¿Qué será lo que tienen los whodunit que siempre funcionan como un tiro? Son narrativas que tienen una premisa que consiguen la atención fácilmente: alguien ha muerto y el protagonista de debe dar con el culpable. Es un gancho directo, un impacto con el que parte la historia. Y si el protagonista es acusado falsamente del asesinato, ya tienes al lector para varias páginas.
Son obras que consiguen atrapar fácilmente, pero que tiene un alto riesgo. Más vale que los creativos estén preparados para dar respuestas que choquen al lector. Porque, de lo contrario, el enfado se va a hacer notar. Es algo que se ha contrastado múltiples veces.
Dicho eso, al no ser un género per se, se permite recorrer distintos géneros, lo cual consigue que siempre se refresque. Y, como es lógico, en un arte al que le gusta tanto la hibridación como es el cómic, se ha enfocado de formas estimulantes e imaginativas que, incluso, se atreven a alejarse de los clichés habituales.
Mejores o peores, aquí vienen algunos de los ejemplos más trascendentales que ha dado este tipo de piezas. Cabe recordar que es una selección personal y subjetiva. Y también es cierto que son muchas las piezas que parten de ello. Con lo que lo mejor será poner el foco en las que están y no en las que no lo están.
10. Powers
Brian Michael Bendis se ha ganado por derecho propio el ser uno de los autores más queridos por las editoriales. No en vano, sus cifras de ventas hablan por sí solas. Es alguien que no termina de contentar al fan de toda la vida por sus errores de continuidad y por su manera de entender a los superhéroes. Pero en lo que hay unanimidad es que es un autor de thriller y de género negro que nada tiene que envidiar a algunos de los nombres de esta lista.
Prueba de ello es su serie de investigaciones de casos de investigaciones policiacas en un contexto superheroico. No es nada nuevo ni lo era en el momento en el que Bendis lo lanzó al mercado. Pero sí es que es uno de las series que se ha llevado de forma más coherente. Por no hablar que es una perfecta carta de presentación de este autor, ya que aquí se pueden encontrar todas las virtudes. Aquí un superhéroe retirado debe investigar casos con una novata, casos que a la segunda le vienen grande. A pesar de que la relación entre ambos es lo central, los casos estás llevados a cabo de tal manera que los misterios funcionan y, como buen serial televisivo, enganchan. Como ejemplo, el primer volumen: ¿Quién ha asesinado a Retro Girl? Más claro, agua. Y, por supuesto, los dibujos de Michael Avon Oeming le proporciona un estilo visual cartoon que encaja con el tono de la serie, por paradójico que pueda sonar.
9. Crisis de Identidad
De crisis en crisis y tiro porque me toca. Esta es una de las más polémicas que ha llegado a publicar DC Comics. Y no es para menos, puesto que deja en un lugar moralmente reprochable a algunos de sus iconos. ¿Hasta qué punto los héroes tienen potestad de hacer cosas más propias de los villanos?
Esa fue la pregunta. Pero la narrativa se construye alrededor de dar con el asesino de Sue Dibny. Un asesinato horrible que, a priori, debería resolverse de forma sencilla que termina no siéndolo tanto. A pesar de que es un cómic superheroico, está estructurado de tal manera que resulta en un whoddunit bastante clásico. Y, al estar enmarcado donde lo está, es difícil encontrar uno que haya provocado tanta polvareda.
8. Fábulas
Fábulas es una saga bastante larga y amplia en la que han entrado en juego diversas situaciones y subgéneros. Se está hablando de un universo rico y consistente que funciona en sus propios términos y que no ha dejado de crecer en alcance y ambición.
Pero el origen fue un asunto muy urbano y sacado de las novelas detectivescas. Los personajes clásicos de los cuentos han abandonado su mundo y se han ido a vivir al margen de la sociedad en un barrio autosuficiente de Nueva York. En el primer arco argumental, un redimido Lobo Feroz, la figura policial de este universo, debe ver quién está detrás de la extraña muerte de Rosa Roja. Y Bill Willingham sigue paso a paso los patrones habituales de este tipo de historias e, incluso, sabe cuándo hay que jugar con los clichés.
7. Batman: El Largo Halloween
Universalmente considerada como una de las mejores narritas de Batman y principal fuente de inspiración para El Caballero Oscuro de Christopher Nolan. Esta pieza de Jeph Loeb y Tim Sale es simple y llanamente un imprescindible.
Y no deja de estar concebida como una espectacular novela de detectives. La diferencia es que aquí lo que hay en juego es mucho mayor: se habla de forma abstracta de la moral de una ciudad en claro declive. Se cuenta la caída en los infiernos de Harvey Dent cuando este se alía con Gordon y Batman para resolver una serie de asesinatos que solo suceden en días festivos. Y el desarrollo de la trama llena de peligros, sorpresas y revelaciones es mejor que la descubra cada lector.
6. La Muerte de Jean Dewolff
Vale, sí. Puede que este no sea un whodunit como tal. Pero sí que parte de una investigación hasta dar con una respuesta que no podría estar más distanciada de los territorios habituales y convencionales de las narrativas superheroicas. Rompe cualquier expectativa para dar con una resolución que acerca más a esto a una historia de detectives y de venganza que de superhéroes. Así que aceptamos pulpo, ¿no?
