Diez Cómics USA que deberían publicarse en España #10: ODY-C

El cómic independiente americano siempre ha tenido público en España y son pocas las veces en las que los lanzamientos que se publican en nuestro país no llaman la atención de nuestros lectores. De todas formas, y aún y a pesar del esfuerzo que hacen nuestras editoriales, hay que tener en cuenta la dimensión que tiene el mercado americano y la cantidad de nuevos títulos que se publican cada año. En muchas ocasiones, algunos pasan desapercibidos o quedan aparcados y aunque la calidad de muchos es indudable, no encuentran su oportunidad para ser publicados en nuestro país. Por eso, en Sala de Peligro hemos pensado que sería interesante destacar diez títulos que creemos podrían gustar mucho a los aficionados españoles y que todavía no han encontrado un hogar en España. Hoy, última entrega, con…

ODY-C

(Primera fecha de publicación: Noviembre de 2014-Image Comics)

“Una flipante versión con cambios de género de la Odisea de Homero a través del espacio en psicodélicas alas de ciencia ficción.”

Wired Magazine

Escoger una cita tan extraña como la de la revista Wired, no es una casualidad. ODY-C es un trabajo diferente, una apuesta por dos autores que llegados a un punto de su carrera podían arriesgar sin temor a la respuesta que su trabajo generase. ODY-C es descarada y deliciosamente bonita, pero no es para todos los públicos.

ODY-C es una serie de doce números que puede dar lugar a muchas interpretaciones. En uno de los trabajos con mayor compromiso social que ha escrito hasta la fecha, Fraction divide su versión de la Odisea de Homero en dos partes muy claramente diferenciadas y exhibe una nueva visión de la ya mencionada Odisea y otra de la Arabia de las mil y una noches.

La serie que según su escritor “va a ser el mejor cómic de Christian Ward que jamás exista”, es una herramienta en la que los dos artistas tienen absoluta libertad para hablar de política, diversidad y justicia social mientras, en un intento de producir su obra más épica, despedazan esa idea pre-concebida que tenemos de una odisea espacial. Es cierto que hay momentos durante ese proceso de construcción de “algo épico y diferente”, en los que tanto Fraction como Ward no consiguen convencer y el cómic se resiente. El principal problema de Ward parece más consecuencia de una fecha de entrega que no de su calidad como artista y es posiblemente el trabajo del escritor el que genere más motivo de queja. En su intento por crear algo tan grandioso, Fraction juega a ser Homero e intenta imitar el estilo de la obra original, introduciendo elementos más actuales y empleando un vocabulario que en ocasiones podría resultar soez. El resultado en ocasiones es satisfactorio, pero los momentos en los que Fraction te pierde con el texto son el único motivo por el que ODY-C no ha obtenido el reconocimiento que sus creadores posiblemente pensaban que tendría.

Tampoco os dejéis engañar.

Ody-C vale mucho la pena. No es un tebeo que busque ser leído en 5 o 10 minutos y eso juega en beneficio de los posibles desvaríos del escritor. Cada página de esta serie requiere una minuciosa atención del lector y permite que las palabras de Fraction vayan teniendo más sentido a medida que vamos deslizando la vista por la página. Es imposible querer leer a Fraction sin detenerte a observar el arte de Ward, pero una vez entendido el texto de Fraction, hay ocasiones en las que el trabajo de Ward en cada página adquiere una nueva perspectiva y denota la reciprocidad de ambos artistas a lo largo de esta serie.

Una versión de la Odisea con una tripulación totalmente femenina y ambientada en el espacio puede parecer una idea muy interesante en su concepción, pero en esta ocasión su presentación es a veces tan densa que llega a confundir. De todas formas, esta confusión no detiene al equipo artístico y, sin dar solución al primer arco, se embarca en un segundo volumen en el que dan un giro de 180 grados e introducen nuevos personajes bajo un entorno que recuerda más a las mil y una noches.

