Análisis Indivisible, un RPG muy bonito y aventurero (PC, Switch, PS4, Xbox One)

Desde el principio Indivisible ha sido un juego muy prometedor, aunque no podemos negar que cuando los creadores de Skullgirls lo anunciaron en 2015 -y con financiación colectiva-, teníamos nuestras dudas. El paso de la lucha al rol podía ser muy arriesgado para Lab Zero Games, pero Indivisible se aprovecha de las fortalezas del equipo, ya sea la maestría con la animación o la acción frenética –aquí bajo una especie de sistema por turnos, pero mucho más ágil de lo habitual-.

En todas las oportunidades que hemos tenido para jugarlo el resultado ha sido siempre muy satisfactorio y la versión final es tal y como se intuía: un excelente RPG con un interesantísimo sistema de combate, plataformas, un poco de exploración metroidvania y un apartado audiovisual redondo, envuelto en esa inspiración al RPG 2D del nunca suficientemente reivindicado Valkyrie Profile de Square Enix.

Un viaje en busca de respuestas

De entrada vamos a decir que algunos aspectos, analizados con lupa e independientes del conjunto, podrían no estar a la altura del género. Uno de ellos es la historia, suficiente para una aventura, plataformas o juego de acción, pero que sabe poco si lo comparamos con los juegos de rol más puros –el citado Valkyrie Profile, por ejemplo-.

Tras una breve secuencia en la que vemos un combate contra un gran enemigo, el argumento avanza 16 años, con nuestra protagonista Ajna practicando las bases del combate. Esa mañana termina de manera cruel: la aldea es atacada por unos extraños enemigos que matan a todo el que se cruza en su camino. Momentos antes de morir, su padre se arrepiente de no haber contado todo sobre Ajna, una chica que además de valiente podemos ver que guarda algún tipo de poder especial.

A lo largo del viaje se irán uniendo más personajes que tendrán su papel en la lucha, pero esto deja ver que la narrativa es bastante plana. Los amigos se unen a nuestra causa prácticamente al instante, sin un gran trasfondo; no importa que sea una joven o un prisionero, todos ponen su vida en peligro casi sin motivo. Es cierto que el tono general es juvenil y que cada uno de los más de 20 compañeros tiene su personalidad –es lo que nos anima a querer ver más-, pero simplemente no podemos creernos los momentos dramáticos. Indivisible es un RPG por sus sistemas jugables, no por la profundad de la trama –lo cual, tampoco supone un problema grave-.

Un toque ligero de ‘metroidvania’

El propio equipo ha admitido que en algunas fases del desarrollo daba la sensación de tener dos juegos diferenciados en uno, aunque al final está todo cohesionado. Por una parte tenemos las plataformas y exploración metroidvania, lo que significa que no consiste en avanzar simplemente de izquierda a derecha: hay paisajes, abiertos o más similares a mazmorras, con pisos, habitaciones y recorridos un poco laberínticos.

No obstante, este diseño no es excesivamente complejo, así que no esperes unos mapas tan enrevesados que te harán mirar constantemente el mapa. La mayoría de rutas alternativas llevan a algún tipo de coleccionable o un enfrentamiento contra enemigos, pero tampoco hay excesivo backtracking o necesidad de volver atrás para descubrir nuevos secretos.

Lo que sí haremos es conseguir nuevos movimientos que den algún tipo de ventaja durante la exploración gracias a los personajes que se unen al equipo. Al principio Ajna lucha con puños, pero más adelante consigue un hacha con el que cortará unas barreras que antes estaban bloqueadas, o sirve para escalar verticales –esto se puede combinar con los saltos entre paredes-, de un arquero obtendremos la posibilidad de disparar flechas, de otro personaje una lanza, etc.

Aunque la parte de plataformas está ahí para dar un aire fresco a los tramos para espaciar las luchas y en las primeras horas peca de simple, también hay ciertos tramos en los que cobra protagonismo y se vuelve bastante exigente. No al nivel de Guacamelee!, pero sí lo suficiente como para que veamos picos de dificultad que demanden una buena memorización de saltos, rebotes y disparos en el aire. Uno de los aciertos de Indivisible es que equilibra bien el número de enfrentamientos con la exploración; puesto que no hablamos de un juego de acción al estilo Hollow Knight, abusar de oponentes frenaría el ritmo de juego.

