Palabra de Editor #53 – Sé lo que listaste en 2022

Palabra de Editor es la columna de opinión de Pedro F. Medina (@Studio_Kat), Editor Jefe, responsable de licencias y redes sociales de Fandogamia y periodista con una faceta nada oculta de showman en los eventos de cómic y manga

He regresado a este púlpito poco antes del cierre del año, como aquel que pone un pie en la puerta antes de que se la cierres en las narices. Debería excusar mi ausencia durante estos meses, pero mi única justificación es la falta de tiempo y debería aprovechar el poco del que dispongo para entrar en materia, así que dejémoslo así. Solo diré que mi propósito para 2023 es retomar mi actividad por estos lares (y así aprovecharé los siete textos que tengo a medio escribir) y enseñar más los dientes, que es lo que les jode.

Vengo con una réplica a mi lista de Tebeos a Tener en Cuenta de 2021. En aquella destaqué algunos de los cómics más vendidos y otros que meses más tarde recibirían unos cuantos premios (incluso Nacionales), así que ni tan mal. Me ahorro deciros que no está bien eso de publicar listas antes de que se acabe el año, máxime cuando hay editores tan descarriados como yo, que tienen SEIS novedades en distribución para el día 29 de diciembre. Ya os contaré otro día, porque no ha sido por voluntad propia. Digo todo esto para que nadie se sienta señalado de forma individual: podéis hacerlo en conjunto, porque todas vuestras listas son caca y están MAL. 

Dicho esto, aquí va la mía. Diez cómics que destacar del 2022, para bien o para mal. Here we go.

 1.     Sueños Frikis, más conocido como “el último álbum de Superlópez” (Jan). Este año ha sido el momento en el que Jan ha decidido dar carpetazo a una longeva etapa con su personaje más conocido y empezar a publicar lo que le dé la gana. Y yo te digo: olé tú, bravo, a ver con qué nos sales, porque ha dicho que no va a dibujar más Superlópez pero que le queda tinta para rato. Estas líneas son una chapuza de homenaje en comparación con su trayectoria profesional y su palmarés de premios, pero aquí quedan.

2.     Kowloon Generic Romance (Jun Mayuzuki). Que este año ha salido más manga que nunca es una cosa. Que si solo hubieran publicado este también valdría es otra. Cuando acabas el primer tomo se te queda el culo roto. Tiene una ambientación magnífica, unos personajes que te caen bien a la primera, una historia embriagadora de esas que te van soltando los detalles poco a poco, y una estructura futurista ahí colgando en el cielo, perpetua, que parece que te esté vigilando todo el tiempo. Estoy dentrísimo de esta mierda.

3.     Chan-Prin (Xian Nu Studio). Porque ha terminado. Porque es de mis amadísimas Champú Espudio. Porque es un libro-juego, que no es moco de pavo. Porque ha concluido tras seis volúmenes con un público atrapado. Luego lloramos porque no se desarrollan universos, no se apuesta por el tebeo español… aquí llevan añazos construyendo un guantazo en vuestra cara y no lo estáis viendo. ¿Te tienen que poner un stand de 80 metros cuadrados con lonas colgando del techo y regalarte un calendario para que pienses que se está haciendo algo por el talento de aquí? Lo tienes en tus narices desde hace tiempo.

4.     Sweet Paprika/Hot Paprika (Mirka Andolfo). Lo de las ilustraciones de Mirka es acongojante. El color estalla en tus retinas. La edición de Moztros encima está bien conseguida, a buen precio para ser una tapa dura. Y aquí viene lo que de verdad me fascina: publicaron dos versiones, una a 18€ (la Sweet) y otra a 24€ (la Hot) que incluye un librito en blanco y negro con detalles en magenta, y que viene a ser el mismo tebeo pero en pequeñito y con los personajes en pelotas cuando hay escenas tórridas. Y la que vende es la edición HOT, pero muy por encima de la otra. Yo no sé si este era el plan desde el principio, pero así funcionan las finanzas: la gente está dispuesta a pagar más por los extras. Quieren extras. A la confesión que me hizo en la oficina Inma S. Andreu, traductora de Giant Days, me remito: “yo lo que quiero son postalitas”. Luego que nadie se sorprenda si salen ediciones adicionales de mil tebeos que incluyen tonteridas para satisfacer al personal. Es la alternativa moderna de las variant covers. Es lo que quiere la audiencia. Ya está ocurriendo (godzilla vs power rangers ejem) y adivina: la que funciona es la versión cara con regalitos que cuestan 20 céntimos imprimir. POS A ELLO. TONTO EL ÚLTIMO.

