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Alarma y preocupación en EE.UU. por una crisis de empleo: la IA ya se ha quedado con el 13% de los trabajos de la generación Z

Si las previsiones se cumplen, la generación Z podría convertirse en la primera en décadas con peor acceso al empleo que sus padres.

El mercado laboral estadounidense se ha convertido en un laboratorio global sobre cómo la inteligencia artificial (IA) está transformando el empleo. Los primeros indicios no son alentadores, especialmente para los jóvenes de la generación Z, que ya afrontan un panorama laboral más inestable y competitivo que cualquier otra generación reciente.

Un nuevo informe de Goldman Sachs, difundido por Fortune, advierte de que este grupo será el más perjudicado por la automatización: aunque la economía de Estados Unidos continúa creciendo, los puestos de entrada y formación desaparecen a un ritmo acelerado.

Según el informe, el país actúa como el "canario en la mina" del impacto de la IA, ya que concentra más de 1,2 millones de empresas que emplean inteligencia artificial en alguno de sus procesos. Esta adopción masiva está generando una nueva paradoja: una economía boyante en términos de PIB, pero con una desaceleración en la creación de empleo, especialmente en los sectores donde solían iniciarse los recién graduados. La tendencia es clara: las empresas estadounidenses están logrando aumentar la productividad sin ampliar plantilla, desplazando las tareas de iniciación profesional hacia sistemas automatizados y algoritmos de aprendizaje automático.

Un "canario en la mina" para la automatización

Los economistas David Mericle y Pierfrancesco Mei, autores del informe, advierten de que el país atraviesa un escenario de "crecimiento sin empleo", donde la riqueza agregada no se traduce en oportunidades laborales. Investigaciones de la Universidad de Stanford respaldan este diagnóstico: los jóvenes de la generación Z tienen un 13% más de dificultad para acceder a su primer trabajo en comparación con cohortes anteriores, incluso en contextos de expansión económica. En la práctica, esto significa que los empleos de aprendizaje —aquellos que antes servían de entrenamiento para adquirir experiencia— están siendo absorbidos por herramientas de IA, lo que impide a los nuevos trabajadores ganar las habilidades clave que luego les permitirían ascender.

El informe "2025–2026 Hiring Benchmark Report", elaborado por Criteria, añade un dato preocupante: el 92% de los responsables de recursos humanos cree que los jóvenes no están preparados para las exigencias actuales del mercado laboral. La contradicción es evidente: aunque la generación Z es la más familiarizada con la tecnología, las empresas demandan perfiles altamente cualificados y con experiencia real, algo que estos jóvenes no han tenido la oportunidad de acumular. En consecuencia, se enfrentan a un doble muro: las máquinas ocupan los puestos de entrada, y los cargos intermedios exigen una trayectoria que aún no han podido construir.

La trampa de la experiencia en la era IA

Este fenómeno está provocando una desconexión histórica entre productividad y empleo. Mientras la inteligencia artificial impulsa la eficiencia y reduce los costes, los datos de creación de nuevos puestos se estancan o incluso retroceden. Goldman Sachs apunta que, fuera del sector sanitario, la creación de empleo en Estados Unidos es "débil, nula o negativa". La explicación es sencilla: las compañías han optado por automatizar tareas repetitivas y reducir la dependencia del trabajo humano, transformando la estructura laboral hacia una pirámide mucho más estrecha en su base, con una base menguante de trabajos de entrada.

El analista Joseph Briggs, también de Goldman Sachs, alerta de que la situación podría empeorar en caso de una recesión. Según sus cálculos, "las consecuencias totales de la IA para el mercado laboral no serán visibles hasta que llegue una contracción económica". Entonces, los trabajadores jóvenes serían los más vulnerables a los despidos, por su escasa experiencia y su menor capacidad de negociación. De hecho, aunque las cifras actuales no muestran una ola masiva de despidos como la de 2023, tampoco se observan nuevas vacantes, configurando un mercado estancado para quienes intentan incorporarse por primera vez.

Productividad al alza, empleo en pausa

El sector tecnológico, que durante una década fue sinónimo de oportunidades, refleja ya esta tensión. Según Briggs, más del 3% de los jóvenes de entre 20 y 30 años empleados en tecnología han perdido su trabajo en lo que va de año. Las grandes corporaciones como Microsoft, Google o Meta han reducido personal en áreas consideradas prescindibles, sustituyendo a los recién llegados por ingenieros veteranos con más experiencia y especialización en inteligencia artificial. En otras palabras, el motor de la innovación se ha convertido también en su filtro más severo.

Los economistas advierten que el problema no es la tecnología en sí, sino la falta de mecanismos de transición. Si los gobiernos y las empresas no invierten en formación técnica avanzada y políticas de empleo adaptadas al nuevo contexto digital, la brecha generacional podría ampliarse. En paralelo, las nuevas oportunidades que surgen —desde la ingeniería de prompts hasta la supervisión de algoritmos éticos o la gestión de datos sintéticos— requieren una formación que las universidades y los centros educativos aún no están ofreciendo de manera generalizada. Sin esa inversión, la brecha de acceso se profundizará.