Ascender, de la ciencia ficción a la fantasía sin perder el norte

Título: Ascender
Guion: Jeff Lemire
Dibujo y color: Dustin  Nguyen
Edición Nacional: Astiberri
Formato: cartoné, 136 páginas
Precio: 18,00€

El cambio probablemente sea la única estabilidad que conozcamos. Y las reglas del pasado no son aplicable, en muchas ocasiones en este presente. Ascender nos propone un viaje a un nuevo mundo distinto construido sobre las cenizas del anterior. Y tal vez sea una lectura bastante apropiada dadas las circunstancias.

Jeff Lemire es uno de los grandes autores dentro del mercado estadounidense. Por derecho propio ha conseguido aunar tanto a los lectores del cómic mainstream como una carrera en el mercado independiente tanto o más interesante. Es de los pocos que combina ambas sin tener que sacrificar per se ninguna de las dos facetas. Pero es que además no se acomoda en ningún punto. Siempre ha buscado la singularidad detrás del todos los géneros y tratamientos que ha afrontado.

Saltarse el tiburón es un concepto que consiste en quebrantar la promesa de la que parte una narración seriada. Cuando una serie se prolonga de más, pueden tener dificultades para mantenerse fresca. Llegado a ese punto, la respuesta más sencilla es cambiar la serie desde su raíz y convertirla en otra cosa. Pero esa ruptura no debe ser bien vista por el receptor, porque supone una traición respecto al concepto que le atrajo inicialmente.

Nunca se sabe lo que se tiene hasta que se pierde.

Lo que supone Ascender puede ser visto de ese modo. Pero, en verdad, no lo es. Es otra serie completamente diferente. Se puede leer como una serie que funciona de forma absolutamente independiente.

Es un movimiento arriesgado porque puede alejar a todos los lectores que sintieron interés por Descender. Pero también puede atraer a lectores que, hasta este momento, no veían atractivo a la serie precedente. Siempre es de aplaudir que un autor experimente y nos lleve a terrenos inéditos dentro de su obra.

Pero quien conozca sus creaciones, sabrá reconocer los temas y las señas de identidad que tanto le interesan. Es un coming of age protagonizado por la hija de uno de los personajes principales de Descender, a la vez que trata esa relación paterno-filial en una situación extrema y como eso complica un entendimiento mutuo. No es nuevo para el lector de su obra, pero lo que sí es nuevo e imaginativo el género en el que enmarca todo ello.

En este mundo, tras el trágico final de Descender, la tecnología ha sido sustituida por la magia y ello contrae tiempos oscurantistas movidos por el feudalismo. Los restos de una antigua civilización lucha por volver a establecer un viejo orden frente al “nuevo” que está gobernado por la bruja más poderosa de la galaxia.

De este modo, tenemos una historia de fantasía con componentes de ciencia ficción, en lugar de una ciencia ficción dura. Se puede entender en el contexto de que proviene de una serie anterior (que es como tendría más miga la lectura), como de forma autónoma.

Lemire, al final de Descender, explicó que tenía un final en mente completamente diferente. Y es un final que lo concibió desde el principio y era el que iba a implantar durante buena parte de la serie. Pero no lo terminaba de encajar, algo le chirriaba. No fue hasta el número de taladro en el planeta pantanoso donde introdujeron de forma tangencial y anecdótica aspectos mágicos. Pero la anécdota no lo fue tanto y movido tanto por el interés de Dustin Nguyen (el artista de la serie) por crear y diseñar otro tipo de contenido, como por su propio interés por crear un final satisfactorio, condujo toda la narrativa de Descender hasta este punto. Así que, en cierto sentido, Ascender es el pico al que querían llegar los autores.  

Dustin Nguyen es uno de esos artistas a los que se puede apreciar el cariño impregnado en cada una de sus viñetas. Es uno de los artistas más reconocibles y que siempre logran insuflar de una vida muy particular a sus creaciones. Además, tiene un estilo fácilmente distinguible que hace que, a estas alturas, te sientas como en casa. Por otro lado, también ha sido capaz de distinguir con sutiles detalles su trabajo aquí frente al de Descender. Por ejemplo, podemos ver mayor variedad de diseños de ambientes y de personajes además de ver un esfuerzo por rediseñar a los que ya conocemos. Pero también se aprecia en el tratamiento de color.

Madres solo hay cinco.

Su particular modo de colorear ha sido modificado. Se nota una apertura mayor frente a las restricciones que podría tener la anterior serie. Ascender ofrece una ruptura psicodélica que muchas veces se ve traducida con una elección de colores que llaman la atención. Se nota que el componente visual hay una intención de resarcirse y de contrastar con donde hemos venido. Es una nueva serie y eso también debe percibirse en la forma. Y Nguyen está a la altura de lo que se puede esperar de él, que no es poco.

La edición de Astiberri del primer arco argumental de Ascender incluyen las portadas, unas breves biografías, así como una página promocional de otras obras de Jeff Lemire.

Ascender se antoja como la secuela más disruptiva que se podría imaginar un lector. Pero tiene suficientes elementos para que este pueda discernir si está dentro o se queda fuera. Lo que está claro es que Ascender ofrece algo muy distinto a lo que se podría esperar de él. Pero sigue siendo la misma lectura fresca y cargada de ritmo a la que nos tienen acostumbrados. Lemire sigue siendo uno de los narradores más brillantes de nuestra era y esta nueva serie no hace más que dar argumentos para creer en ello. Una de las lecturas más satisfactorias inundará vuestras tiendas cuando volváis a ellas. Que, por el bien de todos, esperemos que sea más pronto que tarde.