En camisa de 11 varas #04 – Critica de Wonder Woman 1984, de Patty Jenkins y Gal Gadot

En camisa de 11 varas es la columna de opinión en Sala de Peligro de David Galán Galindo (@dggalin). Director de cine (su ópera prima, Orígenes Secretos, Netflix, es un thriller con superhéroes que fue nº1 en España y entró en el Top 10 mundial de la plataforma y que se basa en su propia novela homónima), guionista de programas de TV (‘Sé lo que hicistéis’, Buenafuente), cortometrajista con algunos de los trabajos más populares del medio (Hostiable, Curvas, Push Up)…

Pero él se presenta, lo primero, como “lector de cómics”. Y le gusta hablar de sí mismo en tercera persona. Y sacar a las figuritas de su caja.

Escribo esto medio en caliente, he visto la película hace un par de horas. Quizá cuando repose un poco las cosas mi opinión varíe un poco. A veces pasa. Yo salí de ver el ‘Dark Knight’ de Nolan habiéndome gustado mucho, pero sin ser consciente de haber visto algo histórico. Sólo repasando el film, degustándolo esta vez, como el que agita una copa de vino para apreciar el color y textura, fui consciente de la obra maestra que era. Por el contrario, recuerdo salir anonadado del Spiderman de Raimi, cegado de agradecimiento por haber visto en pantalla algo que nos habían prometido tantísimas veces que ya habíamos dado por supuesto que era una zanahoria colocada con un palo delante nuestro y que en realidad nunca existiría una película de Spiderman. Sólo revisionando el film después, pude apreciar un montón de cosas que, si bien no me impiden seguir amando la película como película de Sam Raimi (uno de mis directores reverenciados) me hacen sacarle una lista larga de peros como adaptación de Spiderman. La mayoría herencia de las ideas de James Cameron (al que adoro pero que se creía mucho más listo que Stan Lee y eso no mola). Por cierto, ya que sale el tema, hay varios planos y planificación de escenas en esta WW84 que me han recordado poderosamente al Spidey de Raimi. Me da la sensación de que Patty Jenkins se la ha estudiado al dedillo. Bien hecho. Por cierto, Jenkins es una directora cojonuda, que no pare de currar. Ganas de ver su incursión en Star Wars con el Rogue Squadron.

Pero estoy divagando, que diría Peter David. Toda esta parrafada inicial era para concluir que hablar de una película en caliente puede hacer que te detractes al enfriarte. Ahora que ya tenemos claro eso, vamos al lío.

Mi primer pensamiento respecto a WW84 es que los fans de la visión sombría de los superhéroes DC tienen que estar tirándose de los pelos. A las claras: esta peli es mucho más Disney que ninguna de las del Universo Cinematográfico Marvel. En tono, esta Wonder Woman 1984 está muchísimo más hermanada con el Superman de Richard Donner que con el Man of Steel de Zack Snyder. Infinitamente más. Y también la veo hermanada con el Batman de Tim Burton. Por supuesto, no en su paleta de colores, esta peli de Wonder Woman es unicornios lamiendo piruletas de arco iris y Batman es oscuridad. Pero sí en esa lógica cartoon de los personajes que tan bien se le daba manejar al gótico de Burbank. Un ejemplo: es inevitable ver similitudes en la presentación y evolución de la Selina Kyle de Michelle Pfeiffer y la Bárbara Minerva de Kristen Wiig. Incluso ambas se permiten momentos de slapstick de “uy, qué torpe soy” al principio para remarcar su cambio en eficaz felino después.

La película tiene un punto naif, inocente (vamos a ver: el conflicto es que hay un objeto que concede cualquier deseo, como la lámpara maravillosa) que va en dirección contraria a lo que muchos querrían para el Universo DC cinematográfico. Pero como dice Nóvaro en Orígenes Secretos: “sólo una sociedad enferma consideraría la inocencia un signo de debilidad”.

Segundo pensamiento. A mí la película me ha gustado mucho. Partamos de la base de que soy un lector de cómics clásico, y a mí ver a Maxwell Lord o Cheetah adaptados a la gran pantalla me hace ilusión. También ver volar a Wonder Woman. Sé que hay versiones no voladoras, pero mi Diana, la de George Pérez, surcaba los cielos que daba gusto. Y eso no quita para que SPOILER – Geoff Johns, y estoy seguro de que ha sido él porque es la típica cosa que le flipa, se las haya ingeniado para que Diana tenga su avión invisible, justificado, actualizado y con todo el sentido del mundo-FIN DEL SPOILER.

