Goya Saturnalia, la obra maestra de Manuel Gutiérrez y Manuel Romero

Francisco José de Goya y Lucientes es una de esas figuras histórico artísticas que casi todo el mundo conoce. Todavía más en nuestro país, que es todo un icono y ha generado infinidad de obras sobre su vida y obra. El cómic es otra de esas artes que se han acercado a su figura desde infinidad de miradas, tantas como autorías.

Puede que en la presente reseña se note más de lo normal que soy historiadora del arte, pero creo que en casos como éste es cuando se tiene que notar. Y cuando se tienen que usar los conocimientos sobre arte y cómic para que una obra de este calibre llegue a un público mayor. Porque cuando se habla de obra maestra, y más adelante analizaré ese término, se puede creer que no es accesible para todo el mundo o que se trata de una novela gráfica complicada para aquellas personas que no sepan teoría del arte. Y todo lo contrario.

Así, ¿qué hace especial Goya Saturnalia de Manuel Gutiérrez y Manuel Romero? ¿por qué sobresale entre las otras mil obras que existen sobre el pintor, dibujante y grabador? Acompañadme a analizar este tebeo, como siempre, libre de spoilers y sin destrozaros la experiencia lectora.

La sinopsis de Goya Saturnalia sitúa la historia en 1819, cuando Goya tiene más de setenta años y se traslada a vivir a la llamada Quinta del Sordo. Una extensa finca situada en los Carabancheles, a las afueras de Madrid. Ésta se convirtió en residencia, y estudio, durante sus últimos años en España, justo antes de su exilio. Es en esa finca donde desarrolló algunas de sus obras más reconocidas, especialmente las llamadas Pinturas Negras, entre las que destacan en el imaginario social: El Aquelarre (o El gran cabrón), Saturno o Asmodea. Un total de catorce pinturas murales que fueron trasladadas a lienzos, y que en la actualidad pueden disfrutarse en el Museo del Prado. Tal es la importancia de esta finca que los autores de esta novela gráfica la convierten en su portada. Convirtiéndola en continente de toda la historia desde el principio.

Goya Saturnalia trata la creación de esas catorce obras, centrándose en unas más que en otras, y muestra su desarrollo a través de la figura del autor. Goya se desarrolla en este cómic como personaje a través de sus creaciones, su mal humor y sus relaciones familiares y de amistad con la poca gente a la que por aquel entonces toleraba. Es importante apuntar que la figura de Goya está muy estudiada, sabemos mucho de él y al mismo tiempo nunca seremos capaces de averiguar exactamente qué pasaba por su cabeza en muchos momentos de su vida. Goya Saturnalia se adentra en esos años de su vida de forma transversal, a través de sus pinturas, sus dibujos y grabados… pero también a través de un estudio científico presentado a través de otras artes como la poesía y la música.

En la introducción de Goya Saturnalia se avisa a les lectores que se trata de una fuga en cinco movimientos compuesta por Manuel Gutiérrez y Manuel Romero. Y vaya si lo es. Una fuga es un tipo de composición musical donde las líneas melódicas varían entre dos y cuatro voces, a veces incluso más. Estas melodías se van “persiguiendo” unas a otras, y se responden a través de repeticiones, de forma que crean una discusión que siempre va hacia delante. Esos cinco movimientos de los que habla Gutiérrez, hacen referencia en el caso del cómic a lo que se consideran cinco capítulos muy diferenciados. Ya que cada uno de ellos va acompañado de una cita literaria. Se une así, en las dos primeras páginas, la música y la literatura.

El aquelarre o El gran cabrón (1820-1823) Goya. Óleo sobre revestimiento mural trasladado a lienzo (Museo del Prado)

 

El guion de Gutiérrez está basado en una investigación profunda de la vida y obra de Goya. Investigación que queda documentada al final del cómic en el apartado de referencias artísticas y bibliografía. Dos apartados que son siempre de agradecer, y que no son necesarios para disfrutar de la obra, pero sí que ayudan a entenderla mejor. Los tres primeros movimientos, o capítulos, presentan una narración algo más tradicional que los dos últimos. Se establecen las melodías principales, la vida de Goya en ese momento, sus relaciones personales y con su trabajo. Todo ello a través de la creación de algunas de las pinturas negras.

En esa parte del cómic se muestra la personalidad de Goya y su situación física y mental. Que, obviamente, influyó en sus obras. El apartado gráfico de Romero navega entre páginas con seis o doce viñetas completamente regulares, otras con ilustraciones a página completa, y páginas que combina ambas opciones. Siempre con una distribución milimétrica. La narración visual se sirve de las pinturas negras para que Goya navegue a través de ellas, mientras las crea, en sus diatribas mentales. Así, los autores muestran una cara desconocida de dichas pinturas, ya que en ocasiones se centran en detalles que al visitante medio de un museo podrían pasarles desapercibidas. Y, además, dotan a estas pinturas de movimiento. No sólo por parte de Goya, sino de los personajes representados. Que también se desarrollan dentro de la narración.

Lo que Gutiérrez denomina fuga termina de mostrarse a partir del cuarto movimiento, ya que las líneas melódicas que se habían ido presentado (la vida de Goya, sus obras y su proceso de creación) se unen para discutir de pleno con la Historia del Arte, y lo que significará para el futuro el arte de Goya. En el cuarto movimiento Goya empieza a plantearse, o más bien a reafirmarse, en quién es él. Y a partir de ahí Gutiérrez crea un contrapunto entre lo que conocemos a ciencia cierta sobre el autor, y la influencia que ha tenido en obras futuras. Introduce obras y artistas que no comentaré para no destruir la experiencia lectora, pero que quiero señalar son muy buena elección no sólo por el devenir histórico sino por su relación artística e influencias respecto a Goya y los temas que éste trataba.

