Lectores reunidos (a propósito de la nueva Biblioteca Marvel)

La nueva Biblioteca Marvel ofrece la posibilidad de montar en una máquina del tiempo para descubrir el origen de Los Cuatro Fantásticos, Hulk, Thor, Spiderman, Los Vengadores, Doctor Extraño, La Patrulla-X… pero también para comprobar la idea de Universo en marcha a través de historias atrevidas, realizadas con el corazón

Uno. Más llamativo que la recuperación de los tebeos fundacionales de la Casa de las Ideas, que en su mayoría están recuperados en los Omnigold, lo relevante, como digo, es la forma de hacerlo por parte de Panini cómics. Y es que la nueva Biblioteca Marvel ofrece a los lectores lo más parecido a la máquina del tiempo ideada por H.G. Wells; o si queremos una referencia más cercana, disponer del DeLorean para viajar a aquella época de transformaciones y sueños. Una manera de regresar a la década de los sesenta y sentir de un modo gradual la construcción de uno de los universos de ficción más fascinantes creados hasta la fecha, mientras en paralelo recorremos el siglo XX para comprobar que cualquier acción se reflejaba en canciones, novelas, películas y, claro, cómo no, en tebeos que hacían estallar la realidad. Una manera inmersiva de volver a ser el niño que alguna vez se fuimos –con independencia de la edad que se tenga- y de apreciar cómo aquellos lectores asistían al nacimiento del Sense Of Wonder.

 

Dos. No es extraño imaginar que la cabeza pensante de esta iniciativa haya sido el editor Marvel en España, Julián Clemente, un chico que coleccionaba tebeos en los ochenta, cuando conseguir los tebeos consistía en recorrer los quioscos y tener la voluntad de Peter Parker. Aquella experiencia lectora de Clemente y tantos chavales nacidos en los sesenta y setenta, que se las veían (o nos las veíamos) moradas para organizar una cronología marvelita sin saltos temporales, porque durante muchos años se leía lo que caía en las manos, o incluso la editorial de turno, saltaba de aquí para allá, es contra lo que lucha esta nueva Biblioteca Marvel. Una manera de no repetir la Historia, sino de mejorarla. Una forma de viajar en el tiempo y de sentir aquel estado de ánimo para recuperar una experiencia que se antoja sin exageración posible, como única. ¿Y por qué?, preguntarán los que todavía no son verdaderos creyentes. Quizás, simplemente, al discernir que una vez rotos los sueños de cualquier persona y alcanzada la inevitable nostalgia, se comprende que las mayores alegrías de la vida están fuera de lo que la realidad considera importante.

Tres. La primera vez que leí estos primeros números fueron en los años noventa, en Orígenes Marvel, si la memoria no me juega una mala pasada. Leídos en diciembre de 2022, estos orígenes de Los Cuatro Fantásticos y de el increíble Hulk me parecen historias que derrochan energía, atrevimiento y se sienten modernas. A pesar de algunas ingenuidades, que las tienen desde la perspectiva actual, lo relevante es asistir al proceso creativo en marcha que ponen en liza Stan Lee y Jack Kirby. La energía del dibujo de Kirby y su simbiosis o contrapunto en los diálogos de Lee, genera una extraña fuerza motriz. El atrevimiento al combinar los problemas cotidianos de Reed, Susan, Ben y Johnny con algo más grande que la vida, mezclado con monstruos, magos/ilusionistas, piratas, etcétera, que estaban de moda en la época y eran de donde venían. Pero insisto, por encima de cualquier consideración estos primeros números son modernos e irán a más de un modo paulatino. Tal vez el toque liviano, humorístico, chispeante, irónico, metalingüístico de Stan Lee con la intensidad de la narrativa gráfica de Jack Kirby contribuya a crear ese equilibrio de modernidad que desprende la serie. Frente a algunas series posteriores y hasta contemporáneas que se ponen transcendentes en los diálogos y exponen una narrativa hipertrofiada o realista buscando no se sabe muy bien qué, ¿acaso ser más adultos?, esta serie de Los 4 Fantásticos lo es no solo por ser la etapa fundacional, sino también porque es consciente de ser un tebeo que desea proponer algo distinto aunque maneje las claves de las décadas anteriores que poco a poco serán superadas. Pero también es significativo al introducir ideas importantes, como por ejemplo sucede en las tres últimas viñetas del número 3 de Los 4 Fantásticos sin la necesidad de ponerse estupendos. O en el número 1 de El increíble Hulk, en la página 9, cuando Bruce Banner se ha convertido de noche en el monstruo y se enfrenta a Igor, un espía ruso que le apunta con un arma, entonces Hulk destroza la pistola diciendo esto es lo que temen los débiles hombres, toda una declaración de intenciones si tenemos en cuenta la época. Sí, lo sé, no descubro nada, la década de los sesenta en los cómics Marvel está plagada de conceptos, situaciones e ideas atractivas de los que se siguen nutriendo los artistas actuales para desarrollar sus historias.

