelton y le habría increpado por ocupar un asiento reservado a personas mayores y embarazadas, pese a que el vagón estaba prácticamente vacío. Fue tras este contacto físico cuando el español respondió con un empujón que, aunque leve en apariencia, resultó ser el desencadenante del escándalo.
El propio Kelton_g ofreció su versión de los hechos a través de Instagram, donde admitió que su reacción no fue la más adecuada, pero insistió en que actuó en defensa propia. "El caballero fue grosero conmigo e intentó golpearme tres veces. Mi comportamiento no fue el más correcto, pero no fui yo quien inició la confrontación", aseguró. También mostró una foto junto a agentes de policía, indicando que estos comprendieron que él no había comenzado el altercado.
Contexto y explicaciones
A pesar de su defensa, las consecuencias no se hicieron esperar: Kick decidió suspenderle la cuenta de manera indefinida, aunque todavía no está claro cuánto tiempo durará la sanción. La polémica ha vuelto a poner sobre la mesa la relación complicada entre Japón y los creadores de contenido extranjeros, algunos de los cuales ya han sido señalados públicamente en listas informales elaboradas por ciudadanos cansados del comportamiento disruptivo de ciertos streamers.
El caso Kelton_g ilustra cómo un gesto captado en directo puede escalar hasta convertirse en debate global en cuestión de horas. Lo que para el streamer era un simple incidente se ha transformado en un choque cultural amplificado por las redes y en un recordatorio de que la exposición constante tiene costes que van más allá del mundo digital.