Eric Stephenson, la constante de Image

El Hechicero y la Imagen

No podemos comprender realmente los años 90 del comic norteamericano sin las sinergias entre la revista Wizard y la industria editorial, especialmente Image. Wizard fue fundada por Gareb Shamus, nacido en 1968 y cuyos padres tenían una tienda de comics y cromos en una población del estado de Nueva York. A principios de los 90, Shamus creó una newsletter de noticias y rumores a la que llamó Wizard y que enviaba a los clientes de la tienda. El éxito de la newsletter le animó a fundar la versión en papel en 1991 junto a Pat McCallum, que se convirtió en el Editor en Jefe. Wizard mezclaba información, entrevistas, hype, clasificaciones de artistas hot, bastante peloteo y mercado especulativo. Shamus era un fan, sí, pero sobre todo tenía mentalidad de hombre de negocios y creía mucho en las posibilidades de beneficio en el mercado de los cómics antiguos. En cada número de la revista había un extenso apartado donde aparecían los (supuestos) precios de cómics atrasados. Wizard fue uno de los factores de la burbubja especulativa que casi acaba con la industria en los años 90, convenciendo a sus lectores que si compraban los cómics hot del momento y tenían la suficiente paciencia podían alcanzar pingües beneficios. Lo que no explicaban era lo obvio, que si de algo hay mucha cantidad, su precio siempre va ser bajo bajo.

En su primer número Wizard hablaba del Spider-man de McFarlane y la última página era un anuncio en el que Marvel decía que el recién salido número 1 de X-Men iba a vender aún más que el cómic de McFarlane. Los siguientes números tocaban la salida de Claremont de la franquicia mutante, el nuevo Motorista Fantasma, Erik Larsen, John Byrne sustituyendo a Claremont como guionista de los mutantes o Batman casi de refilón porque Wizard era muy de Marvel y mucho de Marvel.  Con una marca de fábrica consistente en un barniz de humor que no encontrabas en ninguna otra revista de información, casi desde sus primeros números Wizard rebasaba fácilmente los 100 000 ejemplares vendidos.

En verano de ese 1991 un Eric Stephenson de 23 años entrevistó para Wizard a Jim Valentino, que en aquel momento estaba realizando Guardianes de la Galaxia con el grupo original del siglo XXX.  Stephenson debió hacer buenas migas con Valentino, que le llamó a finales de 1991 para soltarle la bomba: los autores más punteros de Marvel iban a montar su propia editorial. Jim Lee, Rob Liefeld y Todd McFarlane habían roto todos los records de ventas el año anterior con los mutantes y Spiderman y junto a ellos se encontraban Marc Silvestri, Whilce Portaccio, Erik Larsen y el propio Valentino. La noticia apareció en el nº 9 de la revista. Wizard, que había dedicado sus primeros números a las posibilidades monetarias de coleccionar esos números 1 de récord, fue un importantísimo factor de promoción tanto de Image como de otra nueva editorial que publicó su primer cómic, Magnus Robot Fighter, en 1991, la Valiant de Jim Shooter. En 1992 el nº 1 de Harbinger, también de Valiant, fue calificado por Wizard como “Coleccionable de la Década”. No mejor cómic, ni el mejor escrito o dibujado, no, sino el cómic que más valía la pena coleccionar.

Los siguientes números de Wizard traían en portada el Shaft de Liefeld junto a Cable (el 10), Spawn (el 11) y WildC.A.T.S. (el 12), donde aparecía la entrevista de Stephenson en el que los Guardianes de la Galaxia habían pasado a ser algo secundario frente al nuevo Shadowhawk, que Valentino pensaba que iba a poder seguir haciendo en paralelo a su trabajo en Marvel. Pobre iluso.