A su vez, Romero cambia la organización de las páginas, aunque mantiene consonancia con las estructuras anteriores, introduce aquí viñetas dentro de imágenes a página completa, detalles y superposiciones de obras que no son de Goya. Creando entre ambos una estructura poética respecto al arte. El estilo gráfico de Romero, como puede observarse en la propia portada y en las imágenes de esta reseña, imita a la perfección los trazos y colores de Goya. No sólo en las pinturas murales, sino también en sus dibujos y preparaciones para grabados. Estos últimos no aparecen de forma explícita en este cómic, pero sí son claros referentes para el dibujante que consigue adentrarnos en la obra de Goya como si fuera la suya propia. Creando, entre ambos autores, una ficción histórica y poética perfecta.

Casi al inicio de esta reseña hablaba del concepto obra maestra, que además he usado de forma consciente en el título de la misma. A nivel social se entiende, guste más o menos el personaje por sus tendencias violentas, entre otras, que Goya fue un gran maestro de las artes visuales. Sin embargo, en este caso el concepto hace referencia a Goya Saturnalia, entendiéndola como gran obra que pasará a la historia del cómic patrio. No podemos saber si Gutiérrez y Romero volverán a trabajar juntos en una obra de este calibre, que esperemos que sí visto lo visto. Pero esta novela gráfica es sin duda una de las grandes obras de ambas carreras. ¿El problema del concepto? La mitificación que supone, por lo que desde esta plataforma quiero romper una lanza en favor de la celebración del trabajo bien hecho sin necesidad de caer en idolatría. En este caso, de Goya o los autores que lo tratan. ¿Significa esto que tenga que gustarnos a todes las obras de Goya, o este cómic? Por supuesto que no, el gusto es completamente personal. Y, como diría El Barroquista, No pasa nada si no te gustan las Meninas. O, en este caso, las pinturas negras. Pero que a cierta parte del público no le gusten no les resta valor en forma alguna. 

Y es que esto me lleva a otros dos temas que creo es imprescindible en esta reseña, la lucha contra la idea de artes mayores y artes menores, y el es que no se entiende. Como si la pintura estuviera por encima del cómic, y fuera necesario acercarnos a ella para ser un arte mayor. No. No existen artes mayores y menores, artes más o menos válidas. En este caso tiene todo el sentido del mundo que el cómic se asemeje a la pintura por el tema tratado, pero esto no significa que sea un buen cómic por ello. Es un magnífico cómic por todo lo listado más arriba, no por acercarse únicamente a la pintura.

Y, lo segundo, el tema recurrente de es que no se entiende. Obviamente, les historiadores del arte vemos en este tipo de obras detalles que a otres lectores pueden pasarles desapercibidos. Pero eso no significa que la obra sea complicada en su lectura. Es compleja en su creación, pero no es necesario entenderla desde un punto de vista racional para disfrutarla. Igual que podemos ir al Museo del Prado y quedarnos delante de un cuadro horas y horas, o simplemente segundos, disfrutando de lo que nos hace sentir, Goya Saturnalia es una novela gráfica que se ha creado para que les lectores se sumerjan en el arte. En el de Goya y en el de Gutiérrez y Romero.

Saturno (1820-1823) Goya. Óleo sobre revestimiento mural trasladado a lienzo (Museo del Prado)

La narrativa de este cómic está pensada para dejarnos arrastrar por la fuerza del arte en general, la del cómic en particular. Por eso, desde el principio de esta reseña remarcaba la idea de no considerar que este cómic únicamente puedan disfrutarlo les lectores que sepan de arte sino toda aquella persona que le interese mínimamente el cómic como medio, o el arte en general. También comentar que con cada relectura se descubren nuevos detalles que hacen de ésta una obra interesantísima.

La edición de Cascaborra Ediciones es espectacular. Buen tamaño (17x23cm) y buen gramaje del papel usado, así como colores mate. Menciono en especial el tamaño porque me parece muy interesante que se haya optado por una edición relativamente pequeña respecto a lo que se le podría imaginar a una obra de estas características. Me parece todo un acierto. Como también se ha comentado antes, al final del volumen hay dos apartados muy interesantes: bibliografía y referencias artísticas. Además de esto, la edición cuenta con un prólogo de El Torres y un epílogo de Álvaro Pons. Dos textos que no he leído hasta el momento de escribir este párrafo, para no verme inclinada a seguir sus líneas, como ocurre muchas veces sin querer en las reseñas. Una vez leídos, decir que el texto de El Torres funciona a la perfección para adentrarse en la obra sin ningún tipo de prejuicio. Mientras el epílogo de Pons dota de contexto la obra en un momento en que el cómic y la pintura parecen ir más de la mano que nunca.

Goya Saturnalia es una obra compleja en su creación, pero increíblemente inmersiva para todo tipo de lectores. Quienes gusten de estudios teóricos de arte encontrarán una obra con infinitas capas de análisis, mientras quienes busquen la inmersión en las pinturas más conocidas de Goya podrán disfrutarlo desde distintos ángulos sin necesidad de esforzarse lo más mínimo. Ya que Gutiérrez y Romero han creado una novela gráfica por la que puede pasearse como si de un museo se tratara, pero donde también puede aprenderse y cuestionarse mucho sobre arte.

Por mi parte, si has conseguido leer toda esta diatriba histórico artística, muchas gracias. Espero que le des una oportunidad a este cómic, y nos comentes en las redes de Sala de Peligro cómo ha sido tu experiencia lectora.