Una cosa que hace estupendamente la película es ampliar el mito de Wonder Woman. La retroalimentación de los superhéroes DC con otros medios ha sido siempre muy rica: la kriptonita se originó en un serial radiofónico, Harley Quinn fue creada en la serie animada de Bruce Timm… incluso fue gracias a los seriales de radio y la serie de los hermanos Fleischer que Superman empezó a volar, antes sólo daba saltos. Del mismo modo, creo que podemos empezar a acostumbrarnos a esta Wonder Woman que es capaz de balancearse por la ciudad como Peter Parker y hasta enganchar su lazo a los rayos del cielo. O usar su lazo para mostrar el pasado.

Se quejaba Alex Ross hace poco de que nadie le había dado un cheque por el uso de su armadura (diseñada para Kingdom Come) en la película. También estaba mosqueado por el uso del Superman de KC en la saga de Crisis en Tierras Infinitas del Arrowverso. Lo que no dice es que la película crea todo un background para ella. Uno magnífico, además. La historia de Asteria es una de las joyas de la película. Hasta ahora era sólo una armadura que molaba.

Sí es cierto, que un lector de cómics no puede dejar de lamentar que con la cantidad de historias concretas a adaptar se opte por una tan apócrifa. Lo cierto es que desde el momento que aceptamos que Diana vino a nuestro mundo en la primera Guerra Mundial y lleva oculta en nuestro mundo desde entonces, hay que ser conscientes de que poco se puede trasladar sin mil cambios. Esa “tontería”, con perdón, de que esté de incognito desde los años veinte hasta el 2016 (Batman v Superman) es un lastre. Supongo que en su momento parecía algo necesario, pero… es un tostón tener que justificarlo todo el rato. Me da pereza a mí como espectador, no quiero ni imaginar a los guionistas que tienen que lidiar con ello.

Maxwell Lord es trasladado a la gran pantalla con una historia casi antagónica a la de los cómics, dónde era el epítome del éxito empresarial. Aquí tiene un origen hispano y humilde (y si eso sirve para que lo interprete Pedro Pascal, yo lo doy por bueno) y las habilidades mentales que llegó a tener en los cómics de JLI (quizá fue el primer telépata al que vi sangrar por la nariz tras usar su poder… treinta años antes que a Eleven de Strangers Things) son ahora reconvertidas en el Jafar del final de Aladdin, cuando pide tener los poderes del genio.

Es curiosa la relación de Maxwell Lord y Wonder Woman… en los cómics eran dos personajes que apenas se habían cruzado hasta que ocurrió Crisis Infinita y aquella traición que tanto nos dolió a los fans de la JLI. Pero no quiero abrir viejas heridas si no constatar el hecho de que, ahora y para siempre, las leyendas de Maxwell Lord y Diana están conectadas. Nadie podría haberlo adivinado hace unos años…

Gal Gadot es un casting perfecto para Wonder Woman, lo era en las pelis de Snyder y lo es en las suyas. Ojalá la veamos con la tiara en la cabeza muchas más veces.

Un tema que no viene a cuento. He creído ver una obra de arte que simulaba Kirby dots o Kirby Krackles en el piso de Diana. Quizá soy yo que estoy obsesionado con los huevos de Pascua…

En resumen, que Wonder Woman es una peli muy disfrutable si vas con la mentalidad correcta (con que veas el tráiler, no engaña), que yo la he gozado, que la personita de siete años que iba conmigo la ha gozado incluso más y que no os vayáis de sala sin ver la escena post-créditos. Sólo hay una, por cierto, no esperéis hasta el final del todo que ya lo hice yo por vosotros y no hay nada, sólo el Muro de La Fuente.

Una última reflexión. Sabremos que hemos pasado de pantalla de verdad cuando la mayoría de homenajes de las pelis de Wonder Woman sean a los cómics y no a la serie de televisión.

Un abrazo, y yo me despido hasta 2021, así que feliz navidad, feliz año y ved Orígenes Secretos en Netflix. Sé que lo haréis porque fue el deseo que le pedí a Maxwell Lord.