Superhéroes de la vida real,

Orígenes secretos

Todos conocemos esa leyenda urbana del niño que se pone una capa y se arroja desde el balcón gritando “¡Soy Superman!”. No es una leyenda urbana. Ese niño existe, vive en mi barrio y ahora, que ya es un cuarentón con barba, le seguimos llamando “el niño de la capa”. Por suerte, vivía en un primer piso.

Las historias de superhéroes son aspiracionales. Superman mola por las cosas que hace, pero sobre todo porque molaría ser Superman, tener sus poderes, su sentido de la moralidad y acabar con invasiones de tiranos imperialistas. Estas cuestiones morales, la posibilidad de intromisión metahumana en los asuntos mundanos, ya ha sido tratada por el género en multitud de ocasiones y no es el objetivo de estas líneas. De lo que hablamos es de gente más o menos corriente que decide enfundarse un traje, ponerse un nombre llamativo y prestar ayuda en algún campo concreto donde piense que se puede echar una mano.

En el mundo de Watchmen el primer Búho Nocturno, Hollis Mason, siendo un joven policía en el Nueva York de finales de los años 30, le cogió a un chiquillo del barrio el nº1 de Action Comics (no podía ser otro) y le llamó la historia tanto la atención que cuando vio que Justicia Encapuchada ya estaba actuando no se lo pensó dos veces y se enfundó un chaleco de cuero, un antifaz y unos slips, uniéndose al poco tiempo con otros justicieros encapuchados para formar los Minutemen. La tesis de Alan Moore es que hay que estar muy perjudicado para convertirse en un superhéroe, pero realmente no explica por qué unos individuos con unas carencias psicosexuales tan evidentes canalizan sus traumas vistiéndose de superhéroes y comportándose como tal y no como en nuestro mundo. Es decir, sí, lo del uniforme y el anonimato que te reporta es evidente, pero dedicarse a apalear delincuentes más allá de satisfacer impulsos sádicos de manera más o menos aceptables socialmente, es contraproducente y, sobre todo, peligroso. Como bien señala a menudo Íñigo Rodríguez, los superhéroes son inverosímiles no por el tema de los superpoderes, sino porque un superhéroe en el mundo real duraría dos semanas antes de ser abatido o apaleado por los delincuentes que quisiese detener.

Y, sin embargo, como los vampiros, los superhéroes “esiten”, hay personas que se visten de justiciero enmascarado. Que hagas tonterías no significa que seas tonto, y la gran mayoría ha evitado dedicar su esfuerzo a luchar contra el crimen y ha optado por abordar causas sociales. Justamente como el primer Superman, que luchaba contra la violencia de género, sentencias judiciales erróneas y empresarios corruptos. Pronto, la editorial le hizo luchar contra criminales y científicos locos, para no meter ideas raras en las mentes de los niños. Pero las ideas potentes sobreviven y se materializaron en la persona de Richard Allan Pesta, uno de los primeros ejemplos conocidos, que en 1974 apareció como Captain Sticky. Capitán Pegajoso, sí, autobautizado así por su gusto por la mantequilla de cacahuete.

Pesta hizo una pequeña fortuna con apenas 20 años inventando un tipo de fibra de vidrio corrugado. Millonario, y viviendo en San Diego, la capital mundial de la afición al cómics de superhéroes, Captain Sticky recorría la costa de California con su Stickymóvil, un Lincoln Continental altamente tuneado, dedicándose a defender los derechos de los consumidores, desde talleres mecánicos abusivos a residencias de ancianos que maltrataban a sus residentes pasando por fraudes en seguros de salud. Básicamente se presentaba en el “lugar del crimen”, donde su uniforme azul y oro, sus casi dos metros y sus 160 kilos en muchas ocasiones intimidaban a los presuntos criminales. Además, Pesta presentaba pruebas ante la policía o las asociaciones de consumidores y llegó a testificar en el Congreso de los EEUU sobre la publicidad engañosa dirigida a niños, y lo hizo disfrazado. Habitual de la Comic Con de San Diego, intentó que Marvel editase un cómic sobre él, a lo que Marvel accedió… siempre que el héroe pagase los costes de producción. Lo único que pudo conseguir fue autoeditarse un par de fanzines. Pesta fue arrestado en 1986 por alquilar su casa para grabar una película porno. Para entonces había abandonado su otra identidad y murió en 2003 a los 57 años, tras haber dedicado sus últimos años a organizar fiestas como las de las serie de películas Resacón, sobre todo en Bangkok, donde falleció.

