Soy una Matagigantes, cuando enfrentarse a un gigante es el menor de tus problemas

Hace una semana reseñábamos No lo habrás jamás, la última obra de Ken Niimura. Poco después Norma Cómics ha sacado la reedición de la que, probablemente, sea su obra más famosa: Soy una matagigantes. Una obra, guionizada por Joe Kelly, que ha dado la vuelta al mundo y que ha tenido una adaptación cinematográfica. Nominada a los Premios Eisner en la categoría de Mejor obra para público adolescente y ganadora del Premio Internacional del Manga en Japón, se trata de una obra que aborda un tema que no se suele dar en el cómic juvenil muy a menudo y lo hace con muy buena mano.

Bárbara Thompson es una niña de 10 años aficionada a Dragones y Mazmorras. Su afición por el juego de rol y en concreto su obsesión por los gigantes ha hecho que sea “la friki” de su colegio lo que conlleva a que reciba las burlas y abusos de otros compañeros y compañeras. Pero resulta que Bárbara puede ver algo que los demás no ven: los augurios oscuros que avisan de que se avecina una catástrofe.  Esta catástrofe no es ni más ni menos que la llegada de uno de los titanes, uno de los gigantes más grandes y peligrosos, y Bárbara, quien se autodenomina “Matagigantes” se prepara para derrotarlo. Para ello, además de las trampas que pone cerca de su casa, cuenta con su arma secreta: Su martillo Coveleski, que guarda a buen recaudo en su bolso.

Hasta aquí ya daría para hacer un cómic bastante interesante, pero frente a esto que nos plantea se encuentra la familia de la protagonista, quienes están preocupados por que viva en un mundo mágico y alejado de la realidad. Lo mismo que opinan, claro, los profesores del colegio y en concreto la nueva psicóloga quien se preocupa por ella y trata de descubrir que es lo que le ocurre.

Es fácil imaginar que esta es una de esas historias donde se encuentran la fantasía y la realidad y, si bien es cierto, Soy una matagigantes lleva esto un poco más lejos. Joe Kelly hace un gran trabajo empezando in media res para que el lector se encuentre con todo ya montado sin explicación alguna. A partir de ahí el guion va jugando con la idea de lo real y lo imaginario. El lector puede sospechar que hay algo de fondo, algo oscuro que no está viendo, pero que se mantiene presente durante toda la historia hasta su desenlace. Algo que se manifiesta en la casa de la protagonista, que no se atreve a subir al piso de arriba. Pero a la vez consigue hacer dudar al lector sobre si lo que ve es real o no. ¿Es solo la imaginación de la niña? ¿Eso que ve está ahí de verdad? Son dudas que incluso una vez terminado el cómic quedan abiertas a la interpretación libre de cada uno lo que hace que la lectura sea aún más gratificante.

El tema que subyace a todo, y que no mencionaremos para no destripar a nadie la sorpresa, está muy bien tratado. Los estereotipos en los que se basan la mayoría de personajes facilita la tarea de empatizar con la niña y con prácticamente todos los personajes del relato, a excepción de Taylor y las otras niñas que acosan a Bárbara. Es emotivo, triste, pero sin caer en el drama y a la vez esperanzador de cierta manera y deja un buen poso y un mensaje muy claro al final.

Cabe destacar el dibujo de Niimura quien no ha escatimado a la hora de dotar a los personajes de una gran expresividad. Se nota el mimo y el trabajo que le ha puesto para desarrollar las personalidades de cada una de las figuras que aparecen en cada página, hasta los personajes de fondo parecen tener una personalidad propia. Además, y a diferencia con los relatos que podíamos leer en No lo abras jamás, el dibujo está nutrido con muchos más detalles y con fondos más trabajados. Pero lo que más destaca sin duda es en la habilidad para reflejar algunos sentimientos y el manejo de un timming perfecto en las viñetas para que no repercuta en el ritmo y hacer que la historia llegue al lector.

Soy una Matagigantes es un cómic juvenil, sí, pero uno que no entiende de edades. Contiene una de esas historias que llegan a cualquiera independientemente de su condición. Porque Bárbara se enfrenta a gigantes que le hacen la vida más difícil, porque piensa que debe derrotarlos sola y que nadie la va a entender o se van a reír de ella, porque tiene miedo del enfrentamiento final… y eso, aunque parezca extraño, es algo que nos une a ella. Eso es lo que hace de Soy una Matagigantes un cómic mucho más especial de lo que parece al principio. Tanto si es fantasía como si no lo es Joe Kelly y Ken Niimura han conseguido transmitir algunos sentimientos, algunas formas de enfrentarse a la vida de manera muy personal y viva. La simbiosis entre estos dos autores es algo difícil de conseguir, una combinación magistral que merece la fama que le precede, y más con una historia como esta. Un magnífico trabajo narrativo que consigue llegar al lector con una facilidad pasmosa y que no solo enseña como derrotar a los gigantes, sino también a vivir la vida compartiéndola con quienes te rodean y atesorando los buenos momentos.

Título: Soy una Matagigantes
Guion: Joe Kelly
Dibujo: J. M. Ken Niimura
Color: J. M. Ken Niimura
Edición: Norma Cómics
Formato: Cartoné, 308 páginas 
Precio: 23,95 €