Universo Spiderman, puerta de entrada a la gran red tejida por Dan Slott llega a Marvel Must-Have

Aunque el éxito de la franquicia cinematográfica de Los Vengadores haya hecho que, en ciertos momentos de hype colectivo, Iron Man amenazase con eclipsarlo, Spiderman sigue siendo el principal icono de Marvel. No hace falta haber leído un solo cómic para reconocer su máscara, estampada masivamente en camisetas, gorras, mochilas, vajillas, calzoncillos… Así que no es de extrañar que cuando Panini decidiese lanzar al mercado una colección como Marvel Must Have, destinada a atraer nuevos lectores, uno de los títulos que escogiesen para protagonizar el lanzamiento estuviese protagonizado por el lanzarredes.

La razón de que Spiderman sea un icono pop transmedia no la encontramos sólo en la apabullante popularidad de las películas basadas en los cómics de Marvel. El Hombre Araña era uno de los pocos superhéroes que podía mirar de tú a tú (más o menos) a Batman en cuanto a popularidad mucho antes de que primero Fox y luego Kevin Feige cambiasen nuestras vidas. En este sentido, Spiderman y sus amigos en los ochenta y Spiderman, la serie animada en los noventa condicionaron decisivamente la imagen del trepamuros en el imaginario colectivo. Para millones de personas en todo el mundo, Peter Parker será siempre el tipo bajo la máscara, el empollón con talento para las ciencias, el fotógrafo del Daily Bugle que lleva el traje rojo y azul bajo la camisa y que frustra los planes de los supervillanos neoyorquinos mientras hace chistecitos sobre su apariencia. Y, en los últimos años, esto no ha sido tan así.

¿Es una fiesta de disfraces a la que todo el mundo acude vestido de Spiderman? No exactamente…

Por eso parece acertada la decisión editorial de emplear el arco argumental Universo Spiderman, escrito por Dan Slott e ilustrado por Oliver Coipel y Giuseppe Camuncoli, como puerta de entrada al personaje en el siglo XXI. El tomo, que recopila los números del #9 al #15 de la etapa del eisnerizado guionista al frente de El asombroso Spiderman, concentra la esencia del camino que hace ya algunos años ha emprendido la franquicia arácnida. Por lo tanto, sirve tanto para que el lector neófito, como aquellos que se quedaron en cualquiera de las etapas previas a la de Straczynski accedan a la versión más actual del personaje.

Para comenzar, quienes no hayan seguido las aventuras del Spidey en el último par de décadas se encontrarán con un villano que no les resultará familiar y que, sin embargo, ha tenido una importancia capital en la franquicia desde que Straczynski lo convirtiese en uno de los antagonistas que con mayor furia y efectividad ha puesto a Peter Parker contra las cuerdas. Si un lector de la vieja guardia o uno casual tuviesen que escoger un enemigo icónico de Spiderman probablemente optarían por el Duende Verde, el Doctor Octopus o Venom. Pero si atendemos a los últimos veinte años, Morlun también merecería estar en la terna. Este elegante y voraz devorador de arañas ha hostigado al superhéroe hasta llevarlo a protagonizar algunas de sus viñetas más intensas y emocionantes del nuevo siglo. En Universo Spiderman, de hecho, encontramos algunas de ellas.

La saga empieza con Morlun y sus hermanos, los Herederos, librando una macabra caza a través del multiverso con el objetivo de extinguir a las versiones de Spiderman que habitan en cada una de las Tierras del Universo Marvel. El texto de Slott justifica esta persecución en apenas unas páginas mostrándonos la animadversión de Morlun y los suyos hacia los lanzarredes, al tiempo que nos los presenta como una suerte de vampiros energéticos con aspecto de feroces dandis victorianos que necesitan la energía (llámalo ki, llámalo prana) de las arañas para alimentarse. El planteamiento es suficiente y no presenta huecos que entorpezcan la lectura del desarrollo. El relato de Slott posee la virtud de ser autocontenido y, a pesar de las múltiples referencias a historias pasadas del trepamuros, el guionista logra que todo pueda comprenderse sin necesidad de llevar la lectura más allá de los márgenes de este Marvel Must Have.

Los Herederos, una familia encantadora.

