«La Cólera» de Javier Olivares y Santiago García es considerado el cómic de la cuarentena, y uno de los mejores del año.

Título: La Cólera
Guion: Santiago García
Dibujo y color: Javier Olivares
Edición Nacional: Astiberri
Formato: cartoné, 240 páginas
Precio: 28,00€

Antes de empezar la reseña de La Cólera, nos gustaría comentar que algunos de los componentes de Sala de Peligro pudimos comprar este cómic justo antes de que se implantara el estado de alarma. Y, por lo tanto, antes de empezar con la línea que se ha seguido desde entonces de esperar a nuestros libreros y no hacer nuevas compras hasta que no volvamos a la “normalidad”.

Nunca hacemos spoilers, pero en este caso seremos todavía más cuidadosos con este tema, ya que consideramos que hay puntos del cómic que es mucho más satisfactorio para el lector encontrarlos en la lectura, y no saberlo de antemano.

Así pues, ¿de qué va La Cólera, de Santiago García y Javier Olivares? Esta novela gráfica trata el conflicto mítico de Troya. Y apunto “mítico” porque, aunque se sabe que ocurrieron ciertos conflictos bélicos en esa época, todo lo que ha llegado hasta nuestros días en el imaginario colectivo pertenece a la narración de los hechos recogida en la Ilíada de Homero. Es a partir de esa obra que los autores presentan en La Cólera la historia de Aquiles, durante el último año de la guerra de Troya.

 

Los hechos que se cuentan en la Ilíada sobre la historia de Aquiles (y la Guerra de Troya) están marcados por la intervención divina. Todo empieza con una manzana dorada, y a partir de ahí tanto dioses como diosas mueven sus hilos y juegan con el destino de los hombres. Sin embargo, en La Cólera los autores prescinden de toda esa parte para mostrar lo que realmente es un conflicto bélico. Y como la imagen de éste se ha tergiversado e idealizado mediante los textos de Homero.  

Así, seguiremos a Aquiles y sus hermanos de armas en ese último año de la guerra. Y conoceremos a este personaje mítico desde otro punto de vista. Ya que se presenta como el más hombre de los hombres, y al mismo tiempo, como una mujer. Y es que el Aquiles de esta historia tiene una personalidad muy consciente de sí misma y vive una dualidad que lo hace único como personaje. Y, sobre todo, lo hace humano.

Santiago García no se ha sacado de la manga la dualidad de Aquiles. Aunque es conocido que en la guerra de Troya Aquiles estuvo acompañado en todo momento por sus amantes Patroclo (aquí podríamos saludar a la versión cinematográfica y recordarles que no, no eran primos) y Briseida. Mantuvo a ambos cerca, y con ambos mantuvo distintas relaciones. Con Briseida más sexual, mientras que con Patroclo también sentimental. Todo esto puede observarse en La Cólera, pero, ¿de dónde sale que Aquiles fuera una mujer? Antes de que empezara la guerra de Troya, cuando todavía se estaban formando los ejércitos, la madre de Aquiles decidió esconderlo para que no participara en ella. Lo vistió de mujer, y le obligó a hacerse pasar por una de ellas, llamándola Pirra. Aquiles fue feliz en esa parte de su vida, tuvo un hijo (llamado Pirro) con una de las hijas del rey Licomedes y no fue hasta que Ulises destapó su engaño cuando Aquiles tuvo que zarpar con él a la guerra.

Parte de esta historia se cuenta también en La Cólera, en una conversación entre Ulises y Aquiles. Pero ¿por qué ¿qué aporta de nuevo esto a la historia del personaje? Ante todo, La Cólera es un cómic antibelicista. En contra de lo que cuenta Homero en su Ilíada, donde el conflicto es glorioso y representa la época de los héroes. La Cólera trata la realidad del asunto. Lo inútil de las guerras, el desastre que son tanto para quienes la sufren como para quienes nacen de ellas. Ya que, indirectamente, los hijos de aquella guerra somos los actuales habitantes de Europa. Una sociedad que se ha basado en historias como La Ilíada. Y que parece no aprender.

Hacia mitad de la historia Santiago García decide darle otra vuelta más de tuerca al argumento y es lo que refleja claramente que, como sociedad, tampoco hemos cambiado tanto. En un momento dado Aquiles se queda dormido, y tiene una extraña ensoñación que le hace conocer a sus hijos. Sus hijos del futuro, lo que construirá su leyenda. Europa. Allí se verá convertido en Pirra (¿entendéis ahora la importancia de la historia menos conocida de Aquiles?) y vivirá una vida convencional para una mujer del futuro. Sufrirá desigualdades en la empresa, sexismo, abusos y se verá inmersa en una trama relacionada con algo que todavía a día de hoy se mantiene. Las desigualdades sociales y los conflictos de frontera. Como puede ser el caso de Grecia y Turquía en la actualidad. Pese a no mencionar ningún país, y mostrar una ensoñación claramente futurista, el guionista está mostrándole a Pirra/Aquiles el desarrollo que tendrá su historia. Y cómo su cólera seguirá viviendo en nosotros.

