El poder de los 80, He-Man, los Masters del Universo y Kromic Bruck

El conocimiento de la franquicia Masters del Universo en España se encuentra en uno de sus mejores momentos. Revistas especializadas como Mundo Masters conectan con los podcasts de La Cueva del Terror, mientras que monografías como la de José Gracia conviven en las estanterías con los intentos de ECC Ediciones cara a traer los cómics de He-Man. Se importan de igual forma algunas de las codiciadas guías de personajes y juguetes de la compañía Mattel, verdadero fenómeno revolucionario para el mercado y el mundo coleccionista.

A este rico panorama le faltaba un elemento aglutinador que, al fin, hace encajar las piezas de este fenómeno para analizarlo en su década clave: El poder de los 80: He-Man y los Masters del Universo, escrito por Kromic Bruck (Adolfo Saro), autor que conjuga en su persona dos requisitos básicos para esta clase de empresa: erudición enciclopédica sobre la cuestión y una pasión desbordante que se vuelve contagiosa leyendo sus páginas.

Desgranar los aspectos de esta línea de figuras de acción conlleva el riesgo de caer en lo excesivamente descriptivo o, por el contrario, condescender a una capa más superficial que dé amenidad a cambio de no profundizar. Kromic Bruck lo elude con gracia, transmitiendo un infinito cariño desde la dedicatoria que podemos leer en la introducción: A esos niños, hoy adultos, va dirigido este libro.

En tapa dura, acompañado de un rico material fotográfico, la editorial Dolmen brinda un libro que, emulando a las campañas de marketing alrededor de Grayskull, incluye una línea exclusiva y limitada serie de pegatinas exclusivas con puro sabor a nostalgia y que hará las delicias de toda una generación.

Con un total de diecinueve capítulos, el volumen permite sin problemas un seguimiento ordenado y cronológico. Sin embargo, ello no es óbice para que asimismo se contemple la búsqueda caprichosa, siendo localizables con suma sencillez las temáticas. Las secciones se cierran muy bien entre sí individualmente, así que la audiencia que quiera comenzar primeramente por el programa de Filmation para He-Man puede marchar directamente al quinto epígrafe; o hacia el decimocuarto en caso de que su curiosidad máxima radique en la cinta maldita/de culto de la productora Cannon: Masters del Universo (1987).

Previamente, sobre todo en inglés, habíamos dispuesto de buenas fichas descriptivas de personajes, pero este trabajo tiene un recorrido que contempla las diferentes contradicciones sobre los orígenes, además de permitir tener en cuenta los añadidos de sagas derivadas como la (desafortunadamente) cancelada Masters of the Universe 200X.

Es decir, hay un completo repaso a los detalles imprescindibles, pero acompañados de interpretación y nuevas revelaciones. Así, incluso en el imperdible especial que le dedicaron en el show The Toys That Made Us, parecía no hallarse una explicación satisfactoria al rápido declive del exitoso producto. El poder de los 80 muestra una multiplicidad de factores que va desde el paulatino descenso de ingenio en los diseños a la fallida y costosa apuesta por un playset tan costoso como Eternia, apodado el campo de batalla definitivo.

Basta con seguir la cuenta de Twitter @KromicB para apreciar la amplia galería de vehículos y escenarios atesorada por el propietario de la cuenta. Ello facilita que casi podamos escuchar la voz del añorado Constantino Romero durante su excelente descripción de la Montaña de la Serpiente o la Cueva del Terror.

A ese respecto, la frutilla del postre en este trabajo llega a través de la exclusiva entrevista a Tom Kalinske, destacado director ejecutivo de Mattel, responsable, entre otras cuestiones, de reflotar el emporio de Barbie en horas críticas para la célebre muñeca. Sus declaraciones, traducidas por Pedro de Mercader, enriquecen y aclaran algunas cuestiones que quedaban abiertas en el documental Por el poder de Grayskull (2017), especialmente en materias de autoría. Son un testimonio fundamental para todas las personas que quieran indagar en aquellos instantes donde la compañía iba muy por detrás de Keener, la gran rival que tenía los derechos de Star Wars e iba comandada por Bernard Loomis, antiguo colega de los Paul Cleveland, Roger Sweet, Mark Taylor, etc.

Observador perspicaz, Kromic Bruck no se contentará con las simplificaciones o tópicos repetidos alrededor del declive, mostrando de manera concluyente que la línea femenina desarrollada por Janice Varney-Hamlin tuvo mucho menos que ver con el descenso de las ventas que una falta de actualización de los conceptos de espada y brujería que tan bien habían funcionado para enganchar al público infantil.

La narración se combina con referencias a otros elementos de la cultura pop. Por ejemplo, sobre cómo la célebre Masa Siniestra de Hordak que cubría a un desventurado Beast Man fue un concepto reutilizado en la línea de merchandising de otro mito como Harry Potter, concretamente para La cámara de los secretos. Buscador incansable de los juguetes menos conocidos, el escritor revela información jugosa sobre falsificaciones y modelos atípicos que pueden encontrarse en diversos países del mundo (Argentina, Venezuela, etc.).

Debido a una improvisación de Mark Ellis, Mattel terminó aprobando la idea de que sus cajas de muñecos fueran acompañadas de pequeños cómics que tendrían que ver con la figura publicitada en el escaparate. Con el paso del tiempo, sorprende la cantidad de talentos que trabajaron allí o en Filmation, futuros estandartes del Noveno Arte: Bruce Timm, Paul Dini, Joe Michael Straczynski, etc. El poder de los 80 nos aporta una catalogación de los mismos digna del mejor archivero.

El renovado interés por Eternia parece que obligará a Dolmen y Kromic Bruck a realizar futuras actualizaciones en reediciones. Así, el capítulo decimonoveno de la obra se centra en la polémica y atractiva primera parte de Amos del Universo: Revelación, auspiciada por Kevin Smith, incluyendo un preámbulo en formato cómic cuya llegada es inminente a España. Teniendo en cuenta el buen análisis que brinda, sería de sumo interés saber en el futuro qué le ha parecido al autor de tan excelente monografía esta segunda entrega bajo los diseños gráficos de Powerhouse Animation Studios.

En resumen, nos hallamos ante una obra imprescindible, hecha por y para fans, dentro de la camaradería que debe imperar en ese Camelot futurista y donde Adolfo Saro se convierte en Kromic Bruck cuando pronuncia las frases mágicas en su teclado antes de trasladarnos a una era no soñada de playsets y magia.