Gary Dourdan fue uno de los rostros más reconocibles de la televisión en los 2000 gracias a CSI: Las Vegas. Durante nueve temporadas interpretó a Warrick Brown, un analista brillante con un problema de ludopatía que se convirtió en uno de los favoritos del público. Sin embargo, el destino del personaje acabó marcado por la misma oscuridad que acechaba al propio actor: la ficción terminó matándolo tras la negativa de Dourdan a firmar un nuevo contrato.
Los peligros de la fama
Lejos de consolidarse como un trampolín, el final de CSI coincidió con el inicio de una espiral autodestructiva.
Lejos de ser un impulso, el final de CSI supuso el inicio de turbulencias personales. En abril de 2008 fue arrestado por posesión de cocaína y éxtasis —aunque en la práctica el juicio concluyó con un programa de rehabilitación en lugar de prisión—. En julio de 2011 protagonizó un accidente automovilístico y una nueva detención relacionada con drogas, y en noviembre fue nuevamente arrestado por un delito grave al quebrar la nariz de su pareja, quedando condenado a cinco años de libertad condicional y obligado a terapias de violencia doméstica.
Al año siguiente, entre deudas millonarias, se declaró en bancarrota. Reconoció que debía casi dos millones de dólares y que apenas contaba con ingresos estables en Hollywood. Aquel golpe económico terminó de sellar su imagen pública: de estrella internacional pasó a ser un ejemplo de cómo la fama puede desmoronarse en apenas unos años.
Su relación con España
Además de sus altibajos personales, al actor le atrajo España. Declaró en varias ocasiones su deseo de tener una residencia en Ibiza, donde pasaba largas temporadas. Precisamente allí se le vinculó sentimentalmente con una joven española, María del Álamo, madrileña, con quien Dourdan mantuvo una relación en 2008.
Su vínculo con María generó cierta atención mediática: en marzo de 2010 la policía intervino en su domicilio de Venice (California) tras un altercado, y fue ella quien fue detenida por un cargo de agresión doméstica.
Sin embargo, la carrera del actor no se extinguió por completo. Aunque ya lejos de las grandes producciones estadounidenses, Dourdan comenzó a aparecer en títulos rodados en Europa y el norte de África, como la cinta búlgara All She Wrote o el thriller marroquí La negociadora. También tuvo pequeños papeles episódicos en series como And Just Like That, la secuela de Sexo en Nueva York.
En 2021 protagonizó una película cuyo título parecía hablar directamente de su vida: Tiempo de redención. El filme, sin gran repercusión comercial, simbolizó el intento del actor por reconectar con el público y con un oficio que lo había convertido en estrella global. Un gesto más personal que industrial, pero cargado de significado.