Murcielagos, sexo, cervezas y (¡cómo no!) crisis en una nueva ración semanal de Instagrapa Comics

Instagrapa Comics es un perfil de Instagram con micro-reseñas de cómics, manga, novelas gráficas y fanzines de actualización diaria, realizado por el divulgador Iván Galiano. Una mirada amplia a lo que se publica a lo largo y ancho de la industria del cómic en España. En Sala de Peligro, recopilamos las reseñas de la penúltima semana en esta sección dominical.

El murciélago sale a por birras, de Álvaro Ortiz. Editorial: ¡Caramba!. Formato: rústica con solapas, 128 páginas, 1 tinta. Precio: 10€.

Una de las iniciativas más queridas por el público durante los días del confinamiento más estricto, algunos compañeros de la crítica con los que he hablado definen el éxito de este webcomic (ahora ya en papel) como «pura circunstancialidad». A priori yo lo veía un poco igual, pero después de darle unas vueltas y una relectura me parece que la historia de «El Murci» va más allá de eso, incluso de ser parodia de superhéroes.

Sí, el comic nace de la espontaneidad pura y dura; y se acoge durante su trayecto a recoger, parodiar e incluso criticar muchos tropos del comic de superhéroes. Pero creo que «cualquiera» no hubiera podido haber hecho este comic por haber surgido en una pandemia.

Porque la grandeza de este cómic es que es puro Alvaro Ortiz. Y cuando digo esto no me refiero a su obra, sino al autor. En su arranque, El Murci «es» Ortiz. Todos los que lo seguimos en redes (stories de IG especialmente) reconocemos al autor que está en su casa aburrido, preocupado porque no encuentra que hacer, al que le pasan anecdotas épicas (o no tanto) en su escalera, le da palo bajar al super a por birras, sigue series por Netflix y similares. El Murci no surge en la pandemia, amigos. Sumémosle el hecho de la de años que lleva Ortiz gritando en redes que quiere dibujar un tebeo de supers para las grandes (a ser posible, con la polla al aire). El Murci lleva años ahí y si ha triunfado ahora es porque lleva años entrenando en secreto.

Y no se pierde cierta ironía divertida: el superhéroe que parodia no deja de ser una fantasía de poder adolescente. Ortiz ha cogido eso y le ha dado la vuelta. Ha cogido «su vida» y la ha vestido con las parafernalias del cómic de superhéroes. Y la ha llevado al extremo todo lo que ha podido… para sacarnos unas risas en un momento jodido. Nuestro héroe.

Sí, hay circunstancialidad pero también hay mucho más. Larga vida al Murci.

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Sex Criminals, vol. 05: Con el cinco te la hinco, de Matt Fraction y Chip Zdrasky. Editorial: Astiberri. Formato: cartoné 128 páginas a color. Precio: 16€.

Ay, no se han atrevido a hacer el chiste original en la edición española, pero lo perdonaremos porque las traducciones de Santiago García son siempre fabulosas.

Llegamos al quinto volumen, un volumen lento en el que Fraction coge a los personajes que habia dispersado por sus propios temas y los vuelve a reunir por vias diferentes y extrañas. Sabiendo que queda poquito para llegar al final (o eso parece) venos ya una estructura global bastante formulaica. Pero los giros en la acción y el desarrollo de los personajes ocultan todo eso. Porque al final qué más da la plantilla sobre la que desarrolles un argumento cuando lo que se cuenta es lo que importa.

Y a sazón de esto me doy cuenta de una cosa. ¿No os parece muy especial lo creíbles, lo reales, que resultan los personajes? Hasta qué punto de desarrollo íntimo ha llegado Fraction que me puedo creer personajes protagonistas de una historia de gente que usa poderes a través de orgasmos. Con fetiches sexuales, con vidas dedicadas al porno, repleto de chistes erótico festivos. Es algo que me parece alucinante y digno de aplauso.


Es uno de los méritos de Sex Criminals, creo yo. Normalizar lo extraño, lo que no sigue modelos, desprejuiciarlo. Darles una patada a los estereotipos sexuales. No hay cuerpos perfectos, no hay mentes perfectas. Todo el mundo tiene sus mierdas y hay que lidiar con ello. Con las propias y con las ajenas. Y, en medio de todo eso, es posible que dos personas muy distintas se entiendan, que surjan cosas que podrían pasar por amor. Y que en el recorrido de todo eso nos echemos unas risas.

