Forjado a fuego y tinta: las espadas en los cómic que se nos han quedado clavadas

Choques de espadas comienzan a resonar en Krakoa, mientras diez de sus habitantes desenvainan algunas de las espadas más legendarias del Universo Marvel y unen sus fuerzas en pos de defender su tierra prometida. Por fin da comienzo X of Swords, el primer gran evento mutante de esta nueva era, firmado por su actual patriarca Jonathan Hickman y la guionista de Excalibur Tini Howard. Y, aunque el nombre del crossover haga una referencia (no tan velada) al Diez de Espadas del tarot, no faltaran sablazos literales… Así lo prometió el artista Pepe Larraz en una entrevista con Newsarama: Habrá un viaje, una revelación, fantasía, batallas, intrigas, complots, todo ello mezclado al más puro estilo Heavy Metal, con magia y espadas incluídas.

Podría parecer una combinación inesperada, pero –como ocurre al mirar el oscuro cielo nocturno y ver sólo unas pocas estrellas para, de pronto, apreciar infinidad de ellas– un vistazo a la historia del noveno arte revela una verdadera afición por parte de sus héroes (y villanos) a portar todo tipo de espadas. Y así, lo que comenzó pretendiendo ser un repaso a aquellas espadas protagonistas indiscutibles de sus historias… ha acabado convertido en toda una travesía por un océano de sables. ¡Descuida, no necesitarás armarte para abrirte paso!

Made in USA

Quizás por su existencia, en una batalla constante por sus derechos básicos, la escena mutante marvelita ha generado algunas de las espadas con más alma, literalmente. La más ejemplar aparecía en las páginas de The Uncanny X-Men #171, de Chris Claremont y Walter Simonson, en las que Illyana Rasputin estrenaba su Espada Alma. Como cabría imaginar por su nombre, esta espada nace de un fragmento del alma de la propia Magik y posee todo tipo de propiedades mágicas, además de dotar a su dueña del control sobre el Limbo, la dimensión demoníaca donde se originó.

La espada que porta su compañera, Rachel Grey, no toma su poder del alma sino de la mismísima Fuerza Fénix. Se trata de la Espada del Fénix, un arma milenaria cuyo primer propietario, el guerrero shi’ar Korvus Rook’shir, imbuyó de su propio poder al usarla para canalizar la esencia de Fénix. Esta espada ha perdido y recuperado ocasionalmente su poder, pero incluso conteniendo trazas de la energía de sus pasados portadores, su fuerza es inconmensurable.

Entre las filas mutantes encontramos también armas legendarias de origen oriental, basadas en multitud de leyendas, a veces, ancestrales. Es el caso de la Espada Negra de Lobezno, obra del célebre espadero Sengo Muramasa. La leyenda en el mundo real enlaza la figura de Muramasa con creaciones malditas, y también en el Universo Marvel, donde es retratado como un herrero inmortal que forjó la Espada Negra con un misterioso elemento cuya fuerza compite con el mismo adamantium… mezclado con su propia alma enloquecida, muy a juego con la ira de Logan. El Samurai de Plata la portó muy brevemente, pero su arma predilecta es la katana Ginrei (cuyo nombre, muy apropiado, significa espíritu plateado), legado del Clan Yashida

El caso de los hermanos Betsy y Brian Braddock es curioso. Mariposa Mental genera, con su propia energía, una potente katana telequinética, mientras que el origen del ex-Capitán Britania está enlazado a la figura de Merlyn, que en su momento puso a prueba su virtud con una elección entre dos objetos de increíble poder: el Amuleto del Derecho… o la Espada del Poder. Pero claro, no se puede mencionar a Merlyn, Morgana LeFay y demás personajes del mito artúrico sin evocar la imagen de una de las armas más archiconocidas y, como comprobarás, con mayor presencia en el mundo del cómic: se trata de Excalibur, la espada que llegó a probar el mismo Brian Braddock, y de la cual tomó su nombre otra de sus dueñas, Faiza Hussein. Como suele ocurrir con algunas de las armas de mayor simbolismo y virtuosidad, a la Excalibur marvelita no le falta su reverso tenebroso… hermanada con la poderosa Espada de Ébano, cuyo embriagador poder corrompió a cuantos caballeros la utilizaron, hasta llegar a manos de Dane Whitman, el heredero del título de Caballero Negro. Aunque los noventa le hicieron cambiar de opinión muy pronto al bueno de Dane…