Los propios autores fundadores de Image reconocen que no tenían una idea de estructura empresarial clara cuando iniciaron su aventura editorial. De hecho, algunos de ellos tenían la esperanza de poder tener un pie en Marvel y otro en Image, como Valentino, al que Marvel le dio con la puerta en las narices. Por no haber, no había ni unas oficinas donde centralizar las labores editoriales. Erik Larsen y Todd McFarlane trabajaban desde sus casas mientras que Jim Lee, Whilce Portaccio y Marc Silvestri compartían un estudio al que llamaron Homage Studio. También Rob Liefeld y Jim Valentino compartían una oficina para el que necesitaban un “chico para todo”. Valentino se acordó de Stephenson, que dejó Wizard casi sin pensárselo, siendo esa entrevista su único trabajo para la revista que, además, se publicó cuando él ya estaba trabajando en Image.

Wizard siguió alimentando durante los 90 el hype e intentando sobrevivir al tsunami que creó la especulación. Durante los 2000 su atención giró hacia los eventos de Marvel y DC y las películas que iban surgiendo de ambas editoriales, mientras que una Image que huía de polémicas ya no ocupaba nunca la portada. La aventura acabó en 2011 con un nº 235 que traía en portada a Ryan Reynolds como Green Lantern. Si esa película no es gafe, no sé qué lo es. Durante sus 20 años de andadura tanto la calidad de sus artículos como su diseño habían alcanzado cotas remarcables, y había originado una serie de revistas asociadas que se dedicaban a los juguetes (ToyFare), los juegos de cartas (Inquest Gamer) o el anime (Anime Insider). Sin embargo, la competencia de internet le estaba haciendo mucho daño y el intento de relanzar la revista en 2010 con Mark Millar como editor invitado no fructificó. Los 10000 ejemplares vendidos del número 232 la sentenciaron a muerte. En el último número la mayoría de artículos trataban sobre series y películas y no había ni uno sobre nada referente a Image, que estaba probablemente en su mejor época precisamente gracias a ese antiguo colaborador del que solo publicaron un artículo.

Siempre ahí, siempre en segundo plano

Como cuenta el propio Stephenson, Image como editorial se creó más por casualidad que por premeditación. Aquella estructura deslavazada, en una época sin móviles ni internet, era un caos de llamadas y faxes y Stephenson realizaba labores de asistente de Liefeld y Valentino, tomando nota de cómo y, sobre todo, de cómo no hacer las cosas, un aprendizaje que obtuvo de la mano de Rob Liefeld, que le convirtió en editor de sus Extreme Studios con 24 años, donde, además, escribió, casi siempre de la mano de Liefeld, colecciones como Youngblood, Badrock, Bloodstrike (coescrita con Keith Giffen), New Men (en solitario con dibujos de Jeff Matsuda y Todd Nauck), Supreme o Team Youngblood. Como veremos más adelante, Stephenson es un guionista bastante competente, así que siempre nos quedará la sensación de que las historias salidas de la mente de Rob Liefeld podrían haber quedado incluso peor que el resultado final.

Tras la salida de Liefeld de Image en 1996, Stephenson se quedó en Image donde mantenía excelentes relaciones con el resto de fundadores, especialmente con Jim Valentino y Erik Larsen. Su puesto al lado de Liefeld lo ocupó durante un par de años Jeph Loeb que, entre otras cosas, editó el Supreme de Alan Moore. Valentino demostró tener más talento para dirigir el futuro de la compañía que como autor, faceta que abandonó durante 6 años para dedicarse a buscar maneras de mantener una editorial que, estaba claro, no podía mantenerse solamente con las publicaciones de unos autores cada vez menos interesados en dibujar o que estaban a punto de abandonar la empresa, como Jim Lee. Crear sellos como Cliffhanger en el año 1998 y Gorilla en el año 2000, fueron iniciativas más o menos exitosas que intentaban atraer nuevo talento. Pero lo más destacado era su visión de diversificar la línea editorial, dado que Marvel y DC monopolizaban el mercado del superhéroe y había un montón de géneros que apenas contaban con cómics y que podían encontrar su público como había demostrado Frank Miller con Sin City en Dark Horse. De ahí surgió Image Central, una iniciativa por la que la editorial hacía todo el trabajo de edición y promoción de títulos propiedad de sus autores a cambio de una tarifa fija, un modelo que le permitió descubrir talentos como Robert Kirkman o Brian Michael Bendis y que acabó por ser el paradigma de la editorial en el siglo XXI.

