Canción para hundir flores en el mar, la memoria poética de Oliver Añón en forma de novela gráfica

Las obras relacionadas con la memoria son siempre complicadas de analizar, porque entra un factor emocional por parte de les autores con el que, personalmente, creo que debemos tener siempre cuidado. Y con esto no digo que no sean criticables y/o analizables, sino que de cara a hacer una reseña de ellas debemos ser conscientes de su valor y transmitirlo.

Canción para hundir flores en el mar fue la primera novela gráfica de Oliver Añón, quien después centraría su carrera en temas audiovisuales e ilustración. Este cómic le valió el XIII Premio “Castelao” de banda deseñada de la Diputación de A Coruña en 2018. Publicándose en gallego un año después. Añón, artista barcelonés, pasó gran parte de los veranos de su infancia y adolescencia en A Coruña. Y, como nos ocurre a todes cuando rememoramos el pasado, es de esos momentos de los que tiene recuerdos más vívidos. Y son los que utiliza en esta obra. 

En Canción para hundir flores en el mar el autor hacer un ejercicio consciente de recuperación y revisión del pasado, centrándose en los veranos que mucha gente hemos pasado en el pueblo, en su caso en A Coruña donde se suceden el paso a la adolescencia, los cambios que eso conlleva y esas primeras veces para todo. Así como la llegada a la vida adulta, las primeras pérdidas y desengaños… entre otros.

En un flashback no lineal Añón se centra en momentos clave de su vida, y los va narrando como si de una libreta de viajes se tratara. Llevando a les lectores a través de esos momentos, y haciendo evolucionar su narrativa, al mismo tiempo que lo hacen sus historias, las personas que lo rodean e incluso la ciudad, que llega a convertirse en un personaje más. La evolución del protagonista llega hasta el momento en que el autor estaba realizando la obra. En una de las viñetas comenta: Hoy he cumplido treinta y seis años. Llevo once meses dibujando y escribiendo estas notas.

El apartado gráfico de Añón se centra, como puede observarse en las imágenes que acompañan este texto, en un dibujo bastante geométrico de blancos y negros puros. No hay grados ni tonalidades, sin embargo, esto le obliga a ser mucho más creativo con su narrativa. Algunos recuerdos se dibujan empezando por el final y desarrollándose hasta el inicio del mismo. Algunas de las historias se cuentan en vertical, mientras otras lo hacen a través de silencios largos y tensos. El autor compensa las escenas de silencios con otras llenas de información escrita, acerca de su familia, sus amigos y sobre sí mismo. Sin embargo, incluso esas viñetas escritas mantienen la poesía lírica que va construyendo durante toda la obra.

Y es que la intención de Añón es la de despertar los sentimientos de les lectores. Y vaya si lo consigue: La melancolía, el cariño, la felicidad, la tristeza, la sorpresa e incluso lo que se conoce en gallego como la morrinha, la nostalgia de la tierra natal. Que, si bien en su caso no es Galicia como tal, si lo es en el caso de sus recuerdos seleccionados para esta obra.

Originalmente esta obra se publicó en 2019 en gallego por parte de la Diputación de A Coruña. Ahora, en castellano, la edición corre a cargo de Bang Ediciones, quienes han utilizado muy buenos materiales tanto en la cubierta, de cartoné, como en sus páginas interiores. Con un total de ciento veinte páginas, como ya se ha comentado en el apartado gráfico, en blanco y negro.  

Actualmente Añón gestiona su propio estudio como animador, diseñador de motiongraphics e ilustrador. Por lo que quizá debamos esperar bastante para ver otra novela gráfica del barcelonés con sangre gallega. Pero, si tenemos que guiarnos por su opera prima, Añón todavía puede sorprendernos con más historias largas. Mientras tanto, disfrutemos de Canción para hundir flores en el mar, y dejémonos llevar por la nostalgia de la memoria y el arte.