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El colosal cañón español que rivaliza con el de Colorado en EE.UU. : 10 km de paredes rojizas de hasta 50 metros de alto

Los mejores momentos para ir son al atardecer, cuando los colores se intensifican; conviene llevar agua y calzado adecuado, y respetar el entorno para que este hallazgo natural permanezca íntegro.

A poco más de veinte minutos en coche desde la ciudad de Teruel, surge un escenario que bien podría haber sido arrancado de las postales del oeste de Estados Unidos: el Cañón Rojo de Teruel, conocido también como la Rambla de Barrachina. Sus paredes rojizas, en torno a 50 metros de altura, se extienden a lo largo de aproximadamente diez kilómetros, lo que lo convierte en un rival español al icónico Grand Canyon de Arizona en cuanto al impacto visual. La propia prensa lo ha descrito como "la joya turolense que ofrece una imagen del Cañón del Colorado sin salir de España".

La geología del lugar cuenta una historia de millones de años. Formado a partir de margas y lutitas erosionadas por el viento y el agua, este cañón presenta una textura casi lunar debido a la escasa vegetación y a las tendencias áridas del entorno. Las formaciones verticales adquieren tonalidades intensas de rojo y naranja cuando el sol se inclina hacia el horizonte —un efecto que muchos excursionistas recomiendan para visitar.

Sendero fácil y sin masificación

A pesar de su grandiosidad visual, la ruta por el Cañón Rojo de Teruel es sorprendentemente asequible: los visitantes pueden recorrer unos dos kilómetros (ida y vuelta) sin dificultad significativa de desnivel. Lo que lo hace aún más atractivo para quienes buscan naturaleza sin masificación: en muchas ocasiones, el silencio del paisaje predomina y el visitante puede sentirse en soledad ante esa mole roja.

Aunque el tamaño del Cañón Rojo no se acerca al del Grand Canyon —con sus más de 400 km de largo y profundidades que superan los mil metros—, la analogía artística no es gratuita. Su litología y colorido recuerdan a las formaciones del suroeste de EE. UU., y en los medios se habla de "versión española del Cañón del Colorado". Además, se inscribe en el tipo de relieve conocido como "badlands", caracterizado por litología blanda y elevada erosión.

Paisaje a proteger

Este paraje no es solo un reclamo turístico, sino también un estudio abierto de la evolución paisajística: la acción conjunta del viento, el agua torrencial ocasional y la inclinación de los estratos han moldeado estas paredes rojizas.
Desde el punto de vista de la protección ambiental, aunque aún no goza del reconocimiento de gran parque natural, su valor paisajístico y geológico es creciente, lo que sugiere la necesidad de cuidar su acceso y uso para preservar sus características más singulares.

Para los lectores que planifiquen una ruta hasta este "gran cañón" español, conviene considerar ciertos aspectos: el acceso es sencillo desde Teruel, pero el aparcamiento es de tierra y el entorno puede presentar condiciones duras en verano por las altas temperaturas.