En agosto de 2001 el número 119 de Wizard presentaba una “lucha” entre la Image de la década anterior y la de aquel momento, que ganaba en guiones y diversidad de géneros, mientras perdía, según ellos, en el arte y en la potencia de los nombres implicados, porque la gente de la Image del siglo XXI era más discreta y profesional y, obviamente, menos jugosos informativamente que Liefeld, McFarlane y compañía.

Valentino ocupó la posición de Publisher en 1999, aunque ya lo era de facto desde 1996, con Stephenson como su segundo, con el cargo de director de Ventas y Marketing. Stephenson pudo dar rienda suelta en 1999 y 2000 a sus talentos como escritor trabajando para Marvel en títulos de Spiderman como Spider-Man Unlimited y Webspinner: Tales of Spider-Man. La primera de estas colecciones, que se basaba en la serie de televisión del mismo nombre, se estrenó con un nº ½ que fue publicado por Wizard, señal de que seguía habiendo buena sintonía entre autor y revista. La serie apenas duró 5 números y fue cancelada por las bajas ventas. En el otro título, que era una antología de historias del trepamuros por distintos autores, escribió tres números, dos de los cuales fueron dibujados por Keith Giffen, con el que ya había colaborado en Extreme Studios. Con Erik Larsen coescribió tres números de Lobezno dibujados por Leinis Francis Yu y los doce números de la muy apreciable Fantastic Four: World´s Greatest Comics Magazine que continuaba la historia de la Primera Familia de Marvel desde el nº 100 de la serie original, como si Lee y Kirby hubiesen seguido siendo pareja artística, contando con dibujos de Ron Frenz, Bruce Timm, Keith Giffen o el propio Larsen entre otros y con color del propio Stephenson. Además de colaborar con Larsen también lo hizo Rob Liefeld en otro tres de Lobezno, como muestra de que la relación con Liefeld seguía siendo buena. Con todo esto Stephenson nos demuestra un don de gentes realmente valioso en un negocio con tantos egos sueltos.

Jim Valentino dejó su puesto de Publisher el 18 de febrero de 2004 siendo reemplazado por Larsen, siempre con Stephenson a su lado como Director Ejecutivo. Cuando Larsen renunció a ese puesto en 2008 para dedicarse a tiempo completo a Savage Dragon, Stephenson era la elección obvia, ya que como declaró Larsen: “Era el segundo al mando con Jim y conmigo. Trabajó con Jim y Rob Liefeld antes de eso. Ha estado con Image desde casi el primer día y vive y respira cómics. Realmente era el mejor para el trabajo”.

Un paso adelante

Stephenson asume su puesto el 16 de febrero de 2008. Ese mes Image publicó Astounding Wolf-Man 5, Invincible 49, Invincible Presents: Atom Eve 2, las tres escritas por Robert Kirkman, Dynamo 5 11 con guión de Jay Faerber, Savage Dragon 135, Spawn 176 escrito por David Hine y el nº 3 del volumen 4 de Youngblood con guión de Joe Casey. Muy pocos títulos y muy poco variados, todos títulos de superhéroes y con una notable ausencia: ese mes no se publicó ningún número de The Walking Dead, el gran éxito de la casa, y hasta tres meses después no se publicó uno nuevo, el 49. Esa preeminencia de superhéroes preocupaba mucho a Stephenson, que tenía muy claro que, salvo alguna excepción como Invincible, Image no tenía capacidad para competir en el terreno de los superhéroes con Marvel o DC. Pensaba, como Valentino antes que él, que había que buscar otros géneros, algo en lo que Larsen no parecía estar muy de acuerdo. La falta de periodicidad de la mayoría de series, aunque no era lo deseable, no era tan acuciante, porque el Publisher tenía claro que era preferible sacrificar la periodicidad para así tener una consistencia en los equipos creativos que redundaría en beneficio de las futuras recopilaciones.

