Llega a las librerías “Karmen” la novela gráfica de Guillem March sobre la muerte, el karma y las segundas oportunidades

Karmen tiene el pelo rosa, la cara pecosa, unas mallas de esqueleto… y es la personificación del karma. Así empieza la sinopsis de la contraportada de Karmen de Guillem March. En su portada, dicho personaje, ocupa la totalidad de la misma haciendo una reverencia con su cabeza. Porque esta Karmen, es mucha Karmen, y no necesita esforzarse mucho para cambiarte la vida… o la muerte.

 

Lo primero que queremos comentar de este cómic, para avisar a posibles lectores que puedan tener estos temas como detonantes que originen una reacción negativa en su día a día, es que la historia se desarrolla a partir del suicidio de Catalina, la protagonista. Aunque la representación no es visualmente agresiva, el suicidio de Catalina será el eje central por el que se regirá toda la historia. Por lo que, si este tema es susceptible para posibles lectores, tanto del cómic como de esta reseña, ténganlo en cuenta.

Catalina y Xisco son dos amigos de la infancia que viven, y siempre han vivido, en Mallorca. Tras un par de páginas donde el lector puede ver retazos de su amistad en el tiempo, aparece Karmen con su pelo rosa, sus pecas, su cuerpo estilizado dentro de unas mallas con el dibujo de un esqueleto… y todo el ritmo del mundo. Y es que, cuando el corazón de Catalina por fin se para, ahí está Karmen para recogerla. Con fiesta y fanfarria, para hacerle entender que ella es, simplemente, una pieza más en la locura burocrática que es la muerte. Pero Karmen no ha llegado para llevarse a Catalina directamente, sino que le ofrecerá un tiempo valioso en esa tierra que acaba de dejar atrás.

El ofrecimiento de Karmen, sin embargo, tiene un tiempo delimitado. Llegado el momento, Catalina tendrá que atravesar una esfera de luz que la llevará a su siguiente reencarnación, olvidando quién fue y lo que hizo. Sin embargo, durante el tiempo que Catalina permanezca en la tierra podrá moverse en libertad, ignorando las leyes de la física. Podrá andar, volar y hacer lo que quiera, teniendo siempre mucho cuidado de no tocar a nadie ya que, de hacerlo, podrá ver y sentir todos los recuerdos de esa persona. Junto a Karmen, Catalina terminará entendiendo lo que ha hecho, mientras el lector podrá ver cómo y porqué llega su vida a esa conclusión. Recordará toda su relación con Xisco, con su compañera de piso y la nula relación con sus padres en los últimos años. Al mismo tiempo, las compañeras de trabajo de Karmen investigarán su pasado, pues ésta siempre obtiene las mejores puntuaciones en su trabajo, cuando lo único que hace es perder el tiempo con las personas a las que debe recoger ¿Quién ha dicho que trabajando para el karma no habría rivalidades? ¿Se arrepentirá Catalina de lo que ha hecho? Y más importante, ¿podrá hacer algo Karmen para ayudarla?

Esta novela gráfica de Guillem March trata muchos temas desde una óptica diferente. Aunque las protagonistas no están vivas, tienen un tiempo límite para hacer o decir lo necesario. Por lo que, pese a la eternidad en la que parece “vivir” Karmen, los tiempos serán importantes en el desarrollo de la historia. Las leyes de la física no se aplican a ellas, sin embargo, el autor ha construido una réplica perfecta – casi fotográfica – de Mallorca. Por lo que, quienes conozcan la ciudad podrán reconocer todos los lugares que recorren en su intento de darle sentido a la vida y muerte de Catalina. Todo el apartado no humano queda muy bien explicado, cómo funciona el karma, las reencarnaciones… Sin entrar en más detalles para no destrozar los puntos más interesantes de la trama, March ha creado un sistema burocrático donde las vidas y muertes de las personas son tratadas como números, como meros trámites. Creando una crítica no sólo a ese tipo de trabajos donde las personas desaparecen, sino también a aquellos trabajadores que se dejan arrastrar hasta perder la empatía necesaria en muchos trabajos.

El apartado gráfico de Guillem March es espectacular, no sólo en los diseños sino también en el dibujo y el color, donde ha contado con la ayuda de Tony López. Los escenarios son, como hemos comentado antes, una representación muy fidedigna de Mallorca. Los personajes tienen diseños muy realistas, y no desentonan en ningún momento con esos fondos. La narrativa salta entre el pasado y el presente, sin hacerlo en ningún momento confuso. Y el color, y los movimientos de los personajes (especialmente Karmen y Catalina) crean una sensación onírica durante gran parte de la lectura. Además, al final del volumen, Norma Editorial ha mantenido un dosier gráfico con páginas sin el color, exclusivamente dibujo y tinta e incluso sólo dibujo, además de algunas fotografías que el propio autor tomó para documentar algunos de sus escenarios.

Karmen es una novela gráfica preciosa y profunda. No sólo trata temas complicados de una forma muy respetuosa, sino que habla de esperanza y arrepentimiento. Guillem March ha creado una obra para reconciliarse con uno mismo, y darnos cuenta de la importancia que tiene el ser cuidadoso con todas las relaciones que tenemos, ya sea de amistad, pareja o familiar. Y además lo hace con mucha empatía, cariño y arte.

Si tras leer esta reseña crees que tú, o alguien a tu alrededor, podría estar sufriendo algún síntoma de depresión, o tendencias autodestructivas que pueden llevar al suicidio, te recomendamos que llames al siguiente número de teléfono (con atención las 24 horas) donde profesionales podrán atenderte, aconsejarte y ayudarte en cómo proceder: Asociación la barandilla: 910 380 600

 

Título: Karmen
Guion y dibujo: Guillem March
Color: Guillem March y Tony López
Edición Nacional: Norma Editorial
Edición Original: Dupuis
Formato: Cartoné, 176 páginas
Precio: 29,95€