5.     El cómic del Mundial de fútbol de Mortadelo y Filemón (F. Ibáñez). No necesito leerlo. Solo con la portada ya tengo todo lo que necesito: nuevas muestras de racismo estereotipado y una composición de ilustración descabellada, sin sentido, donde el “chiste” prima sobre todo lo demás. El problema es que es el mismo chiste desde hace más un lustro. Si insistís en cascarle un Princesa de Asturias a Ibáñez ya es para hacéroslo mirar.

6.     Hierba (Keum Suk Gendry-Kim). Se va a llevar un potrollón de premios bien merecidos. La temática es un TRIGGER WARNING de manual: las esclavas sexuales sometidas por el ejército japonés durante la ocupación coreana en la Segunda Guerra Mundial. Tremendo. Nauseabundo. La cosa es que me he coscado de la mitad. ¿Es por la fórmula narrativa? ¿Es porque no soy capaz de seguir un porcentaje alarmantemente alto de cómics modernos? ¿ME ESTOY VOLVIENDO VIEJO? ¿YO, QUE ME LEO ONE PIECE TODAS LAS SEMANAS? ¿¿ES QUE ONE PIECE ES DE VIEJOS?? (respuesta: sí)

7.     La revista El Jueves, así un poco en conjunto, porque ha cumplido 45 años de publicación sostenida, siempre dando en el callo, creando personajes que son parte del imaginario popular, aunque a veces proclamen más progresismo del que de verdad sean capaces de practicar. Y a pesar de la crisis del papel y la subida de precios. Por ahora. *cruza los dedos*

8.     Joe del Mañana (Asao Takamori y Tetsuya Chiba). Un clasicazo, uno de esos mangas que sentaron cátedra. Lo malo es que no lo firma Tezuka ni ha sido publicado antes en España, porque parece que los únicos mangas clásicos que venden fuerte son los reeditados, los que apelan a la nostalgia, como ese Gunsmith Cats que nos ha puesto ojitos aunque cueste 25 napos. El resto… lo justito. Ojalá equivocarme. Ahora se viene Hajime no Ippo, en tomos dobles, porque no hay otra forma de fumarse los 135 tankoubones que lleva en Japón (¡y sigue abierta!). Su mayor paralelismo con Joe del Mañana es que va de boxeo. Su mayor diferencia es que la publicará Planeta, que nos va a meter Ippo por el gaznate hasta que arrojemos la toalla. Y que van a emitir la serie en Netflix, lo que te granjea toda la promoción que necesitas en esta vida. Así que la auténtica clave es la de siempre: que a la gente le suene el tebeo antes de tener que abrirlo.

9.     Seguir dibujando (Coco), reflexiones y procesiones de una de las supervivientes de la masacre en la redacción del Charlie Hebdo en 2015 tras publicar imágenes de Mahoma. No tengo más que añadir.

10.  ¡Dales caña! (DAC). Aquí hay dos aspectos a valorar: por un lado, la publicación de un volumen recopilatorio con los ¡DALES CAÑA! de DAC, que vienen a ser la versión ilustrada de lo que yo hago en estas columnas, solo que él comenzó diez años antes. En este sentido, soy un mero imitador. Por otro, que dicho volumen se centre en hablar de las editoriales de manga y sus barrabasadas, poniendo en contexto histórico a quien se enfrente a su lectura cada dos páginas. Una barbaridad de curro, por el que otorgo a Alegría Jiménez, maquetadora, la Cruz de Papel por actuar más allá del servicio del deber (por suerte, no ha sido a título póstumo).

Y con esto me despido del año. El inconveniente de las listas es que cuando llegas a un número determinado hay que darles cierre, y da rabia porque me he dejado unas cuantas polémicas por nombrar, aunque algunas de ellas hoy serían verdaderas teabags y me lo podríais echar en cara. No quiero hacer leña del árbol caído, así que os dejo con unas poquitas recomendaciones en tiempo de descuento: Madman (Mike y Laura Allred), La palabra que empieza por A (Elizabeth Casillas), Sábanas (Brenna Thummler), Ladrona (Lucie Bryon), Grito nocturno (Borja González), Un viaje por las letras (Pedro Cifuentes), La pequeña genia y la partida de shatranj (Álvaro Órtiz). Mi único criterio, para variar, es que hubiera publicado cualquiera de ellos bien a gusto. Cualquiera sería un regalo de tres pares, y eso que ni siquiera he tirado de mi propia editorial. Algún día tendré que hacerme la foto con el representante institucional de turno con mis tebeos en la mano.

Hasta entonces, paz y viñetas a las gentes de buena voluntad. Nos leemos a vuelta de página.