Es fácil perderse entre toda esta vorágine de espadas; desde Masacre hasta Blade, pasando por Gamora, son muchos los personajes que parece que nacieron espada en mano… pero lo verdaderamente apasionante es tratar de delimitar la magnitud del poder que albergan algunas de las creaciones más místicas. Una manera de vislumbrarlo sería considerar quiénes las portan, y no hay manos más capaces que las de los dioses asgardianos. Colmillo de Dragón (cuyo nombre habla por sí mismo) proviene del entorno del Doctor Extraño, pero este se la regaló a su compañera de los Defensores, Brunilda, la Valquiria asgardiana. Luego están las descomunales armas fraguadas por el demonio Surtur: la Espada de Odín (nombrada el arma más poderosa del panteón asgardiano, por encima incluso del Mjolnir), y la Espada Crepúsculo… ambas estrechamente relacionadas con la profecía de Ragnarök

Dejando atrás el Universo Marvel, pero no la editorial, es obligada la mención a uno de ejemplos de sables más icónicos y reconocibles que pueda haber: los sables láser originarios de la mega-saga cinematográfica La Guerra de las Galaxias, que hicieron su debut entre viñetas en Star Wars #1 en verano de 1977, con guión de Roy Thomas y arte de Howard Chaykin.

Ya en el Universo DC, las fraguas del dios Hefesto nunca se enfrían… y en su taller se han forjado las armas más poderosas en el arsenal de dioses y mortales por igual. No sólo Wonder Woman se ha ganado el favor del dios heleno, también Deathstroke se benefició de las confabulaciones olímpicas al conseguir la mítica Matadioses, la devastadora espada deicida con la que llevar a cabo su parte del trato con una ejecución titánica.

Sin embargo, la espada de mayor protagonismo, e incluso carisma, en las viñetas de DC Comics lleva la firma de otro forjador cuyo nombre ya te será familiar: no es otro que el célebre Sengo Muramasa, el ancestral espadero japonés. Hablamos de la Ladrona de Almas, el inseparable arma de Katana con un nombre que es toda una declaración de intenciones. Esta espada –cuya primera aparición sucedió en las páginas de The Brave and the Bold #200, escrito por Mike W. Barr e ilustrado por Dave Gibbons– tiene la particularidad de absorber las almas de aquellos que mueren bajo su acero, pero en vez de consumirlas e ir aumentando su poder, estas almas permanecen ancladas a la espada y a su portadora, con quien pueden comunicarse y, a veces, servir de guía. La fuerte unión de Katana, cuyo nombre es Tatsu Yamashiro, con su arma tiene varios matices. En juego está su honor, pero también su corazón, ya que perdió a su familia en el mismo momento que su destino se cruzó con la poderosa katana. Sus hijas no murieron heridas por su hoja, pero sí su marido, por lo que aún puede aferrarse a su alma.

Cómo hablar de DC sin mencionar a su máximo icono, el último hijo de Krypton. ¿Superman… con espada? ¿Cómo? ¿Por qué? Son muchas las preguntas (y, guiándonos por la lógica y el mito, no tanta la necesidad), pero es imposible resistirse a comentar la Espada de Superman, presentada por Elliot S. Maggin y Eduardo Barreto en Superman Annual #10 , en 1984. Forjada en el mismísimo Big Bang, este sable parece ser producto de una cadena de casualidades que hicieron que su materia prima tomase la forma de una enorme espada marcada con esa “S” tan familiar. Tan casual como fue todo, la espada encontró su camino hasta llegar a Superman, el único digno de empuñarla, y ya en sus manos dotó al héroe, cercano ya de por si a la omnipotencia, de un poder y percepción prácticamente divinos al conectarle a la energía de la propia creación. Pero el Hombre de Acero rechazó tal poder y lanzó los restos de la espada al espacio… donde no se ha vuelto a dejar ver.

