Doctor Extraño y los Hechiceros Supremos, o la pérdida de la magia

Doctor Extraño y la (cuasi) sinergia

La serie más duradera protagonizada en solitario por el Doctor Extraño duró 81 números publicados entre 1974 y 1987. Antes había habido un primer volumen en 1968 consistente en 25 números y hasta 1999 no volvió a tener cómic propio, una mísera miniserie de cuatro números dentro del sello Marvel Knights coescrita y dibujada por Tony Harris. Durante el siglo XXI el personaje mantuvo esa tónica: estrella invitada en series como el Spiderman de Joe Straczynski, apariciones en alguna de las miniseries protagonizadas por los Defensores, un par de miniseries con equipos de postín (luego volveremos a esto) y una destacada participación en los Vengadores de Brian Bendis, posiblemente la persona de Marvel con más fe en las posibilidades del personaje seguido luego por Jonathan Hickman, que le convirtió en uno de sus Nuevos Vengadores. A pesar de ello Extraño era un personaje lo suficientemente popular para que nadie se olvidara de él y lo insuficientemente comercial para poder tener serie propia.

Marvel Studios estuvo dándole vueltas a hacer una película del Doctor Extraño desde 2010 pero fue en 2014 cuando se anunció que Scott Derrickson iba a dirigirla, dando el pistoletazo de salida para el estreno de noviembre de 2016. Era el momento perfecto para darle una nueva oportunidad editorial al personaje y Marvel la aprovechó a pesar de tener una relación bastante ambigua con las sinergias entre películas y cómics, siendo capaz tanto de publicar una serie de Vengadores a cargo de Bendis y Mark Bagley con la alineación de la película, serie en la que aparecían los Guardianes de la Galaxia de Peter Quill, como de convertir a Steve Rogers en un nazi coincidiendo con películas en las que mostraba su cara más heroica e icónica. En todo caso la editorial siempre ha intentado capitalizar el éxito de las películas y ahora mismo se están publicando series de Eternos o de Shang Chi en intentos más testimoniales que efectivos, al menos en nivel de ventas, y para muestra, el botón de la serie de Jason Aaron y Chris Bachalo, el volumen 4 de Doctor Strange, que empezó a publicarse un año antes del estreno de la primera película del Doctor.

Hay que reconocer que Marvel puso bastante carne en el asador en la forma de su guionista estrella en aquel momento y en un veterano de la casa cuyo estilo ampuloso y recargado parecía más que adecuado para el mundo místico del Hechicero Supremo. Y la apuesta salió bien. El mes de su estreno, octubre de 2015, la serie se situó en un meritorio quinto puesto con 145456 ejemplares tras el nº 1 del Invencible Iron Man de Bendis y David Márquez que vendía 279514 ejemplares, la nueva serie de Spiderman de Nick Spencer (245873), el nº 1 de Spider-Gwen (197103) y el 6 de Secret Wars (192244). Aaron exploraba el mundo de la magia en Marvel, pero desde el punto de vista de su ausencia, que obligaba a Stephen Extraño a echar mano cada vez de menos hechizos y de más objeto mágicos, como el hacha de Angarramus. Hay que reconocer que ese Doctor Extraño con hacha se ha convertido en una imagen icónica que hasta tuvo un reflejo en la película en forma de gag. El mes antes de que se estrenara la película el Universo 616 se había quedado sin magia, una situación que justo era el punto de partida de Doctor Extraño y los Hechiceros Supremos. Publicada ese mes de octubre, se aupó al tercer puesto en la lista de ventas con 149710 ejemplares, mientras que la serie principal había caído al puesto 25 con 72990 ejemplares. Al mes siguiente la serie regular estaba en el puesto 70 y la que nos ocupa, en el 99, con 29349 ejemplares…

Ni Jason Aaron ni más recientemente Mark Waid han conseguido darle continuidad a las efímeras series del personaje a pesar del protagonismo cada vez más patente del personaje en el UCM, donde está ocupando en parte el papel carismático de Tony Stark. El lector casual que, con motivo del estreno de Doctor Extraño en el Multiverso de la Locura, se asome a los cómics se encontrará con que el doctor está muerto y su lugar lo ocupa su viuda, Clea, de la que no ha oído hablar nunca. Parafraseando aquel disco de Supertramp: Synergy, what synergy?

