Diana: Princesa de las Amazonas, DC echa un vistazo a la infancia de Wonder Woman en esta novela gráfica

Es complicado hacerse mayor estando en soledad. Ser hijo único y no tener demasiados amigos puede conducir a que  termines teniendo dificultades para enfrentarte al mundo. Y es algo con lo que hay que lidiar si es que se quiere formar parte de él. Especialmente si eres una princesa de las amazonas nacida de la arcilla y con habilidades por encima de los demás.

Esa es la tesis que maneja Diana: Princesa de las Amazonas, una propuesta que es una rara avis dentro de todos los proyectos que DC ha estado dirigiendo al público young adult. Tal vez por ese motivo no forme parte del exitoso sello DC Ink que ha estado publicando Hidra Editorial (que es quien ofrece esta novela gráfica a pesar de dicho sello). Y el que esta historia vaya por libre es por muchos y diversos motivos.

Al contrario que los ejemplos de DC Ink (como puede ser la novela gráfica hermanada Wonder Woman: Warbinger o la multipremiada Harley Quinn: Cristales Rotos), esta propuesta no está dirigida a un público adolescente. En contraposición, define su target en los niños y niñas que están cerca de la pubertad. Aunque lo hace manteniendo el sabor de trabajos anteriores del sello.

Portada del tomo de Hidra Editorial.

Para este cómic, se ha vuelto a contar con autores ajenos al medio y con una experiencia en el mundo literario. Los firmantes del guion son Shannon y Dean Hale. El matrimonio ha estado desarrollando novelas de fantasía con el target young adult. Con lo que eran los idóneos para imaginar cómo fue la infancia de Wonder Woman.

Los Hale presentan al mítico personaje creado por William Moulton Marston lejos de las hazañas heroicas. Como todos y cada uno de sus lectores, es una niña con inquietudes propias de la infancia como jugar. El problema surge cuando no tiene a nadie e intenta crear en el barro a alguien que le haga compañía. Y esa pequeña trastada acarreará consecuencias imprevistas.

Diana: Princesa de las Amazonas es continuista con los recursos clásicos de contar cuentos. Y es que si siguen siendo efectivos a día de hoy, mejor mantenerlos. Hasta termina con una moraleja que, afortunadamente, ni es moralista ni es obvia. Pero la pequeña tiene un aprendizaje fundamental tras esta historia y que, sirve también para los adultos: mejor aprender a poner en valor lo que se tiene porque si uno se deja llevar por  los anhelos de lo que no se posee, se termina perdiendo todo.

Dejando de lado esa cuestión, también resulta interesante algunos temas que trata y que quedan en segundo plano: la soledad, las amistades (y los desengaños que muchas veces provocan esto), las consecuencias de querer correr antes que gatear, la rebelión contra los padres… El guion tiene un tratamiento muy sutil de estas conductas, dan en el clavo y son lecciones que conectan con los conflictos a los que se hacen frente con esas edades. Este cómic propugna unos valores que muchas veces quedan olvidados y que conviene sacar a la luz. Al lector maduro le sirve para rememorar tiempos en los que todo parecía ser más sencillo.

Aunque los mecanismos empleados por los escritores son sumamente esquemáticos, resultan frescos debido a que son aplicados en un momento de la vida de Wonder Woman que no se ha explorado. Asimismo, el guion es sólido y se aprecia el oficio que tienen ambos escritores por detrás. Aun teniendo eso presente, se le pueden achacar el modo en el que algunas sorpresas no están del todo bien planteadas como para resultar satisfactorias.

Evidentemente, eso se traduce en que sea un cómic accesible para todo aquel que busque darle una oportunidad. Con ello se sacrifica, en parte, los planteamientos ideológicos presentes en otros cómics de estas características que DC ha estado publicando. No tendría cabida, debido al contenido claramente divergente de esta novela gráfica. En ese sentido, es más blanco y menos comprometido de lo que cabría esperar.

Lo cuqui hecho página.

El apartado gráfico corre a cargo de Victoria Ying. Esta ilustradora proviene del mundillo de la animación infantil, con lo que ya  tiene tomada la medida a contenidos similares. Al ver sus páginas, teniendo eso en cuenta, se pueden ver esa experiencia por los cuatro costados. Pero, por encima de todo, en esa expresividad tan clara  (que, en cierto sentido, parece influenciada por el manga) o en los personajes notablemente diferenciados.

Además, es alguien que ha sabido dotar la obra de energía cinética y de inteligentes composiciones. Eso sin descuidad el hacer muy sencilla su lectura para la chavalada. Esta artista está en sintonía con el proyecto y toma unas decisiones formales muy acertadas. En conjunto, es muy fácil encariñarse de las amazonas (y demás seres mitológicos) presentadas aquí. Y buena parte del mérito es de ella.

Al no formar parte del mencionado sello, ha habido un tratamiento del color totalmente opuesto. Pero también es cierto que apela a lectores de otras edades con distintas exigencias. El trabajo de Lark Pien destaca por la viveza y colorido. Es un acercamiento que evoca a los cuentos ilustrados, lo cual le sienta de lujo al dibujo.

Como de costumbre, Hidra Editorial trae este tomo en formato de tapa blanda con solapas.  Y en esta ocasión lo lanza con un precio todavía más ajustado. 

Diana: Princesa de las Amazonas es una lectura amable que puede solucionarte una tarde. También es pertinente para aquellos que se encuentren en esa fase previa a la adolescencia, que son los que más disfrutarán este cómic. Un cuento con sabor clásico con la salvedad de que está protagonizada por la futura Wonder Woman.  

Título: Diana: Princesa de las Amazonas
Guión: Shannon y Dean Hale
Dibujo: Victoria Ying
Color:  Lark Pien
Edición Nacional: Hidra Editorial
Edición original: DC Comics
Formato: Tapa blanda con solapas, 136 páginas a color.
Precio: 9.95  €