Palabra de Editor #51 – Dame lo mío

Palabra de Editor es la columna de opinión de Pedro F. Medina (@Studio_Kat), Editor Jefe, responsable de licencias y redes sociales de Fandogamia y periodista con una faceta nada oculta de showman en los eventos de cómic y manga

Con la vuelta al cole han regresado también los eventos comiqueros, pero no solo para los aficionados. El Madrid Comic Summit, un encuentro entre profesionales del sector que trató de aglutinar a editoriales, librerías, guionistas, dibujantes y empresas distribuidoras, consistió en una serie de charlas en las que las miradas mataban pero las palabras fueron cordiales. Quizá tirando a neutrales. Todo depende de a quién leas, en el cómic nunca hay ganadores y perdedores… salvo que te den un trofeo, el premio a mejor algo, entonces sí, entonces has ganado. Aunque si no te dan ni una estatuilla, chirimbolo de metacrilato o papel que lo mencione, ¿has ganado de verdad? Cuantas dudas.

Me fue imposible acudir porque coincidía en fechas con la Japan Weekend Madrid, donde teníamos a una invitada internacional, un montón de autores y una barbaridad de gente (quizá demasiada) a la que vender tebeos. Los negocios son los negocios. Me debo a mis ediciones. Pero la gente de ARGH (Asociación Profesionales de Guionistas de Cómic) ha hecho un resumen muy eficiente que te puedes leer en cinco minutos. Hablan de consensos y objetivos a los que llegar y, aunque en su mayoría me parecen pistonudos, hay algo que se me sale de los esquemas. Sigue leyendo.

Guionistas y dibujantes reclaman «un incremento hasta el 25% de royalties en todas las ventas directas (…): ventas en eventos, a través de página web, crowdfundings, preventas…«. Considerando que lo que solicitan grosso modo es un aumento de royalties del habitual 10% a un 14%, con la conveniencia de editoriales, librerías y distribuidoras quitándose un pequeño cachito cada una para completar el rondo, supongo que piden más en la venta directa porque piensan que el editor gana muchísimo más por ejemplar. Y esto no es del todo así.

Yo lo de los porcentajes lo he visto siempre claro, y desde el año 2013 les ofrecemos a nuestros artistas un 20% del PVP de los libros. Ya he comentado muchas veces que es nuestra apuesta por la industria nacional: cualquier obra extranjera que publiquemos ya nos va a costar eso, en realidad, porque aunque la licencia sea barata (entre un 8 y un 12%), hay que contratar traductores (que te pasan la factura) y la rotulación y edición son más complejas que en un cómic español (donde, además, la mayoría de veces apenas hay que hacer nada salvo hacer una revisión ortotipográfica, añadir páginas de créditos y montarlo todo en un PDF) y también se paga aparte.

Eh, cada uno con su dinero hace lo que quiere.

La cosa es que en ocasiones puedo completar el 20% por algunas de esas ventas directas que mencionaban antes, pero que a su vez son la parte más volátil y difícil de calcular. Cada evento no tiene la misma rentabilidad. En una Japan, a 600€ de alquiler por stand, el rendimiento por libro vendido es distinto al Manga Barcelona, donde el mismo espacio de exposición y venta en metros cuadrados supera los 3000€ de coste. Y además hay que sumar toda una serie de gastos fijos que hay que cubrir: hoteles, dietas, desplazamientos, las nóminas de fin de semana. No es moco de pavo. Barcelona y Madrid parecen los paraísos del cómic, con decenas de miles de lectores sacando las carteras, pero también son las ciudades más caras para pasar unos días, con una diferencia grotesca respecto a otras poblaciones. La gentrificación, las ganas de recuperar el tiempo perdido en la pandemia o, simplemente, la falta de escrúpulos. Yo qué sé. Los espacios expositivos en estas macroferias del cómic cuestan mucho dinero, se pagan con bastante antelación, y si luego hay una catástrofe, la furgoneta explota de camino o el pallet termina en el Inframundo es muy fácil que lo pierdas todo. Son un colchón de liquidez para los pequeños empresarios y una fiesta en general, pero también una inversión, una apuesta. Yo solo suspiro de alivio los domingos a las 17:00 horas al ver que todo ha salido como tocaba. Llevo más de quince años recorriendo festivales y me he comido suficientes marrones como para no bajar la guardia nunca. Inundaciones, excesos de aforo, mensajerías que no entregan, ruedas reventadas, rebeliones de expositores, robos de recaudación, incluso la desaparición completa del equipo organizador.

Acudimos a ferias para poder vender más material, porque tenemos la certeza de que cuantos más puntos de venta tengan nuestros cómics más de ellos tendrán la oportunidad de salir de sus cajas y ser felices, pero eso no significa que acabemos ganando mucho más por cada libro, aunque a priori lo parezca. Y a veces la cosa no sale bien.

Las ventas online también tienen su aquel, porque parece que no hay mordisco de los intermediarios tradicionales… pero sí de otras partes. Las empresas de mensajería, por ejemplo, que con esto del precio del combustible se están subiendo a la parra cosa mala. El personal para preparar los envíos, porque ya me dirás cómo gestionas los 500 pedidos de una preventa de día para otro si no refuerzas el servicio, a menos que quieras paralizar todo lo demás. Los regalitos de los crowdfundings, que motivan las compras por impulso pero te obligan a presupuestar chapas, láminas, marcapáginas, parches, camisetas. Solo los sobres reforzados para enviar libros ya cuestan lo suyo. Y gestionar devoluciones, cosas que llegan hechas polvo porque patata. Ah, y el espacio de almacén, que lo de meter las cajas debajo de la cama cuando llegaban de la imprenta estaba bien cuando sacábamos dos fanzines al año, pero llega un punto en el que no es viable y necesitas un espacio y una logística en condiciones. Si aquí nos pensáramos medidas como en Francia, que quieren aplicar un cobro obligatorio de tres euros para pedidos inferiores a treinta y cinco napos (con la intención de desmantelar los privilegios de Amazon), otro gallo cantaría.


Profesionales creativos y creativas del cómic: SEGUID LUCHANDO. Muchos sabemos que sois el alma y el centro de todo. No creáis que la venta directa es la panacea, porque si quieres que funcione bien está sujeta a un montón de gastos que son los que sostienen el valor añadido que les da distinción (que puedas hablar directamente con la editorial de tú a tú, que te lleves la obra firmada, que el envío venga con tanta parafernalia que tengas que mudarte a otro piso). E incluso si una venta directa tiene un gran éxito probablemente compense la venta posterior en librerías que muchas veces depende de factores ajenos al cómic en sí, como que Autor Famoso haya sacado esa misma semana un futuro Esencial que se va a llevar todas las miradas y billetes, o que haya partido de fútbol en la ciudad del equipo local donde haces la presentación oficial y puesta en escena del álbum. Y el equipo editorial no podemos estar en todos los puntos de venta recomendando tu tebeo todo el tiempo. Ya nos gustaría hacer un Manhattan Transfer y plantarnos cada finde en todas las tiendas especializadas con un megáfono y puntos de libro en la mano.

Que a ver, si queréis lo hago. A ver que mire los precios de Renfe, que dicen que han bajado…