El mensaje de Fraction en esta ocasión es más áspero y directo, ajustándose a un argumento que se enfrenta sin miedo la cultura de la violación y que lleva a Ward a probar colores más oscuros pero sin dejar de lado las formas caleidoscópicas que ya explotaba con tanta habilidad en el primer volumen. Este es un segundo volumen que puede leerse sin necesidad de haber leído el anterior y que mantiene una cohesión en los elementos de diseño y narrativa. Por ese motivo y a pesar de su cancelación, ODY-C ha acabado siendo una ventana al universo más épico que Friction y Ward fueron capaces de imaginar y en el que la distinción entre sus historias nos ayuda a entender que la odisea que tenían en mente podría haber echado el ancla en cualquier puerto.

Aunque fue cancelado después de doce números y hay historias que carecen de final, este experimento visual y de narrativa contiene algunas de las mejores páginas y algunos de los textos más crudos que he podido leer en los últimos años. Es una obra que requiere paciencia, pero que sabe recompensarla.  

Equipo Artístico

Los creadores de esta serie son Matt Fraction y Christian Ward.

Matt Fraction es un escritor de 45 años nacido en Chicago y que empezó a trabajar en pequeñas editoriales como IDW, algo que posteriormente le llevaría a conocer a su actual mujer, la también escritora Kelly Sue DeConnik. Sus primeros trabajos incluyen su paso por 30 Days of Night para IDW,  la aventura de Nikola Tesla, Mark Twain y Bertha Von Suttner en The Five Fists of Science por la que fue nominado a los Eagle Awards y Casanova, el trabajo que publicó con Image  en 2.006 y que pide a gritos una nueva reedición. Entre sus títulos más destacados se encuentran: El invencible Iron Man, ganador del Eisner a la mejor nueva serie en 2.009, Ojo de Halcón por el que recibió varios premios incluyendo dos Eisner y dos Harvey Awards en 2.013 y 2.014 y Sex Cirminals, serie que acaba de terminar y que obtuvo dos premios Eisner en el año 2.014.

Christian Ward es considerado uno de los mejores dibujantes en activo y este año ha sumado un nuevo Eisner a su vitrina gracias al trabajo que ha hecho en Invisible Kingdom. Antes de dibujar ODY-C, era conocido por sus colaboraciones con Nick Spencer en The Infinite acation, con Kieron Gillen en Young Avengers y con el mismo Matt Fraction en The Time Ben Fell In Loe.

En ocasiones, el dibujo y el diseño de algunas obras se imponen al resto de elementos y provocan un rotulado que complica la experiencia del lector. Sin embargo, esta es una serie en la que todos los textos pueden leerse con comodidad independientemente del color de fondo o estilo de los mismos y eso es gracias a Chris Eliopoulos y a Dee Cunnife. Chris es un diseñador gráfico con muchos años de experiencia como rotulador y entre sus muchos trabajos destaca su paso por los 100 primeros números de Savage Dragon, los cuales hizo a mano en una época en la que prácticamente todo el mundo ya empezaba a emplear fuentes generadas por ordenador. Dee Cunnife es más conocido por sus labores con el color en series como Runaways o Redneck  pero en este caso realiza el trabajo de “flatter” (especialista que prepara las páginas –ya sea en tinta o en sketch- para el posterior trabajo de coloreado).

El diseño final corre a cargo de Ward y del Director de Arte Drew Gill.

Formato

Por mucho que le pese a los fans de Fraction, esta es una serie que destaca por el trabajo de Christian Ward y que podría encajar perfectamente en una edición de 400 páginas como la que editó Image en tapa dura y que incluía cerca de 60 páginas en extras. Aún y así, es cierto que la historia tiene dos volúmenes claramente diferenciados y la opción más cómoda para los lectores sería la de disponer de cada arco por separado pero manteniendo el tamaño que la edición en tapa dura de Image tenía. Es posible que ODY-C no sea del gusto de todos los aficionados a Fraction pero llamará mucho la atención de todos aquellos que busquen historias que experimentan con la narrativa visual.

Otros títulos parecidos que podrían publicarse

Matt Fraction es un escritor muy productivo y aunque hemos podido ver muchos de sus trabajos en España, tal vez sería un buen momento para aprovechar el lanzamiento de Satellite Sam (Dolmen) y recuperar la ya descatalogada Casanova o  publicar otros títulos más recientes como November o Adventureman.