Con todo, quizá el lector que se haga con este tomo quiera saber que el especial interés (y odio) que siente Morlun por el Spiderman de Tierra-616 procede lo que J. Michael Straczynski explicó en su primer arco argumental al frente de El asombro Spiderman en 2001. En su debut como guionista arácnido, el de Nueva Jersey confirió nuevos matices (más espirituales y mágicos) al origen del personaje. Lo hizo cruzando en el camino de Peter Parker a un hombre que poseía habilidades similares a las suyas, Ezekiel Sims. Este Ezekiel convenció a Spiderman de que no había adquirido sus poderes por accidente, sino que la araña que le picó de adolescente no era radioactiva, sino una criatura ancestral que mordió su piel con el objetivo de que el fotógrafo del Daily Bugle se convirtiese en depositario de una energía totémica. Y, como tal, lo había transformado también en objetivo de Morlun, un depredador de tótems, miembro de una estirpe que se alimentaba de ellos y buscaba extinguirlos desde el principio de los tiempos.

El segundo elemento de la historia que la convierte en una obra ideal para actualizarse en materia arácnida es la forma en que Slott y Coipel hacen explotar el spiderverso frente a los ojos del lector. Alguien que lleve diez o quince años (o toda la vida) sin comprar un tebeo de Spiderman se sorprenderá al descubrir que existen varios centenares de versiones del personaje, tantas como Tierras en el multiverso Marvel. Pero resulta que tenemos a Spider-Gwen (una versión arácnida de la malograda Gwen Stacy procedente de Tierra-65), la Spidergirl de Tierra-982 (hija de Peter Parker en ese universo), el Spiderman Cósmico (que, procedente de Tierra-91110, posee la fuerza del Capitán Universo)…, e incluso al saleroso y porcino Spiderham.

La cantidad de héroes arácnidos que saca a escena Slott da la medida de su ambición narrativa y de la relevancia que pretende alcanzar con la saga. El guionista da forma a una amenaza que trasciende al propio Peter Parker, que es mucho más grande que él, a pesar de que gravite en torno a su figura. No se trata del enésimo intento del Doc Ock por demostrar que es mejor y más inteligente que su exalumno, ni de un nuevo ataque de maldad psicótica del Osborn, lo que Dan Slott escribe en es una guerra que afecta a cada lugar de la existencia en el que haya un héroe arácnido. Ningún Spiderman está a salvo, pero tampoco nadie que esté cerca de ellos, mientras Morlun y sus hermanos prosigan con su cacería. Y, claro, todos estos hombres y mujeres (y cerdo) araña deben unir fuerzas si desean vencer.

Spidercerdo, spidercerdo…

Para completar la panorámica del universo arácnido que se ofrece al lector neófito y al desconectado, Slott recoge las menciones de aquel Ezekiel a la gran red, la gran teleraña, para desarrollar la guerra que los Herederos libran contra los tótems araña alrededor de La Red de la Vida y el Destino. Con los mimbres que le legó Straczynski,Slott da forma a una suerte de telar místico en el que el Maestro Tejedor va cosiendo y entrecruzando los destinos de las arañas, y un escenario llamado Mundo Telar, situado en Tierra-001, que convierte en el hogar de la estirpe de Morlun. La Red funciona como un modelo a escala de todo el multiverso que, en esta ocasión, es empleado por los Herederos para cruzar entre realidades en su empeño por devorar a las arañas.

Una amenaza a la que Peter Parker no podría derrotar jamás en solitario, decenas de versiones de uno de los superhéroes más icónicos de la historia del cómic y una ampliación casi sin precedentes recientes de su mitología son tres elementos sugerentes que Slott sabe combinar para dar a luz a una de las narraciones que ya podemos afirmar como imprescindibles en la historia del personaje, apoyada también por el trabajo de un Oliver Coipel que raya a un nivel impresionante en la primera mitad de la saga, haciendo imposible para Camuncoli mantener la excelencia gráfica en el tramo que le toca dibujar, a pesar de ofrecer un trabajo notable.

El talento que despliega Oliver Coipel en Universo Spiderman es sencillamente asombroso.

Al acierto de haber logrado contener la historia en sí misma a pesar de sus múltiples implicaciones y del trasfondo heredado de la etapa de Straczynski, cabe destacar la habilidad del guionista estadounidense para hacer avanzar la trama sin tropezarse con la cantidad de información que comunica al lector. Las seis grapas que conforman Universo Spiderman son una constante invitación a pasar la página para saber qué sucede a continuación, a pesar de que una lectura más sosegada permita fantasear con las posibilidades argumentales casi infinitas que abren las versiones arácnidas reunidas por Slott, las relaciones que se van estableciendo entre ellas y disfrutar tanto de la narrativa como de la exuberancia plástica de Coipel.

En definitiva, un cómic que hace honor al lema que se imprime sobre franja dorada en la portada del tomo. Un auténtico must have.