Sea of Stars, la space opera paterno-filial de Jason Aaron, Dennis Hallum y Stephen Green

Es un momento dulce para las space operas en el cómic. Esto es así, puesto que se han prodigado últimamente y gozan de una calidad incuestionable. Además, ha habido una proliferación de varias y distintas sensibilidades, con lo que este peculiar e identificable subgénero se ha ampliado lo suficiente como para alcanzar a múltiples tipos de públicos que, hasta el momento, no tenían narrativas que pudieran hablarles particularmente a ellos.

Sin embargo, hay muchos guionistas y artistas que no se han especializado en eso y, por tanto, era difícil imaginar que se hubiesen acercado a este tipo de piezas. Jason Aaron es uno de ellos. Este guionista parece más interesado en hacer historias que buscan retratar el sur salvaje o bien crear las historias superheroicas más relocas y juguetonas posibles. Pero era difícil suponer que su nombre estaría vinculado a Sea of Stars, una obra que no deja de ser un emotivo y sentido homenaje a este tipo de historias.

A pesar de ello, sí que se dejan entrever algunos de los temas comunes en su obra, como puede ser el peso determinista que supone nuestro árbol genealógico. Pero el contexto en el que se ambienta la propuesta, hace que sepa como a algo nuevo.

La premisa no podría ser más sencilla: Es el futuro. Un padre, con un empleo gris de transportista, se lleva al niño al trabajo. Su labor supone hacer viajes interestelares. Todo se altera en el momento en el que el niño escapa y se pierde en un planeta inhóspito. El padre y el hijo tienen que reencontrarse antes de que les pase algo malo a alguno de los dos.

Las peripecias tienen que ver, por un lado, con los obstáculos que supone que impiden el ansiado reencuentro. El planeta nuevo no se lo pone fácil y cada prueba a superar complica todavía todo más. El nivel de conflicto no es algo que cuadre siempre, pero en este cómic es un in crescendo constante, con lo que sabe mantener la atención del espectador.

A ello contribuye una particular interés y cuidado por este universo, construido desde cero. La vida de dicho planeta tiene su propia cultura, sistema de creencias y valores y lo que aquí se propone es algo muy referencial y, a la vez, creativo. Se nota que, desde el guion, se ha tenido mucho mimo en este aspecto, al ser algo central en la obra, y, por ello, se logra que el lector sienta esa inmersión en este mundo.

Es la primera vez que un reputadísimo Jason Aaron colabora en los guiones con otro autor. Y, aunque se nota muchas de su sensibilidad y técnica, Sea of Stars es tan diferente que se deja ver con facilidad las aportaciones de su compañero de fatigas: Dennis Hallum. Por la trayectoria de ambos, se ha notado que uno de los objetivos primordiales ha sido salir de la zona de confort y se ha logrado. Lo más importante en estos casos es que sí, se dejen las señas de ambos, pero, a la vez, que se cree un todo consistente, no una pieza disonante. Y es evidente que, a pesar de las diferencias que debe haber habido entre ambos, no se percibe en la obra.

Lo que sí que se nota a poco que se fija es una historia sobre las difíciles relaciones paterno-filiales y como el afecto es algo que se debe luchar por conseguir en el día a día. Es una pieza que nace de una tesis intimista sobre la que se han construido capas fantásticas y espectaculares a su alrededor.

Además, es un cómic que trata de ser amable con todo tipo de lector y que funciona tanto si se busca un relato más intimista con verdad, así como una historia entretenida y sin pretensiones de magia, cultos religiosos extraños, criaturas de todo tipo, espíritu aventurero y, sobre todo, una curiosidad apasionada y exploratoria. Este cómic encajará con propios y extraños.

La elocuencia del guion guarda, además unos giros sorprendentes y consiguen hacer fácil lo que es difícil. Te da la información justa y confía en la inteligencia del lector para que complete los huecos. Sea of Stars es una de los cómics por los que merece la pena apostar, por tanto.

El dibujo de Stephen Green logra de imbuir de mucha vida y fuerza a las ideas que estaba en guion. Por las propias características del cómic, era responsabilidad suya que este cómic resultase creíble para el lector. Y lo cierto es que ha lanzado un trabajo deslumbrante. Tras su paso en AIDP, se puede decir que ya tenía experiencia a la hora de crear monstruos y criaturas. Pero aquí se luce, construyendo un universo propio desde cero.

Con un trazo limpio, cartoon y pop, consigue crear imágenes que se quedan en la retina del lector. Sabe manejar los ritmos y cuando debe perturbar, generar sensación de maravilla o conseguir una conexión emocional. Y lo hace de un modo que referencia a otros trabajos anteriores, pero de una manera en la que su fuerte personalidad es lo que determina todo.

Rico Renzi aporta unos colores lisérgicos, aunque comedidos. Sobresalen los distintos tonos de azul y de rosado, lo cual aporta un look de irrealidad. Sus colores enriquecen el dibujo y logran dar a este mundo una estética muy interesante, aunque no revolucionaria y deudora de sus precedentes.

El tomo de Planeta Cómic incluye, entre otros extras, algunas portadas alternativas o unas breves biografías de los autores. Junto a su precio asequible, hace de esta una edición agradable para todo aquel que quiera adquirir el cómic.

Sea of Stars viene a remarcar el magnífico momento por el que está pasando la space opera contemporánea. Y es que es una obra profundamente imaginativa que llama a los lectores a volver a mirar arriba con fascinación. Una aventura espectacular y con mucho corazón que atrapa de la primera a la última página.