No lo abras jamás, leyendas sobre lo prohibido por Ken Niimura

Quienes comiencen a peinar canas quizás recuerden a Ken Niimura con nostalgia. De ascendencia hispano-japonesa, comenzó a destacar desde muy joven con sus primeras obras como Underground love (2001), Clockworld (2002) o Historietas (2005) entre otras obras. Así como también destacó por su trabajo de ilustración en la serie Japonés en Viñetas, libros didácticos para aprender la lengua japonesa, escritos por Marc Bernabé.

En 2008 publicó la serie I Kill Giants, conocida como Soy una Mata Gigantes en español, guionizada por Joe Kelly. Esta obra fue nominada a los premios Eisner, ganó el primer premio en el Premio Internacional de Manga Japón y tuvo su adaptación cinematográfica en 2017. Obra que, además, se reeditará en marzo.

Su último cómic, editado por Astiberri, titulado No lo habrás jamás es una recopilación de tres leyendas japonesas (Urashima Taro, Ikkyu-san y Tsuru no ongaeshi, La grulla agradecida). Estos tres cuentos han sido reinterpretados por el autor cambiando detalles y el desenlace de los mismos explorando un tema en común: La atracción por lo prohibido.

La primera historia, que da título al cómic, cuenta la historia de Taro, un niño amable y generoso dedicado a ayudar a su madre en el hogar y a pescar para llevar la comida a casa. Un día, mientras está pescando se encuentra a unos niños que están maltratando a una tortuga en la orilla y este la salva. Como agradecimiento la tortuga lleva al niño al Palacio del Dragón. Este palacio situado en el fondo marino es un sitio encantador lleno de diversión y de comida donde vive una princesa. Cuando finalmente el niño decide volver a su casa con su madre esta le entrega una caja que no debe abrir jamás.

Esta primera leyenda no habla solo sobre lo prohibido, sino también por el inevitable paso del tiempo (curiosamente de una manera muy parecida a una historia corta de Thorgal que se basa, a su vez, en una leyenda nórdica), y sobre la importancia de aprovechar el momento con tus seres queridos.

La segunda historia, titulada Nada es una historia algo más breve sobre dos aprendices de un monje. Este monje lleva un tarro cerrado y les prohíbe que lo abran, ya que contiene un veneno peligrosísimo que solo con olerlo podrían morir. Al día siguiente el monje se tiene que marchar del templo y el tarro queda al cuidado de los dos jóvenes aprendices quienes se ven tentados por la curiosidad.

Aquí nos encontramos con un tono mucho más humorístico que en las otras dos historias que habla sobre la curiosidad humana. Hace un muy buen trabajo narrativo a la hora de representar esta historia como una muñeca  rusa. Sin embargo, puede ser que al final, debido a la simplicidad de sus trazos y de como está contado pueda llevar a confusión, pero una vez salvado ese escollo la verdad es que es una historia muy redonda.

La última de las historias, La promesa, es la más extensa y cuidada de las tres. En ella Yohio, un joven y despistado leñador, se encuentra un día en el bosque a una grulla herida a la que ayuda. Tiempo después conoce a Tsuu, una joven misteriosa que, por culpa de una tormenta, acaba viviendo con él y finalmente se enamoran. Ella se dedica a tejer una tela de muy buena calidad para poder venderla en su pueblo, pero con la condición de que nadie puede verla mientras está trabajando bajo ninguna circunstancia.

Esta es sin duda la más compleja, puesto que aparecen más personajes y tramas que se van entretejiendo con la de los protagonistas. Habla de lo prohibido, si, pero también del egoísmo y la avaricia del ser humano. Destaca sobre todo en la parte final donde las escenas se narran de una manera magistral, con mucho movimiento y de manera muy impactante.

El dibujo de Niimura es sencillo y fluido. La influencia del manga aparece no solo en el estilo de dibujo (muy personal y alejado del manga mainstream) sino en la composición de las viñetas y como están narradas las historias. No hay muchos detalles, hay muchas viñetas sin fondos, pero cada una da toda la información que el lector necesita. No añade nada que no haga falta casi como si el autor hubiera hecho el dibujo por sustracción eliminando todo lo innecesario hasta dejar en la página solo los trazos necesarios para seguir la lectura. Es un dibujo dinámico que parece transmitir la diversión del propio autor mientras dibujaba cada página, a gusto con lo que estaba representando en ellas. El uso del color es sencillo, pero está usado de manera muy inteligente. Las tres historias están dibujadas en blanco y negro con excepción del color rojo que aparece en cada una para destacar el elemento central de la trama y añade dramatismo a la narración.

El resultado final es un gran tomo de 408 páginas que se leen “volando” porque el dibujo y el ritmo de cada una de las historias ayudan a ello. Está repleto de humor pero también de tristeza manejada con gran soltura. Ken Niimura hace que parezca fácil realizar algo así, como si un niño estuviera dibujando sus cuentos favoritos mientras se divierte sin importarle nada más, cuando por el contrario es un gran trabajo y para nada fácil de hacer. Un cómic muy disfrutable y reflexivo, que trata de la naturaleza humana, sin perder de vista el objetivo de entretener y hacer pasar al lector un buen rato.

Título: No lo abras jamás
Guion: J. M. Ken Niimura
Dibujo: J. M. Ken Niimura
Color: J. M. Ken Niimura
Edición: Astiberri
Formato: Rústica, 408 páginas a color 
Precio: 20,00 €