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Adiós a la superpoblación mundial: China pierde población y el relevo generacional solo se sostiene en estos países

63 países ya han pasado su cénit, 48 más lo harán de aquí a 2054, y el planeta crecerá hasta mediados de los 2080 antes de estabilizarse.

La demografía acaba de mover de nuevo el tablero. La revisión 2024 de World Population Prospects confirma que 63 países —entre ellos China, Alemania y Japón— ya alcanzaron su pico de población antes de 2024 y han entrado en declive. Y no son los últimos: otros 48 cruzarán su máximo entre 2025 y 2054, un bloque que, sumado, representa el 10% de la población mundial.

A escala global, la ONU dibuja una curva que sigue creciendo durante 50–60 años hasta un techo de ~10.3 mil millones en la mitad de la década de 2080; a partir de ahí, descenso gradual hasta ~10.2 mil millones en 2100. No es un "cisne negro": es el escenario central con el que trabajan hoy estadísticas oficiales, censos y encuestas en 233 países y áreas.

China: del boom al ajuste demográfico (y económico) permanente

El caso China resume el giro de época: empezó a encoger en 2022 y encadenó 2023 y 2024 con caídas —1,408 miles de millones al cierre de 2024—, con la fertilidad en mínimos, envejecimiento acelerado y una fuerza laboral que se contrae. Los efectos son de manual: menos consumo interno, escasez de mano de obra y más presión sobre pensiones y sanidad, lo que empuja a automatización y a un debate hasta ahora tabú: abrir la puerta a inmigración selectiva. Las agencias y los demógrafos coinciden en que revertir el patrón exigiría cambios estructurales de calado; de momento, las medidas pronatalistas tienen impacto limitado.

Mientras tanto, India consolidó en 2023 el sorpasso y seguirá creciendo algunas décadas antes de estabilizarse. El gran motor del siglo XXI, con todo, es África: la ONU estima una población cercana a 2.5 mil millones en 2050 (≈una cuarta parte del mundo), con bases muy jóvenes que, si se traducen en educación, empleo y salud, pueden convertirse en bono demográfico; sin esas palancas, el dividendo se evapora. El caso Nigeria —llamado a escalar al "top 4" mundial— ilustra la ambivalencia: esperanza de vida en torno a 55 años y enormes márgenes de mejora en mortalidad evitable, a la vez que un potencial económico considerable.

Envejecimiento: la variable que tensiona a las economías ricas

La foto no es solo de tamaños, sino de edades. La ONU proyecta que en la segunda mitad de los años 2070 habrá más personas ≥65 que menores de 18; es decir, más pensionistas que niños. La consecuencia para Europa, Asia oriental y Norteamérica es clara: productividad y tecnología para sostener el Estado del bienestar… o migración. La "gran corrección" demográfica ya obliga a repensar mercados laborales, sistemas de cuidados y modelos fiscales en países cuyo crecimiento —con menos población activa— dependerá cada vez más de capital humano y robotización.

La migración internacional deja de ser una válvula de emergencia para convertirse en mecanismo de equilibrio estructural: naciones envejecidas que atraerán talento joven y países con exceso de oferta laboral que buscarán salidas ordenadas. La literatura de la ONU y la OIM ya lo recoge como variable estratégica que reconfigurará políticas migratorias, alianzas y cadenas de valor. La pregunta no es si habrá más movilidad, sino quién la gobernará mejor para convertirla en productividad (países receptores) y en remesas, inversión y retorno cualificado (emisores).

Qué mirar de aquí a 2050

Tres indicadores dirán si el mapa cambia:

  • (1) la velocidad a la que baja la fecundidad en África
  • (2) la capacidad de China para amortiguar su descenso con productividad e inmigración selectiva
  • (3) el paso de países ricos de migraciones reactivas a diseños proactivos (cuotas por sectores, reconocimiento de títulos, visados ágiles).