 

No podemos abandonar DC sin mencionar dos franquicias ochenteras relacionadas con la editorial por sus derechos de publicación. La primera es Masters del Universo, que presentaba (en una serie de mini-cómics que acompañaron a las figuritas de acción en sus blisters) al príncipe Adam. Portador de la Espada del Poder, una de las dos Espadas de Grayskull, al alzarla se convertía en el héroe de Eternia, He-Man. La segunda franquicia es Thundercats, que pasó a ser propiedad de WildStorm (y, por tanto, DC) en 2002, pero fue en su primer lanzamiento en 1985, en Thundercats #1 de David Michelinie y Jim Mooney, donde apareció por primera vez la Espada del Augurio. El Ojo de Thundera engarzado en su empuñadura permitía a León-O ver más allá de lo evidente al blandirla. Ya sólo por el factor nostálgico, sería un pecado olvidar estas dos míticas espadas, de estos dos mundos legendarios.

El Universo Top Cow, con sus trece artefactos mágicos, ofrece algunas dagas bastante características y con mitología propia, al centro de la cual se encuentra el Witchblade. Este artilugio, que suele ser más similar a un brazalete, es en realidad un ente masculino que toma como anfitriona a Sara Pezzini, detective de homicidios neoyorkina. En simbiosis con el artefacto, Sara puede utilizarlo de diversas maneras. Expandirlo como una armadura protectora es la más vistosa, pero también es habitual que le de forma de espada. La hoja de Witchblade se ha visto enfrentada a otra daga mágica, la Espada de Lucifer, que toma su poder directamente del Infierno, y que acaba en posesión de la súcuba Daria en Dark Crossings, un crossover entre las editoriales Top Cow e Image. Volviendo a los artefactos sacros, Witchblade #1 también presentaba a Ian Nottingham, que acabaría siendo el portador de la Espada de Sangre, un arma posesiva y tóxica forjada en el Japón feudal que obsesiona a quien la empuña con una letal sed asesina…

Las salvajes tierras de Cimmeria rebosan espadas, y las aventuras de Conan el Bárbaro pasaron de los relatos de Robert E. Howard a la historieta en 1970 en manos del guionista Roy Thomas y el artista Barry Windsor-Smith. Con un título tan sugerente como La Espada Salvaje de Conan como cabecera cabría esperar, entre la amplia variedad de afiladas armas con las que lucha, alguna con un poco de identidad propia. Sin embargo, el bárbaro cimmerio va a tener que dejarse robar el protagonismo, en esta ocasión, por otro antihéroe de la literatura de espada y brujería llamado Elric de Melniboné, creado por Michael Moorcock. Pues fue él quien debutó en las páginas de Conan The Barbarian #14 en 1972, en una historia titulada… ¡Una espada llamada Stormbringer! Nacientes de la Espada Negra, Stormbringer y su gemela Mournblade son dos espadas rúnicas de gran poder, pero entre ambas, la Tormentosa de Elric es claramente superior. Una espada malévola, vampírica, que se alimenta de las almas de aquellos a quienes mata, siendo capaz incluso de actuar contra la voluntad de su portador.

Acero Español

Aún en el género fantástico de espada y brujería, pero ya en territorio español, merecen una mención honorífica los tres espadachines nacidos de la mente del guionista Víctor Mora entre 1956 y 1970: El Capitán Trueno, el Jabato, y el Corsario de Hierro. Todos ellos característicamente virtuosos con la espada, en sus historias ninguna de sus armas les robaba el protagonismo a sus dueños… pero es innegable que estos tres héroes de historieta y sus respectivas espadas resultan igualmente indivisibles.