Con la misma conciencia social pero más suerte editorialmente hablando, la Mosca Humana era Rick Rojatt, un especialista que contaba cómo su esposa y su hija de cuatro años habían muerto en un accidente de tráfico por el que tuvo que sufrir 38 operaciones en cuatro años, que hicieron que un 60% de su cuerpo fuese metálico. Investigaciones de la época no pudieron verificar nada de esto, pero su historia de superación llamó la atención de Marvel que le dedicó una serie escrita por Bill Mantlo que duró 19 números y en la que incluso se encontró con Spiderman, como no podía ser de otra forma. En 1977 saltó sobre 27 autobuses en motocicleta, un récord Guinnes en la época, y voló montado en un avión de pasajeros. No dentro del avión sino sobre el avión. El objetivo de Rojatt era recaudar fondos para niños en proceso de recuperación por accidentes, aunque poco después de conseguir sus récords dejó su actividad y de él nunca más se supo.

Auge y caída de Phoenix Jones

Estos dos ejemplos de los años 70 no tuvieron muchos imitadores hasta que la fiebre por las películas de superhéroes revitalizó el movimiento a principios de los 2000. Probablemente el superhéroe de la vida real más famoso en Estados Unidos sea Phoenix Jones. Este nombre tan molón esconde la personalidad de Benjamin Fodor, nacido en Texas en 1988, abandonado en un orfanato y criado por una familia adoptiva (en serio, no me lo invento) y que ha desarrollado su carrera en Seattle. Su origen recuerda a aquella historia real de 1964 sobre la muerte de Kitty Genovese que contaba Rorschach en Watchmen, donde ninguno de los 38 testigos del crimen hizo nada para evitarlo. Fodor cuenta que cuando tuvo un accidente con su hijo nadie acudió a ayudarle y eso le hizo tomar conciencia de la necesidad de ayudar a los demás. Poco después un amigo suyo sufrió una paliza y ninguno de los muchos testigos se quiso implicar. Fodor es un luchador de artes marciales mixtas y ha combatido profesionalmente. Como luchador contra el crimen va vestido de kevlar y su equipación incluye un táser, gas pimienta, unas esposas y material de primeros auxilios. Jones es de los pocos superhéroes de la vida real que parece un superhéroe de verdad.

Phoenix Jones sí lucha contra el crimen: desde 2011 ha evitado robos de coches, el asalto de un ladrón a un conductor de autobús, agresiones o ha seguido a sospechosos de crímenes para luego informar a la policía. Estas actividades no estaban exentas de riesgo: Phoenix Jones ha sufrido intentos de acuchillamientos, una vez le dispararon y también le rompieron la nariz por mediar en una pelea. En entrevistas Jones decía que la mayoría de los superhéroes de la vida real no eran tales, sino repartidores de bocadillos, ya que muchos se dedican a asistir a personas sin hogar. Cuando fue detenido por usar gas pimienta para disolver otra pelea, el juez le obligó a desenmascararse y revelar su identidad secreta, lo cual le hizo hacer un pacto con Mefisto para… ah, no, eso es otra historia. Visto que la lucha en solitario contra el crimen es muy peligrosa, Jones formó y lideró un supergrupo de enmascarados inspirados por él y llamado Rain City Superhero Movement con gente con nombres como Thorn, Buster Doe, Green Reaper, The Mantis, Gemini, No Name, Catastrophe, Midnight Jack, Purple Reign, el Caballero, Thunder 88 o Penelope, grupo que operó entre 2011 y 2014. Para que no falte detalle, Phoenix Jones se casó con Purple Reign, que se especializaba en casos de violencia de género.

Otro de los miembros del grupo de Jones se llamaba Omega, que en su identidad real de Chris Piers es el youtuber del canal Comic Tropes, donde contó su experiencia de un año como luchador contra el crimen. Piers señala que Jones era buen tipo, pero muy intenso, y que la mayoría eran personas normales con ganas de ayudar, aunque alguno como Midnight Jack sí que insistía en la necesidad de llevar armas, siendo mirado con desconfianza con los demás. Piers justifica su carrera como superhéroe por ser un flipado de los comics, por supuesto, pero como además en aquella época practicaba artes marciales y era nuevo en la ciudad, aquello fue una manera muy particular de encontrar un grupo de amigos. Piers estuvo un año en el grupo de Jones y entre que no podía mantener su trabajo diario con la actividad nocturna, que le pasaron cosas desagradables como encontrar un cadáver y que muchos de su grupo no eran ideológicamente afines a él (o sea, que eran muy fachas), decidió dejar la máscara. En la actualidad sigue manteniendo buena relación con Phoenix Jones, al que ha invitado a su canal en alguna ocasión y pelea contra el mal dándole caña a los comicgaters.