 

Cuatro. Se trata de un juego imborrable que apela al lector que disfruta y se implica en las peripecias de unos personajes que reconoces, que saben conectar con la parte más honesta del niño que siempre seremos. Personajes con dilemas y problemas reconocibles con los que te identificas, tengas diez, veinte, treinta, cuarenta… cien años. Personajes que están alejados de la perfección aunque deseen hacer las cosas bien. Personajes que se enfrentan a las mismas situaciones y tienen las mismas dudas existenciales que cualquiera de nosotros. Personajes que nos hacen estar menos solos, que nos acompañan en los diferentes momentos de esta tambaleante vida.

Cinco. Los antiguos egipcios cuando embalsamaban un cuerpo dejaban dentro el corazón porque creían que la memoria, los pensamientos y emociones estaban en ese órgano. Precisamente, esta es la diferencia esencial. Los cómics Marvel de los sesenta atesoran el corazón. Laten. Están realizados con entusiasmo. Con corazón/amor. Característica que se mantendría durante décadas. Por eso no dejarán de respirar y bombear vida y memoria y una cualidad identitaria que traspasa los espejos espacio-temporales. A esto contribuye una de las secciones que incluye esta edición de la Biblioteca, La era Marvel de los Cómics a cargo de Sergio Aguirre. Una sección que conecta la Historia real con la ficticia. La Guerra de Vietnam, la carrera espacial, la crisis de los misiles cubanos, la Guerra Fría y otros muchos acontecimientos que se reescribirán en las viñetas. Frente a los grandes acontecimientos de la vida y de la cultura, lo que muestran (y siguen mostrando) los tebeos Marvel es los miedos del ser humano, sentirse diferente, afrontar adversidades, plantarle cara a los demonios internos y externos, la realidad y el deseo ante la eterna frustración que representa la maravillosa vida, aprender a crecer de la mejor manera posible para ayudar al que lo necesita. Y, ojo, con las décadas, los iconos Marvel y las fantasías o ficciones parece evidente que han incidido en la vida. Y ese viaje de ida y vuelta hoy resulta revelador.

 

Seis. A lo mejor tendría que haber comentado ya que los numerosos extras de esta edición no son extras al uso, no, son extras que favorecen esa lectura inmersiva. Te permiten entrar en la máquina del tiempo y manejar los mandos. A esto contribuyen las cartas de los lectores. Estas misivas revelan una forma de entender el medio y se manifiesta la incertidumbre de lo que deparará el futuro. Verlo en retrospectiva es una enseñanza, una forma viva de distinguir esta construcción. Y es que en las respuestas de Stan Lee a los lectores, repletas de ingenio, se contagia ese sentimiento primigenio de que algo estaba sucediendo.  

En estos correos encontraremos a lectores como Roy Thomas y otros que luego serían guionistas, editores, dibujantes, entintandores, coloristas y demás personalidades fundamentales del mundo del cómic-book. Pero también escritores, cineastas, músicos aficionados al Sense Of Wonder marvelita. Además estos primeros volúmenes de Los Cuatro Fantásticos y Hulk se completan con textos de Tom DeFalco, Peter David, Stan Lee, Alejandro M. Viturtia, Julián Clemente, Sergio Aguirre y Kauldi Gilibert, además de bocetos, ilustraciones, publicidades de la época, portadas originales, alguna curiosidad y un cuidado y mimo en la edición indiscutible.

Siete. Una manera de recuperar la fantasía y de combatir la batalla que nunca podremos ganar. En cambio, lo que consigue la lectura de estos tomos es recuperar una emoción semejante a la que me acompañó cuando era aquel chico que leía y coleccionaba por primera vez tebeos. Acaso como le ocurrió a Julián Clemente y a tantos chavales que aún hoy siguen con esta afición fantástica. Con la edad, los cómics me han (nos han) proporcionado otros placeres, no sé si más intelectuales, pero aquel disfrute primigenio, casi animal, intenso, comienza aquí, ¿no te gustaría sentir los efectos de los rayos cósmicos o de los rayos gamma? Una exploración imaginativa de felicidad. Un modo de recuperar aquella sensibilidad y cimentar la cronología marvelita. Un modo de comentar mes a mes esa experiencia lectora del niño que todos llevamos dentro, del chico que colecciona tebeos al margen de la edad. Un modo de hacer frente al tiempo.

¿Te quieres perder este viaje?