Peter David lanzó una de los arcos más brutales y descarnados no solo de Spider-Man, si no de la editorial. Una amiga policía del héroe arácnido aparece muerta brutalmente en su piso. De la noche a la mañana. Spider-Man a partir de ese momento, tendrá que averiguar qué es lo que hay detrás del asesinato. Y esas respuestas pondrán en entredicho lo que cree del sistema con el que colabora… Y es que muchas veces, el asesino está más cerca de lo que crees.
5. The Private Eye
En este caso, el whodunit es un pretexto para contar un argumento distópico y lanzar reflexiones alrededor de la relación de la humanidad en un futuro en el que internet ha caído, las nuevas identidades que se han generado a causa de ello y como se establecería de nuevo la sociedad. Spoiler: no es un mundo particularmente bonito.
No es un cómic de género negro al uso, pero está claro que funciona como tal. Bebe muchos de esos arquetipos y en su centro hay una construcción dramática de resolución de misterio que funciona per se. Un trabajo increíble y redondo de Brian K. Vaughan y Marcos Martín. Uno de esos que te lanza mil ideas por viñeta.
4. The Fade Out
Decir que Ed Brubaker y Sean Phillips son unos maestros del noir es hacer que llueva sobre mojado. Pero este cómic no podría ser la manera más clara de verla. Una pieza que no teme adentrarse a la parte más turbia y oscura de Hollywood, la que siempre queda eclipsada por el glamour y la imagen exitosa que proyectan esa industria.
Ellos ponen el foco en que, como en cualquier industria, hay una mano de obra anónima detrás. Una que se debe asumir todos los inconvenientes para que otros obtengan la gloria. La historia que cuenta es la de un guionista en la lista negra. Este, tras perder el conocimiento, aparece en una sala con el cadáver de una estrella del cine. Y, como es lógico, tratará de averiguar quién está detrás del asesinato antes de que le toque a él cargar con la responsabilidad de un crimen que no ha cometido. Y para obtener alguna clase de resolución tendrá que recorrer la jungla de Hollywood. Una pieza fundamental de los últimos años. Un cómic negro perfecto. Uno más de esta pareja creativa.
3. Sin City: El Duro Adiós
Y de la sobriedad del ejemplo anterior, se pasa a la intensidad sin parangón que representa Frank Miller. Sin City fue su homenaje al género y su manera de entender retratos artísticos de índole criminal. Un proyecto tan personal como popular y revolucionario.
¿Y cómo empezó todo? Pues con un falso culpable tratando de esclarecer la verdad y limpiar su nombre. Marv es acusado injustamente del asesinato de una prostituta. Y ese acontecimiento arranca un frenético relato en el que cada paso que se da supone descubrir una capa de corrupción más de una ciudad agresiva y peligrosa. Es una pieza que a día de hoy no ha perdido nada de frescura y que sigue siendo impactante como pocas.
2. Blacksad: Un Lugar Entre las Sombras
El legendario detective por antonomasia de Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido también arrancó con una obra de estas características. Y, desde luego, lo hicieron de una manera perfecta de tal forma que establecieron un icono tan potente que se convirtió en un clásico instantáneo. Blacksad ya no se puede disociar de la Historia del medio.
Y lo hicieron con una historia de gran carga emocional y muy respetuosa con el legado del género que aquí se ha buscado homenajear de forma evidente. Su primer volumen, Un Lugar Entre las Sombras, presenta una historia en el que el detective debe resolver el asesinato de una estrella del cine. Una que, además, es su ex pareja. Y para ello tendrá que enfrentarse contra secretos dolorosos y lo pone en problemas con el crimen organizado. Una pieza contada con mucho talento y oficio.
1. Watchmen
«Esta noche un comediante ha muerto en Nueva York.» Y el resto es historia. Sí, es un proyecto con el que Alan Moore y Dave Gibbons deconstruyeron (y destruyeron) el género superheroico. También es cierto que es un trabajo minucioso de ciencia ficción. Pero en el centro dramático está una investigación detectivesca de primer orden. Una que dará con claves y destapará una serie de porquerías que siempre han estado ahí, pero que nadie ha querido observar. Hasta que es demasiado tarde…
Moore, resolviendo el asesinato de un “superhéroe” legendario, entreteje una narrativa que trasciende un punto de partida ya de por sí evocador. Por tanto, es poco convencional respecto a las métricas que cabría esperar en este tipo de narrativas. Todo con whodunit de manual… Pero, ¿Qué se puede aportar respecto a esta obra maestra inconmensurable revisada y analizada hasta la saciedad?
Son todos los que están, pero no están todos los que son. Hay mil ejemplos de historias alrededor de misteriosos asesinatos de distinta escala, repercusiones y ambición. Y no dejan de producirse más y más. Dicho esto, seguramente, estos sean algunos de los ejemplos más claros, imprescindibles e imaginativos con los que el medio ha jugado con esa premisa.
Andaos con ojo… Eso está muy bien en la ficción, pero no queráis veros envuelto en nada similar.