Sorcerers Forever

De entre las miniseries que protagonizó Stephen Strange a principios de siglo es especialmente interesante El Juramento, escrita en 2006 por Brian K Vaughan e ilustrada por un equipo artístico totalmente español: Marcos Martín a los lápices, Álvaro López a las tintas y Javier Rodríguez coloreando. 10 años después Javier Rodríguez retomaba al personaje ya en su faceta de dibujante con López a las tintas, un viaje que ni él propio Rodríguez podía esperar. En los guiones tenemos a Robbie Thompson, fogueado en televisión como guionista y productor de Supernatural y cuyas incursiones en el Universo Marvel han estado muy relacionadas con los personajes relacionados con Spiderman: Veneno, Seda o la serie Spiderman/Masacre. Thompson es un guionista correcto, que no se maneja mal en el humor pero que hasta ahora realmente no ha dado ninguna obra sobresaliente.

La premisa de la serie es sencilla y gira alrededor del concepto de que el título de Hechicero Supremo es hereditario y que muchas personas lo han ostentado a lo largo de los siglos. La falta de magia en el siglo XXI ha liberado una gran amenaza y Merlín, el Hechicero Supremo de su época, reúne a un grupo de colegas en distintos momentos históricos en una idea que no deja de recordar a Siempre Vengadores o Exiliados. Curiosamente Thompson no usa a personajes como el Doctor Vudú o Clea, que han sido Hechiceros Supremos o tenían todas las papeletas para serlo en algún momento, sino que utiliza varios personajes de nueva creación.

De entre los conocidos tenemos a Isaac Newton en la versión de Jonathan Hickman, una elección muy lógica porque Newton no solo es el padre de la Ciencia moderna, sino que estudiaba la alquimia para convertir el plomo en oro. No metafóricamente, no para purificar su alma como se supone que pretendían los estudios alquímicos, sino para forrarse. También está el Anciano, pero en una versión en la que debería llamarse el Niñato. Completa el elenco ya conocido Wiccan en una versión adulta que apareció en un futuro alternativo en Lobezno y la Patrulla X. Los nuevos personajes son Nina la Conjuradora, una maga brasileña de los años 50, Kushala, una apache del siglo XIX poseída por el Espíritu de la Venganza y una simpática versión Conmente de los Sinmente, los homúnculos del Dominio Oscuro, criada por Newton. Thompson deja respirar la historia para ahondar en el pasado y las motivaciones de los personajes y consigue que no sea aburrido.

Las dinámicas entre los personajes son interesantes y amenas, aunque las aventuras no dejan de ser un paseo por distintas dimensiones y épocas. No ayuda que, oh, sorpresa, la serie fuese cancelada en el número 12, cerrando la trama principal en el 9 y dedicando el resto de capítulos a resolver una trama con Wiccan. Es precisamente en esos ambientes alucinados tan deudores de Steve Ditko donde Javier Rodríguez desarrolla su inmenso talento para la composición de página y la búsqueda de enfoques novedosos, sin ahorrarnos puentes que entran en bocas que flotan en el vacío entre bolas rosas y personajes con una mirada cuya paranoia rivaliza con las que dibujaba Ditko. Finalmente, Rodríguez solo dibujó ocho de los doce números, estando los números 5, 10, 11 y 12 realizados por un eficiente Nathan Stockman. A los colores, quítense el sombrero, tenemos los talentazos de Jordie Bellaire y Tamra Bonvillain.

Un trabajo solvente y entretenido, Doctor Extraño y los Hechiceros Supremos está indicada sobre todo para completistas del personaje, fans de Javier Rodríguez y todo aquel que tenga la curiosidad de saber cómo quedaría Steve Ditko bajo los parámetros del siglo XXI.