Sin marchar de la península, la espadería es el corazón que palpita en Dos espadas, la obra de Kenny Ruiz publicada en 2010 por Glénat. Las espadas titulares son tan centrales en la vida de la protagonista, la pícara ladronzuela Cira, no tanto porque se trate de armas especiales, sino por la meta que la impulsa: convertirse en la mejor espadachina, por encima de clases y títulos, igualada e incluso superior a los nobles que entrenan en la prestigiosa Sagrada Escuela Unicornia. Con su dinámica acción y sus sensacionales duelos de espadas, el autor se marcó un objetivo muy claro a la hora de afrontar el proyecto, y que se hace obvio al disfrutar de esta aventura: fliparse tanto como los japoneses al idear e ilustrar su tebeo, pero aplicando su sensibilidad y temática histórica europea.

Hattori Hanzo & cia

Y, si desde este manga gaijin saltamos a la tierra que lo inspiró, el País del Sol Naciente, nos esperan innumerables espadas que no sólo son increíblemente variadas y reconocibles (tanto, o más, que los héroes y villanos que las portan) sino, en ocasiones, imprescindibles en sus historias. Muchas de las espadas que aparecen en las páginas de las revistas de manga son increíblemente fantasiosas, y aunque las bases de algunas son pura ciencia ficción –como el equipo de maniobras tridimensionales utilizado por las fuerzas armadas que protegen a la humanidad en Shingeki no Kyojin (Ataque a los Titanes, de Hajime Isayama; Norma) o las enormes espadas impulso que lucen algunos de los modelos de la saga Mobile Suit Gundam (la extensísima franquicia creada por Yoshiyuki Tomino, de la que puedes encontrar manga publicado por Norma Editorial)–, muchas otras inspiran su diseño en cantidad de diferentes tipos de espadas japonesas (ya sea en escala, como la descomunal zanbato o las kilométricas odachi, o en material como los bokken de madera o los shinai de bambú), o tienen sus raíces tanto en mitos y leyendas japoneses como, directamente, en espadas históricas reales.

De hecho, antes de rememorar las espadas más geniales en el mundo del manga y anime, merece la pena conocer la inspiración de tantas de ellas. ¿Te has quedado con el nombre de Sengo Muramasa? Pues tanto a él como a su maestro, Gorō Masamune, los mayores espaderos del Japón de finales del siglo XIII, se les atribuyen muchas de las espadas manga más potentes.

Para representar la temática común del choque entre las fuerzas de la luz y de la oscuridad, uno de los mitos más queridos es el del reto que el alumno Muramasa planteó al maestro Masamune por ver quién realizaba la mejor espada. Para la prueba, ambos colocaron sus creaciones en un riachuelo, y mientras la espada de Muramasa (apodada “las diezmil gélidas noches”) cortaba todo lo que se cruzaba en su camino, desde hojas hasta peces y el mismísimo aire… la katana de Masamune (llamada “suaves manos”) sólo cortaba las hojas, dejando a los peces deslizarse gentilmente en torno a ella. ¿La moraleja? La creación de Muramasa cortaba indiscriminadamente, sedienta de sangre, mientras que la de Masamune era clemente con aquellos inocentes que no merecían ser atravesados por su hoja.  Reconocerás las bases de esta leyenda siendo usadas para ilustrar esa dualidad entre la correcta pureza y la locura destructiva de quienes blanden una espada en multitud de obras.

La pureza material es importante en las espadas Nichirin que portan los cazadores de demonios en Kimetsu no Yaiba (Guardianes de la Noche, de la mangaka Koyoharu Gotōge; Norma), pues en su fragua se utiliza un mineral único que absorbe la luz solar, y es por ello que la decapitación con la hoja de estas espadas sea uno de los únicos medios de matar a los demonios. Pero, similar al dicho que reza que polvo somos y en polvo nos convertiremos, en Inuyasha (de la maestra Rumiko Takahashi; Ediciones Glénat) toman el elemento demónico –concretamente, los colmillos del demonio padre del héroe protagonista– y los convierten en el ingrediente secreto en la forja de la espada Tessaiga. Esta espada, capaz de llevarse una centena de vidas por delante de un solo mandoble, puede absorber y transformar su poder al entrar en contacto con lo que se le ponga por delante, haciéndose más poderosa cuanto más uso se le de.

