“EL DON”: en la nueva obra de Isaac Sánchez, un gran poder conlleva una gran… repulsa

Este día 3 de diciembre por fin llega a los estantes de las librerías españolas El don, el nuevo trabajo de Isaac Sánchez publicado por Dolmen Editorial. Un volumen de 200 páginas que la editorial ya ofreció en preventa hasta el pasado 30 de noviembre en unidades limitadas y acompañado de una exclusiva lámina firmada por el autor. Sus fans –desde aquellos que disfrutaron con su debut, hace ya una década, en El regreso del hombre pez, o con su reciente trilogía Taxus, reunida en un álbum integral en 2019, hasta su legión de seguidores en redes sociales, donde además suele compartir en profundidad su proceso de trabajo– probablemente tuvieran esta fecha marcada con ganas en sus calendarios, pero lo cierto es que tanto el autor como la editorial se han encargado de que la naturaleza de la obra quede envuelta por un espeso halo de misterio y sorpresa, como dicen desde Dolmen, que probablemente no haga sino aumentar el hype de cualquiera que pose sus ojos sobre la breve sinopsis que nos ofrecen: Nadie sabe cómo empezó, ni de dónde surgió. Y sin embargo, está pasando. La sociedad se enfrenta a una nueva plaga que dota a los infectados de habilidades sobrehumanas. Popularmente se conoce como “El don”. Un don que nadie quiere tener, pues tarde o temprano consume la vida de aquellos que son contagiados”.

Si a ello le sumamos la igualmente escueta nota de prensa, que hablaba de “una historia donde los #superpoderes son una enfermedad contagiosa… el relato de una pareja de barrio obrero que tendrá que lidiar con ello”, queda claro cristalino que cuanto menos sepáis de lo que os espera entre esas dos tapas, mejor. Algo que, dado el gusto de Isaac Sánchez por sorprender a los lectores a la vuelta de cada página, hace que hablar de El don sea todo un desafío de acrobacia.

El don es un thriller de acción con una fuerte carga de crítica social, todo ello vistiendo la piel del género superheroico para terminar de llevarlo a su terreno. Ambientado en un barrio obrero de Alcorcón, en la zona sur de Madrid, sus protagonistas son Edu y Patri, dos personajes del todo cotidianos, que podrían ser cualquiera pero que, al darse de bruces con un superpoder que (¡sorpresa!) nunca habrían deseado, irán metamorfoseándose.

Así, a través de una historia arrolladora, que avanza a ritmo frenético sin dejarte tomar el aliento, y con un trasfondo que seguramente sorprenda a muchos con una profundidad y realismo inesperados, Isaac Sánchez vuelve a demostrar ser un narrador nato y, entre tanto artificio sci-fi, revela la faz más cruda y cruel de una sociedad impasiva, así como halla una chispa de pureza y valentía en gente corriente convertida, sin comerlo ni beberlo, en una especie de Bonnie y Clyde (sin pecado cometido). ¿El resultado? Toda una tragedia shakesperiana con alma alcorconera

Como guionista, Isaac Sánchez toma la pandemia como un punto de partida que no podría ser más interesante, no sólo porque los atisbos del confinamiento para los afectados por el don nos resultarán más familiares que nunca, sino porque inevitablemente dará lugar a una segregación que se cebará de la manera más injusta con los más desamparados… en su momento de mayor debilidad. Porque está claro que las mayores muestras de abuso vendrán de una burocracia sin pudor para mentir, manipular, controlar y vulnerar la misma humanidad de las personas contagiadas, pero el autor no detendrá ahí su retrato de una sociedad mísera.

Situar la acción en un barrio humilde de la periferia de la capital crea una especie de efecto olla a presión, por el que personas que, aun sin epidemia de por medio, acostumbrarían a sentirse amenazadas y en desventaja difícilmente mostrarán empatía por una comunidad metahumana que puede suponerles un peligro más, dando lugar a aún más prejuicios.

El momento de publicación de El don, en plena pandemia y con una nueva normalidad que no termina de serlo, es quizás lo más estremecedor de su historia, al hacer que su ficción nos resulte aún más cercana y palpable, superpoderes aparte. Isaac Sánchez parece experto en tomar circunstancias y emociones que, en este caso, son globales, y hacer de ellas mundos de fantasía y ciencia ficción que, además de entretenernos, nos hacen reflexionar, empatizar y, a ratos, sentir incómodamente reflejados. Dado el timing, durante su lectura surgen algunas preguntas, como si su realización (200 páginas de guión y arte en cosa de un año… brutal) habrá sido terapeutica para su autor, una manera de sacar algo positivo de una situación vital desesperante como pocas.

También cabría preguntarse, de no haber nacido durante la crisis del COVID, cuán diferente habría sido El don, bien la propia obra o nuestra reacción a ella. ¿Seguiríamos reconociendo nuestro mundo, nuestro panorama, entre sus páginas? Si nos guiamos por la afición del autor por llevar sus historias a su propio terreno, que ya se deja ver en sus anteriores trabajos, así como por diversas declaraciones sobre los inicios de la obra realizadas, algunas de ellas, en aquellos lejanos tiempos pre-pandémicos (hace la eternidad de… casi un año), la respuesta sería . Esa fue siempre su intención para El don, combinar una historia digna de blockbuster de acción con un mensaje político y social, una crítica clara de las clases sociales exacerbada por unas habilidades especiales que, lejos de ser un don, son una maldición, un handicap.

El arte de Isaac Sánchez sigue la evolución que marca tan visiblemente su trayectoria: es una pasada. Su composición de viñetas y páginas, la soltura de sus trazos, la precisión de sus tintas, la atmósfera creada por sus colores, la caracterización de sus personajes, sus diseños, su expresividad… todo en El don es un level-up respecto a sus anteriores obras, que ya alcanzaban niveles soberbios. Sin conocer sus influencias, ubicar las reminiscencias que a veces surgían durante la lectura es todo un juego de quién es quién –en los trazos más curvilíneos de Patri, a veces creía distinguir un algo de Azpiri, o Arthur Adams, mientras el diseño más angular y tocho de Edu traía un recuerdo a Mignola o, sobre todo, al John Romita Jr. de Kick Ass…–. Pero las comparaciones se quedan en eso, un juego, porque el estilo de Isaac Sánchez es orgánico, intenso y, sobre todo, tremendamente suyo.

Destaca también el equilibrio con el que conjuga escenas totalmente costumbristas con secuencias de acción a destajo, así como la manera en la que integra varios interludios en los que personajes de toda índole narran sus distintas hipótesis sobre el origen de la epidemia, con las autoras Cristina Charneco, Mérida Miranda, Julia Madrigal, y Sara Jotabé cediéndoles su voz.

Isaac Sánchez es un autor que no parece tener pensado dejar de sorprendernos. Y siendo El don su tercera incursión en el mundo del cómic (si contamos su trilogía Taxus como una sola publicación), no podemos sino preguntarnos… ¿dónde está su techo?

Título: El Don
Guión y dibujo: Isaac Sánchez 
Edición Nacional: Dolmen Editorial
Formato: Tapa dura, 200 páginas
Precio: 34,90€