El guionista no duda en mostrar la parte más cruda de las guerras. Al inicio del cómic el propio Ulises comenta que gran parte de su ejército está muriendo no en batalla sino a causa de la peste. Pero además de esto, muestra la ineficiencia de la misma cuando, tras diez años de conflicto, no han conseguido nada salvo muerte y enfermedad. Especial mención también a un momento en que Aquiles y sus hermanos de armas vuelven al campamento en la playa comentando a quien han matado ese día, y se dan cuenta que ni siquiera saben a quién han matado. Cómo la guerra desdibuja y deshumaniza hasta tal punto. Aunque de este punto hablaré más tarde por su calidad artística en cuanto al dibujo.

Tras la ensoñación de Aquiles, éste deberá decidir si continúa esa inútil batalla o se vuelve a casa a disfrutar de lo que le resta de vida. Contrario a lo que se pueda pensar, y siguiendo la línea antibelicista, Aquiles desarrolla una serie de ideas para el lector que hará que éste recapacite sobre el estado actual de las fronteras. Y, de nuevo, la inutilidad de los conflictos bélico. Decida lo que decida Aquiles, la historia sigue su curso. Y en el cómic, como en la vida, la historia sigue más allá del protagonista. Por lo que cuando el lector cree haber llegado al final el guion de Santiago García le obliga a seguir viviendo esa cólera que es vivir, y en este caso, leer.

En el apartado gráfico el trabajo de Javier Olivares es sublime. Todos los diseños (y en especial las escenas de guerra) siguen el estilo de representación de las cerámicas de figuras negras. Consigue además una profundidad mediante el color que puede resultar poco natural, pero que tiene completo sentido al ver una de las cerámicas del periodo. Además, durante la ensoñación, cambia el tipo de línea, pero no de dibujo. Por lo que crea un diseño evolucionado como, en teoría debería ser la sociedad, pero manteniendo el tipo de dibujo (así como se mantienen los conflictos que tenemos). Y cambiando únicamente las gamas de colores entre ambos tiempos, o ambos personajes si nos referimos a Aquiles y Pirra como distintivos.

Aquiles y Pentesilea (474-450 a.C.) cerámica ática de figuras negras que podemos encontrar en el British Museum

Como antes se ha mencionado, a nivel gráfico es muy interesante la escena en la que Aquiles y el resto de guerreros vuelven al campamento. Ya que el dibujante está representando un tipo de cerámica de figuras negras muy concreto. En una especie de procesión que todo el rato va en la misma dirección, y que en la vasija correspondiente estaría girando sobre sí misma todo el rato. Como los propios personajes, que se mueven por las cuatro páginas de esa escena, sin moverse.  

Las soluciones gráficas que crea Javier Olivares en algunos puntos, no sólo a nivel de color, sino también de representación son muy interesantes. Como, por ejemplo, acentuar puntos que parecen poco importantes o relevantes, como la sangre en un momento dado, y convertir ese goteo en una transición de página completa. Consigue mezclar un diseño clásico, como en las cerámicas, con una narrativa muy actual. Repitiendo de nuevo, la dualidad de Aquiles, en la forma de representar la historia. Además, gran parte de la historia se narra sin texto, por lo que el trabajo de narración gráfica es muy importante y está perfectamente desarrollado.

Por el énfasis histórico de esta reseña, podría pensarse que esta obra sólo es accesible para aquellos que conozcan bien la Guerra de Troya. Y nada más lejos de la realidad. Esta novela gráfica es accesible para todo aquel público que esté interesado en la historia de Europa como sociedad. Es posible leerlo desconociendo por completo el contexto histórico, o mitológico. Si bien es cierto que, si se conoce más en profundidad la historia, hay detalles de la obra que se disfrutan muchísimo. Y es que Santiago García y Javier Olivares han creado una obra clásica y contemporánea al mismo tiempo, con un nivel de detallismo poco habitual. Con una edición por parte de Astiberri con un tamaño algo más grande de lo habitual, donde se puede disfrutar hasta el último detalle.

Es horrible pensar que seguimos repitiendo los mismos esquemas erróneos de hace más de dos mil años. Basada nuestra cultura en una mitología heroica no hemos sabido sacar lo bueno de ella, sino lo malo. Por eso, obras como las de Javier Olivares y Santiago García donde se revisitan y actualizan, en cierto modo, la forma que tenemos de ver el pasado mitológico, son imprescindibles.

Por eso, aunque Santiago García haya dicho varias veces que no hemos sido pocos en decir fue el último cómic que compré antes del encierro convirtiéndose en el cómic de la cuarentena. Os recomendamos que ésta sea una de las obras que estén en la parte alta de vuestra lista de la compra cuando podamos volver a visitar a nuestros libreros de confianza.