Si damos un salto a marzo de 2012 nos encontramos con una liefeldada, Blodstrike nº 26, Spawn 217, las dos series de Kirkman con el 89 de Invincible y el 95 de The Walking Dead, que había conseguido recuperar su periodicidad mensual, y números de las series Carbon Grey (fantasía épica), Hell Yeah (superhéroes), Chew (thriller en clave de humor negro), una producción 100% española de terror y aventuras como Nancy in Hell on Earth de El Torres y Enrique López, y, atentos, los nº 1 de The Manhattan Projects, la ucronía gamberra de Jonathan Hickman y Saga, la space opera familiar de Brian K. Vaughan. Y, quizás lo más significativo, estaba en curso la segunda temporada de la versión televisiva de The Walking Dead, que marcaba el camino transmedia a todos los autores de productos de creación propia. Son solo nueve lanzamientos en un mes, pero el objetivo de la diversidad de géneros empezaba a dar sus frutos.

Además, Eric Stephenson encontraba tiempo para escribir sus propios títulos, como Nowhere Men, que describe un mundo donde cuatro científicos tienen la consideración de estrellas de la ciencia y cómo ese hecho cambia su entorno y They´re Not Like Us, una apreciable reflexión sobre el tópico del poder y la responsabilidad. Esta última serie le sirvió a Jordie Bellaire para ganar el Eisner en 2014.

Si diéramos otro salto de cuatro años, febrero de 2016 asistió a la publicación de 54 grapas y 6 recopilatorios. La mayoría de títulos nos suenan a todos e incluso han sido publicados en España: Nailbiter, Paper Girls, Pretty Deadly, Black Science, Descender, Injection, Low, The Manhattan Projects, The Walking Dead, Astronauts in Trouble, Birthright, Bitch Planet, Huck, I Hate Fairyland, Sex Criminals, Black Magick, Chew, The Goddamned, Outcast, Saga, East of West,… En ocho años Stephenson le había dado la vuelta a la editorial y a la propia industria, al menos aquella que no era Marvel o DC, que acabarían renunciando a ir más allá de sus cómics de superhéroes con iniciativas como Epic o el sello Vertigo. Image era el refugio para todo autor que quisiera publicar sus propios cómics reteniendo todos sus derechos, incluyendo los audiovisuales.

Stephenson no rehúsa dar entrevistas y, leídas varias, hay que reconocerle la coherencia y fidelidad a sus principios, especialmente la idea de que lo importante es la historia, de ahí que sean generalmente los guionistas los que negocian con la editorial y forman su propio equipo artístico, un proceso en el que la Editorial no se interfiere, aunque se reserve el derecho de aceptar o no el producto final. Lo que empezó siendo una “editorial de dibujantes” se acabó convirtiendo en una “editorial de guionistas”. Además, el editor es muy consciente de que la industria tiene sus altibajos y que una racha de éxitos como la que tuvo Image en los 2010 es posiblemente irrepetible. Valga como ejemplo de este éxito que en 2019 Image recibió 30 nominaciones a los Eisners y que los seis contendientes a mejor serie nueva eran todos títulos de la editorial, un auténtico récord: Bitter Root, Crowded, Isola, Man-Eaters, Skyward y la ganadora, Gideon Falls. Todos grandes comics, pero realmente ningún hit, y muy pocos han sido editados en España.

Porque es un hecho que Image sigue publicando buenísimos comics. La semana en la que estamos escribiendo estas líneas salen a la calle Spawn 337, Radiant Pink 2, The Magic Order 3 nº 6, Kaya 4, Nita Hawes´ Nightmare Blog 11, Unnatural: Blue Blood 5 y Holiday Party 1, manteniendo e incluso aumentando la mescolanza de géneros y estilos marca de la casa pero que en su gran mayoría no están consiguiendo el impacto ni la difusión que muchas de las obras de ese febrero de 2016. Stephenson es tranquilo, tiene paciencia y fe en el talento, el ajeno y el propio, que le llevó en 2018 en formar parte de la Junta Directiva de Image junto a Robert Kirkman, Erik Larsen, Todd McFarlane, Marc Silvestri y Jim Valentino. Nada mal para el chico que empezó mandando faxes en nombre de Rob Liefeld y que se ha convertido en uno de los editores más importantes de la historia del cómic norteamericano, capaz de poder hablar de tú a tú a Jim Shooter, Jennette Kahn o Joe Quesada.