A partir de 2014 Jones empezó a tomárselo todo aún más en serio, estableciendo reglas más estrictas para entrar en su grupo, reglas que pretendía que fueran el estándar para todos los grupos similares de Estados Unidos: tener experiencia militar o como artista marcial, formación sanitaria, un chaleco antibalas y un seguro. Jones se ofreció a gestionar lo del chaleco y el seguro, asegurando que había encontrado proveedores que le hacían descuento. Hay denuncias de gente que le mandó dinero, pero no consiguió ni el chaleco ni el seguro. En paralelo se separó de Purple Reign, se peleó con su mejor amigo, El Caballero, y disolvió el grupo Rain City Superhero Movement. Un cineasta local tomó el nombre de Rex Velvet para actuar como archienemigo de Jones y empezó a publicar vídeos en Youtube provocando al héroe de Seattle que no siguió la broma en ningún momento. Jones tocó fondo cuando fue detenido en 2020 acusado de vender metanfetamina a un policía de incógnito, lo cual tuvo mucho eco mediático, aunque aquello no llegó a nada, porque todos sabemos por las películas que esas operaciones encubiertas nunca llegan a nada. Phoenix Jones sigue patrullando Seattle, tiene nueva pareja y deja constancia de ello en sus redes sociales, aunque ahora suele ir sin máscara.

Solo no puedes. Con superamigos, sí.

Otros justicieros enmascarados son el Capitán Ozono, que lucha contra el cambio climático, Mr. Extreme, que reparte comida entre los sin techo de San Diego, al igual que hace Zetaman en Portland. Captain Oyster patrulla de noche para ahuyentar a los maleantes de Queens y hay matrimonios de superhéroes, como la pareja de Atlanta Crimson Fist y Metadata, mientras que The Eye of Mountain View patrulla California con su esposa, Lady Mystery espiando a criminales y filmándolos para dar pruebas a la policía de sus delitos. Pero mi favorito es Superreader, que lucha contra el analfabetismo organizando actos por toda América. Mención aparte merece Terrifica, que desde los años 90 patrulla fiestas y bares de Nueva York acompañando a mujeres en estado de embriaguez hasta sus casas o hasta un taxi para evitarles ser asaltadas por indeseables. aunque, aclara, según ella las mujeres “necesitan ser protegidas de sí mismas”. En fin…

Lo normal, sin embargo, es que estos superhéroes se organicen en grupos, como hizo el propio Phoneix Jones con sus conciudadanos disfrazados. En Nueva York tenemos a Superheroes Anonymous; en Washington actúa Capital City Super Squad; en Florida Team Justice, que se dedicaban a dar regalos de Navidad a indigentes; en Salt Like City actuaron The Black Monday Society; en Minneapolis teníamos a Great Lakes Hero Guild y Mr. Extreme, del que hablamos en el párrafo anterior lidera Xtreme Justice League aunque desconocemos si DC ha dicho algo al respecto. 

La relación de la policía con estos justicieros enmascarados es bastante complicada. En pocos estados de Estados Unidos hay leyes contra ir disfrazado o incluso enmascarado, y la Constitución de los Estados Unidos consagra el derecho al “arresto ciudadano”, de manera que cualquiera puede detener a un criminal al que sorprenda cometiendo un crimen. O sea, ese Batman que en los comics y en la cinta de Matt Reeves colabora con la policía tiene allí todo el sentido legal del mundo. Obviamente abusar de ese derecho, ya sea deteniendo a un inocente o causándole un daño excesivo, puede traerte consecuencias penales. La mayor preocupación de la policía es que la presencia de esos enmascarados sin experiencia compliquen situaciones de por sí peligrosas y, ¿por qué no decirlo? que la existencia de los mismos cuestiona la eficacia de los resultados policiales.

Aunque por obvios motivos culturales este movimiento tiene su epicentro en Estados Unidos, hay ejemplos en muchos países del mundo. La wiki https://wiki.rlsh.net/ tiene registrados 624 superhéroes y supergrupos de todas partes del mundo. Posiblemente mi favorito sea el finlandés Dex Laserskater, que actúa en Helsinki desde 1997 y que basa su personaje en Skateman, una creación de Neal Adams para Pacific Comics. No entiendo cómo no se muere de frío en Helsinki con esa ropa, en serio. En Italia Entomo, The Insect Man, patrulla las calles de Nápoles, sin molestar mucho a la Mafia, si tenemos en cuenta que sigue vivo. Quien sí ha alcanzado fama mundial es Superbarrio Gómez, que con su máscara de luchador inspirada en la del mítico El Santo organiza manifestaciones y actos de protesta contra desahucios y otras injusticias sociales. Aparentemente fue creado por Marco Rascón Córdova aunque varias personas se han puesto el traje a lo largo de los años, llegando a ser candidato en 1988 a la presidencia de México, declinando en favor de Cuauhtémoc Cárdenas. En el Lejano Oriente también hay varios, como Mangetsu-Man, también conocido como Mister Full Moon, que se dedica a limpiar las calles de Tokyo. De basura, no de criminales. Tampoco nos queremos olvidar de Redbud Woman, una ciudadana china que ayuda a los pobres de Pekín.