El combate por turnos, la verdadera estrella

Indivisible realmente marca las diferencias con su sistema de combate, del que ya os hemos hablado en nuestras impresiones. En pantalla tenemos a cuatro personajes, cada uno asociado a un botón del pad, que van recargando sus ataques por tiempo –y según la velocidad que posee cada uno-. Si pulsas el botón ataca, pero combinado con direcciones realizas otro movimiento o un lanzamiento que eleva al enemigo.

¿Para qué sirve todo esto? Pues para ejecutar vistosos combos y machar al rival antes de que caiga al suelo. A medida que progresamos, cada personaje podrá acumular más ataques –representado por los botones sobre sus barras de vida-. A esto hay que sumar una barra que se va recargando y que facilita ejecutar una técnica especial de cada personaje –unas ofensivas, otras de recuperación de salud- o invertirlo en la curación y resucitación del grupo. La defensa también resulta muy importante, pues se premia pulsar el botón del personaje en el momento de recibir el impacto, y para los golpes de área –que pueden dañar a todo el grupo- hay otro que protege a los cuatro personajes.

Puede que todo esto invite a algunos jugadores a machacar botones sin sentido, pero la diferencia para sobrevivir contra los jefes más duros es planear bien los combos y saber cuándo conviene restaurar salud. Los enemigos son de estrategia variada, algunos aéreos –a los que Ajna por ejemplo no alcanza- que deben ser dañados por un compañero para que caigan, y otros disponen de un escudo que requiere una sucesión específica de ataques para romper la barrera. Quien domine estos sistemas terminará los combates en poco tiempo, y quienes no pueden eternizar cualquier duelo. Finalmente, muchos jefes interrumpen su batalla y entre las diferentes fases tenemos plataformas o pantallas en las que evitar algún peligro.

Las batallas de Indivisible se pueden definir por intensas. Estamos seguros de que encantarán a aquellos que están cansados de los lentos turnos clásicos. Eso sí, realmente son uno de los pocos elementos roleros del juego, pues el progreso está simplificado y no nos vamos a preocupar de conseguir nuevas armas, árboles de habilidades ni nada por el estilo. Hay un sistema de niveles y con los coleccionables –unas gemas- podemos aumentar el poder ofensivo y defensivo. Por suerte, la gran cantidad de personajes y sus especializaciones nos permite mucha flexibilidad a la hora de crear nuestro equipo, pero preferimos pensar antes en Indivisible como una aventura con combates de rol que en un auténtico RPG con plataformas.

Una película animada en movimiento

Lo primero que entra por los ojos es su apartado gráfico, que combina animación tradicional 2D de alta calidad con escenarios 3D. Es bellísimo tanto en exploración como en los combates, y no teme mostrar enemigos que ocupan media pantalla, constantes zooms sobre la protagonista o la batalla. Únicamente podríamos reprochar que algunas zonas no estén tan inspiradas –cuevas, por ejemplo- o que se eche en falta un poco más de vida en segundo plano, pero es prácticamente perfecto en su objetivo de dar una impresión de anime jugable. No por casualidad su introducción está creada por Studio Trigger y dirigida por Yoh Yoshinari -Little Witch Academia–.

La banda sonora no se queda atrás. Participa Hiroki Kikuta, compositor de la saga Secret of Mana, Koudelka y muchos otros títulos –principalmente de rol-, con unas melodías alegres como ya nos tenía acostumbrados en Atelier Escha & Logy, con un auténtico aroma retro que no muchos juegos logran.

Conclusiones

Dentro de lo notable que es Indivisible, habría que recalcar que no juega en la misma liga que otros RPG más puros ni ese es su propósito, lo cual le permite eliminar mucho relleno del género –tales como las misiones de recadero o caza- y que sus aproximadamente 20 horas de partida estén bien concentradas.

Utiliza el combate por turnos de manera inteligente –aunque no sea completamente original- para completar una aventura de plataformas artísticamente espectacular, adictivo y con un punto de dificultad justo que no duda en castigar al jugador que no se esfuerza en comprender sus mecánicas. En definitiva, Lab Zero Games consigue demostrar su versatilidad y talento en su primer juego alejado de la lucha. No podemos esperar más a ver su próximo proyecto.

Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 Pro con un código que nos ha proporcionado 505 Games.