En el caso de la Sakabato, el arma de Rurouni Kenshin (Nobuhiro Watsuki; Panini Manga), la pureza que simboliza es la del alma de su dueño. Antaño un letal asesino al servicio de sus superiores, Kenshin juró tras la guerra dejar su violento pasado atrás y no volver a tomar una vida. Su espada refleja esta filosofía en su diseño, descrito en su propio nombre: “espada de filo inverso”. Otras espadas que reflejan el alma de su portador son la Mugen de Yu Kanda en D. Gray Man (de Katsura Hoshino; Editorial Ivrea), que toma el poder de la llamada Inocencia, y –de manera más literal– la Zangetsu que blande Ichigo en Bleach (obra de Tite Kubo; Panini Manga), que no solo toma sus poderes de su propia alma, sino que es la primera espada Zanpaku-tō capaz de tomar forma humana a imagen y semejanza del héroe… o de sus pensamientos y emociones más ocultos y tenebrosos.

Uno de los manga con mayor presencia en los ranking de popularidad de la icónica Weekly Shônen Jump, One Piece (Eiichirō Oda; Planeta Cómic), cuenta con una buena cantidad de representación de espadachines en sus viñetas, empezando por el segundo al mando de la banda del sombrero de paja. Roronoa Zoro es conocido por su manejo del Santōryū, (“estilo de tres espadas”), pero de todas ellas, la espada que protegería con su vida es su Wadō Ichimonji, no sólo por ser una de las espadas legendarias del mundo de One Piece, sino porque pertenecía a Kuina, su desaparecida amiga de la infancia. Esta katana fue capaz de aguantar contra la Yoru de su contrincante, Dracule Mihawk, una masiva espada en forma de cruz que ha llegado a atravesar galeones y hasta montañas… de un solo sablazo.

Si hablamos de espadones desproporcionados en el mundo del manga, un nombre no puede faltar: la espada Matadragones de Berserk (Kentaro Miura; Panini Manga), creada para que Guts se abra camino en su sangrienta epopeya a través de cualquier enemigo, ejército, escenario, o criatura de pesadilla que pueda encontrarse.

La tradición literaria medieval se mezcla con diseños de inspiración gótica juvenil en las espadas del universo Soul Eater (Atsushi Ohkubo; Norma Editorial). Dado que las armas, en este universo, son personajes con la habilidad de transformarse, esta particularidad da lugar a las interpretaciones más curiosas de espadas míticas como Excalibur, el arma más poderosa e inaguantablemente desquiciante de este mundo, y Ragnarok, un bicho también bastante molesto, ofensivo y egocéntrico, todo quede dicho…

Si este artículo comenzaba con lo inesperado que es ver a según que personajes empuñar espadas, acabamos en un género en el que muchos, posiblemente, no esperarían hallar un arma así. Las mahō shōjo, o magical girls, no suelen ir de manos vacías. Cetros, varitas y demás artefactos mágicos suelen ser clave en sus transformaciones y ataques. Las guardianas de Sailor Moon (Naoko Takeuchi; Norma Editorial) sin embargo fueron espadachinas en ocasiones, sobre todo Sailor Venus, que fue capaz de sacar la Espada Sagrada del reino lunar de su pedestal para proteger a la Princesa Serenity (en una escena de marcado tinte artúrico), y Sailor Urano, cuyo talismán, la Espada de Urano, es una de las tres reliquias clave en el destino de este mundo. Y, de un clásico shōjo icónico de los noventa a otro, acabamos con Shōjo Kakumei Utena o Utena La Chica Revolucionaria (escrito por Be-Papas, dibujado por Chihou Saitou, y publicado en 2002 por Norma Editorial), y su Espada de Dios, el precioso florete de Utena unida intrínsecamente a su propio corazón y al de la Novia de la Rosa, Anthy Himemiya.

Después de toda esta tormenta de espadas, probablemente resuene el metal de todas sus hojas en tus oídos… pero siempre hay lugar a más, así que si has echado en falta alguna, o quieres compartir tu arma comiquera predilecta, haznoslo saber en nuestras redes. Porque, está claro, serán todas las que están, ¡pero no están todas las que son!