Un equipo de investigadores españoles ha logrado un hallazgo geodinámico que desafía la percepción clásica de la Península Ibérica como un bloque terrestre estático: la península está girando, aunque de manera extremadamente lenta, en el sentido de las agujas del reloj.
El descubrimiento, basado en una combinación innovadora de datos sísmicos y observaciones satelitales, abre nuevas perspectivas sobre la tectónica regional y aporta información crucial para entender los riesgos sísmicos en el suroeste de Europa.
Científicos españoles confirman que la Península Ibérica gira lentamente en sentido horario
Dirigida por el geólogo Asier Madarieta-Txurruka, del grupo Water Environmental Processes (HGI) de la Universidad del País Vasco (EHU), la investigación se publicó recientemente en la revista Gondwana Research. El estudio analiza cómo las placas tectónicas Eurasiática y Africana se deforman y comprimen en una de las zonas más complejas del Mediterráneo occidental, especialmente en el sur de la península, donde la frontera entre ambas placas es difusa y está marcada por múltiples estructuras activas.
Para ello, los científicos emplearon más de 2000 soluciones de mecanismos focales de terremotos y datos de aproximadamente 650 estaciones GNSS -una tecnología avanzada similar al GPS-, capaces de medir deformaciones de apenas milímetros a lo largo de más de veinte años. Estos análisis permitieron identificar un patrón claro de rotación hacia la derecha, con una tasa estimada de entre 0,1 y 0,2 grados por millón de años: un movimiento imperceptible a escala humana, pero relevante desde el punto de vista geológico.
El estudio resalta el papel del arco de Gibraltar, una región tectónica que conecta las Cordilleras Béticas en el sur de España con las montañas del Rif en el norte de Marruecos. Al este del Estrecho de Gibraltar, parte de la presión entre placas se absorbe por la corteza del arco; al oeste, el empuje directo entre la placa Ibérica y la Africana genera tensiones que, con el tiempo, empujan la península hacia el suroeste, provocando su giro en sentido horario.
Más allá de confirmar este curioso movimiento, los datos geodinámicos ofrecen a los investigadores una herramienta para identificar fallas activas aún no cartografiadas y mejorar la evaluación del riesgo sísmico en áreas históricamente afectadas por terremotos, como el suroeste de la península y el golfo de Cádiz. Este hallazgo no solo redefine la geología de la región, sino que también aporta claves para la seguridad y planificación frente a futuros eventos sísmicos.
Aunque la rotación descubierta es extremadamente lenta y no afecta la vida cotidiana, refleja cómo la vasta escala de los procesos tectónicos sigue moldeando el planeta, incluso bajo territorios que parecen estables y fijos.