Canadá, por proximidad geográfica, también cuenta con bastantes superhéroes con nombres tan folclóricos como Polarman o Crimson Canuck mientas que en Colombia tenemos a Superpan, que reparte comida a los pobres, y en Argentina el Capitán Menganno, que hasta tiene un escudo como el del Capitán América pero albiceleste. ¿Y en España? Pues también tenemos un par de ejemplos, como Supervivienda, el álter ego de la actual alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que evitaba desahucios vestida de superheroína, aunque en el inconsciente colectivo hispano habita el fallecido empresario y estafador José María Ruiz Mateos disfrazado de Superman y gritando “Que te pego, leche”.

Superhéroes en la vida real en la ficción

Por supuesto que el cómic y el cine han plasmado a estos personajes, en uno de esos viajes de ida y vuelta que tanto nos gustan, historias de ficción que recogen esta idea de la persona normal que se convierte en superhéroe inspirándose en historias de ficción.

Posiblemente el ejemplo más conocido sea Kick Ass, el cómic de 2008 de Mark Millar y John Romita Jr. que cuenta las aventuras de Dave Lizewski, un fan de los cómics que, tras entrenarse a su manera se calza un traje y en su primera salida es apalizado casi hasta la muerte, lo cual tiene como secuelas un daño neurológico tal que adquiere alta tolerancia al dolor. Millar, al que ya sabéis todos que hay que hacerle el caso preciso, o sea, poco, dice que es una historia altamente autobiográfica y que él mismo, junto a un amigo, estuvo a punto de convertirse en superhéroe en su Escocia natal y que la única diferencia entre él y Dave es que “Dave tuvo las pelotas de ponerse el traje”.

Con altas dosis de ultraviolencia, el personaje sigue todas las pautas de los superhéroes que hemos visto: consigue su fama vía las redes sociales, tiene muchos problemas con la ley y con los crímenes que intenta evitar, y se une a otros superhéroes, como Big Daddy y su hija, Hit Girl (la auténtica estrella de la colección) o el grupo Justice Forever, en general un grupo de desclasados sociales bastante patéticos. Igual que en el caso de Phoenix Jones, la aparición de Kick Ass tiene un efecto contagio notable, surgiendo decenas de nuevos justicieros enmascarados. Tras mucha sangre y palizas Dave decide que la única forma razonable de combatir el crimen es hacerse policía, mientras que Hit Girl sigue su carrera de luchadora contra el crimen/asesina de masas. En posteriores secuelas ha aparecido una nueva Kick Ass que, en un guiño muy meta, es una chica afroamericana llamada Patience Lee. Las dos películas recogieron bastante bien el espíritu del cómic, una de las mejores creaciones de Mark Millar.

James Gunn, no podía ser otro, dirigió en 2010 Super, protagonizada por Rainn Wilson (el Dwight de The Office) y Elliot (entonces Ellen) Page. En su segunda película y previa a Guardianes de la Galaxia, Gunn cuenta la historia de un pobre desgraciado a quien su mujer ha dejado por el dueño de un club de striptease que la obliga a drogarse. Una visión de origen divino le convence de que se vista de superhéroe y, con la ayuda de la dependiente de una tienda de cómics, se embarca en una misión de venganza y recuperación anímica armado con una llave inglesa. La película tiene la mala baba, el humor negro y el fondo traumático de todas las películas de Gunn.

The Legend of Master Legend (2017) fue el piloto de una serie de Prime Video que no consiguió continuidad a pesar de tener unas críticas bastante buenas. Basado en un artículo publicado en Rolling Stone que contaba la vida de un superhéroe llamado Master Legend radicado en Orlando, Florida, que junto a Ace, su sidekick, ayudaba a los sin techo de su ciudad, ya fuese proporcionándoles comida o cobijo o defendiéndoles de gamberros. En tono de comedia amable, la serie se centraba en el conflicto entre las buenas intenciones del protagonista y el descarnado mundo real. El auténtico Master Legend sigue en activo en Little Rock, Arkansas.

No nos podemos olvidar de Orígenes Secretos (2020), la película de nuestro amigo David Galán Galindo protagonizada por el héroe español Vértice, un policía sin superpoderes que toma el manto superheroico como respuesta a los crímenes de un asesino en serie que tiene como modus operandi los orígenes de personajes de los cómics.

El mundo de los superhéroes de la vida real es enorme y fascinante y ha dado lugar a infinidad de artículos, libros y documentales que están a disposición de quien tenga curiosidad. Y, ¿quién sabe?, el origen secreto del próximo superhéroe de la vida real español quizás sea haber leído este artículo.