Algunas curiosidades que quizá no sabías sobre las Secret Wars

Entre mayo de 1984 y abril de 1985, las librerías de Estados Unidos vendieron doce grapas que constituirían uno de los grandes hitos de la historia editorial de Marvel. Escrito por Jim Shooter e ilustrado por Mike Zeck y Bob Layton, Secret Wars no se cuenta entre los mejores tebeos publicados con el sello de La Casa de las Ideas, pero fue el primer gran crossover que involucraba a todas las colecciones de la editorial, tras el ensayo de Contest of Champions.

Sorprendentemente, el origen de esta saga llamada a transformar la forma de hacer cómics de la editorial norteamericana al asentar la tradición de los grandes eventos transversales se encuentra en una maniobra netamente comercial. El germen de Secret Wars se encuentra en una exigencia de Mattel, que pidió a Marvel que diseñase un evento a gran escala que llamase la atención sobre sus personajes como condición para firmar un acuerdo para fabricar muñecos del Capitán América, Spiderman y compañía.

¿Quién dice que lo de la mercantilización de los cómics de súpers es una cosa del siglo XXI?

Por fortuna, Shooter tuvo la habilidad de convertirlo en varios cientos de páginas de tortas y estallidos de color a las que los lectores reaccionaron favorablemente. Se vendieron alrededor de 750.000 ejemplares de cada número. Así que sólo unos meses después de que concluyese el crossover, se empezó a publicar su secuela. Secret Wars II fue nuevamente coordinado y escrito por Shooter, en esta ocasión, con Al Milgrom a los lápices.

Lo que muchos lectores no saben es que el redactor jefe de Marvel pensó inicialmente en Sal Buscema como dibujante para la saga y que el artista de Brooklyn llegó a ilustrar una versión del primer número que nunca llegó a publicarse. El motivo por el que Shooter habría descartado al menor de los Buscema fue que, en 1985, éste vivía en Virginia y el escritor, al que le había parecido que su estilo podía hacer lucir un previsible éxito de ventas, prefirió finalmente trabajar con un artista que residiese en Nueva York para poder llevar a cabo una colaboración más estrecha y tener un mayor control creativo.

Las páginas que Buscema dibujó para el número #1 de Secret Wars II circulan por la red desde 2012, y nueve de ellas se incluyeron en la edición en español que Panini lanzó al mercado en 2014 (Marvel Heroes: Secret Wars II. Círculo cerrado). Hace casi una década desde que los lectores pudieron verlas por primera vez, cuando los originales aparecieron a la venta en la conocida página web de venta de originales de Mike Burkey y, muchos de ellos, se llevaron las manos a la cabeza al comprarlas con las publicadas por Milgrom. Reacciones en código binario al margen, que el trabajo de Sal Buscema para Secret Wars II saliese a la luz permitía un interesante ejercicio de comparativa, no tanto buscando enfrentar la calidad o el estilo de ambas obras, sino las diferencias de contenido, tratar de responder a aquella pregunta tan marvelita de “What if… Sal Buscema hubiese dibujado Secret Wars II”?

La respuesta, por desgracia, es menos interesante de lo que podría sugerir la pregunta. Lo cierto es que el trabajo gráfico de Buscema permite intuir que Shooter habría transmitido una idea cerrada y muy clara del contenido del cómic a ambos ilustradores, ya que las diferencias son, sobre todo, estilísticas. En las páginas descartadas se puede apreciar que Buscema opta por conceder mayor protagonismo a la expresividad de los personajes que Milgrom, por ejemplo. Pero el Secret Wars II #1 repite en ambas propuestas una misma secuencia: el evento abre con una vista de la galaxia y un objeto no identificado que irrumpe en la atmósfera terrestre para estrellarse en Colorado, donde Volcana y el Hombre Molécula están viendo la tele en su apartamento; en la página 6 vemos cómo el profesor Xavier se despierta en mitad de un trance gritando el nombre del Beyonder, alertando a los Nuevos Mutantes, que acuden a ver qué le sucede a su mentor…

Milgrom y Buscema dibujaron casi lo mismo, pero el resulta es muy distinto.

No es hasta la séptima página cuando se aprecia una diferencia mínimamente reseñable. En la versión que todos conocemos, Milgrom introduce al Capitán América en el crossover mostrándonoslo durante un viaje en avión, en cambio, Sal Buscema había optado por retrasar la aparición del vengador de las barras y estrellas, y antes de verlo entrar en acción dentro de un Boeing, el lector hubiese visto a Gwen Stacy viajando en un autocar que, de pronto, es atacado. Otra pequeña curiosidad: mientras que Milgrom opta por dibujar a Magneto sin su casco cuando va a ser atacado por Lobezno, Buscema lo prefirió con su atuendo característico completo.

Al margen de estos pequeños detalles, las diferencias entre ambas versiones de la primera entrega de Secret Wars II obedecen a las diferencias entre la técnica y el talento de ambos artistas. Si la obra hubiese sido un poco menos desastrosa con otro ilustrador o si Buscema logró hacer más atractivo el argumento de Shooter es un juicio que probablemente variará con cada lector. Lo curioso de este caso respecto a otros similares en la historia del cómic es que, en Secret Wars II #1, tenemos acceso a la versión descartada.