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Memoria de una guitarra, de Román López-Cabrera. Editorial: Panini Comics. Formato: cartoné 128 páginas. Precio: 18€.

Ha sido toda una sorpresa este trabajo de ficción histórica muy bien estructurado y planificado que recorre la vida de un cantautor en los años del tardofranquismo y el posfranquismo. Entre otras cosas me ha gustado por probar que el cómic como medio puede articular una historia a partir de cualquier tema y que hay muchos todavía por abordar.

No es necesario ser un seguidor de los cantautores de antaño o de la canción protesta (como es mi caso que apenas escuché alguna cosita de Silvio Rodriguez o de Luis Eduardo Aute en los años de universidad). Memoria de una guitarra es una obra que contribuye a la memoria histórica de cómo se luchaba contra el franquismo y se reivindicaban derechos desde la esfera cultural. Deja constancia de las múltiples formas de censura y de la opresión hacia quienes reivindicaban libertad. Y es testigo del incansable empeño de aquellos artistas.

Lopez-Cabrera cuenta todo eso con el recorrido de la vida de Pepe Soller, cantautor de ficción en una historia real en la que aparecen nombres como Violeta Parra, Victor Jara o Raimon. Suceden eventos como la muerte de Franco y la llegada de la Transición (muy acertadamente criticada en esta obra) y recuerdan el agravio de mantener en su puesto y honrar a torturadores franquistas en democracia.

Quizás el apartado menos llamativo en esta redonda y sentida historia es el dibujo, una línea clara que se ha hecho muy popular y habitual en autores de novela gráfica de trasfondo histórico. No por eso es mala su ejecución, López-Cabrera la emplea con la efectividad justa y de vez en cuando sorprende con algún efecto conpositivo que refuerza lo narrado en escenas puntuales.

Memoria de una guitarra suma emoción y pedagogía inteligentemente y traza muy bien el recorrido de una vida imaginada pero real cuyos ecos llegan hasta el presente con mucha vigencia en estos días.

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Liga de la Justicia 21, de Scott SNyder, James Tynion IV, Francis Manapul, Howard Porter. Editorial: ECC Ediciones. Formato, grapa 48 páginas. Precio: 3,5€.

Me reafirmo en lo comentado en otras reseñas de episodios anteriores. Esta serir ha perdido su «momentum». La gracia de su paradigma de fondo se ha ido al garete por querer extender demasiado innecesariamente la historia y por recurrir a los lugares comunes habituales de las crisis en el multiverso DC.

Los golpes de efecto no funcionan o funcionan muy poco. Las motivaciones de los personajes están muy diluidas. Sostener durante tanto tiempo una épica pretendidamente intensa no funcionan. Han convertido a Luthor en un portero de discoteca. Y visualmente no aporta casi nada interesante, exceptuando el momento Brainiac-Perpetua. Poco más.

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El incidente Leviatán 6, de Brian Michael Bendis y Alex Maleev. Editorial: ECC Ediciones. Formato: grapa 32 páginas, Precio: 2,95€.

Muy satisfecho con toda la mini y con la conclusión. Quizás podría ser la mejor historia de Bendis en DC hasta la fecha en cuanto a su acotamiento, estabilidad en la calidad y desarrollo interno. También en su atmósfera de misterio y en la caracterización de los personajes. Es cierto que esto no termina aquí y que queda Leviatán para rato. Pero Bendis cumple lo prometido y revela la identidad de Leviatán. Y lo ata todo a la historia del universo DC de forma excelente. Yo me quejaba diciendo que es que Bendis no utilizaba el excelente fondo de armario del universo DC y que solo se inventaba villanos nuevos… pues aquí me ha cerrado la boca. Y ha ido dejando pistas argumentales y visuales.

Este último número además es algo más que revelaciones (que ya es). Hay muy buenos diálogos, narrativas originales y mucho drama. Y un Maleev estupendísimo que es el responsable de la atmosfera visual de la historia

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