Palabra de editor 36 – Colega, ¿tienes papel?

Palabra de Editor es la columna de opinión de Pedro F. Medina (@Studio_Kat), Editor Jefe, responsable de licencias y redes sociales de Fandogamia y periodista con una faceta nada oculta de showman en los eventos de cómic y manga.De un tiempo a esta parte

Aunque ahora mismo vivamos una etapa de relativa bonanza las editoriales no podemos bajar el nivel de alerta JAMÁS, porque es descuidarte un poco y te la meten doblada. La última piedra en el camino es que tenemos encima una crisis del papel. Se estaba vendiendo mucho y bien, augurábamos una campaña de Navidad potente, los eventos recuperaban su aforo y capacidades previas al coronavirus, se aprobaba en el Congreso de los Diputados una Proposición No de Ley que reconoce de una vez por todas el valor del cómic en nuestro país… ¡estaba claro que alguna lluvia de mierda nos iba a caer más pronto que tarde!

Esta cantinela de que nos íbamos a quedar sin papel ya venía predicándose en Estados Unidos desde hace meses, y un simple vistazo al pasado reciente ya nos deja claro que todas las borrascas que salen de allí nos acaban mojando a todos. El apocalipsis afecta, en realidad, a todas las materias primas y no exclusivamente al papel: hace ya un par de meses que las imprentas de juegos de mesa advertían de la falta de resinas de madera y plástico, elementos frecuentes en ese sector. Ahora les ha tocado a las imprentas papeleras, que han visto como las reservas en Europa se iban vaciando a todo trapo, hasta que ha llegado un momento en que, ¡puf!, no queda cartón disponible, para desesperación de las editoriales que estaban a punto de mandar a producción sus lanzamientos de campaña navideña en tapa dura. Porque el formato cartoné significa eso: un cartón como cubierta.Los factores que han llevado a este punto: el parón de producción durante las etapas de cuarentena por el COVID, el encarecimiento de los transportes internacionales (ahora mismo se cifra un aumento de entre el 400% y el 1000% en los contenedores que llegan desde China), un pico de incremento de las publicaciones impresas (impulsada por un subidón de las ventas, especialmente de comercio electrónico), el uso disparado de embalajes de cartón y la reorientación de la producción papelera a satisfacer esa creciente demanda (¡precisamente para los envíos del comercio electrónico!) y, quizá, si me preguntas yo no he dicho nada, un poquito de vamos a apretar los precios jugando con la oferta disponible, tú di que no nos queda nada en los almacenes a ver si les sacamos un pico extra, que no se paran de publicar libritos y eso es que están haciendo caja.

Pero la cosa no acaba aquí. A esta carencia de papel y subida de precios general hay que añadir el tarifazo eléctrico que nos estamos comiendo con patatas ahora mismo. Puta inflación y putas puertas giratorias. Así que a las imprentas no les ha quedado otra que subir los presupuestos de impresión, de un mes para otro y en torno a un 15-20% de media. Y, por supuesto, con retrasos en las compras de papel, que afectan a los tiempos de producción y las entregas a distribuidoras. La patronal de las industrias papeleras no ha hecho ningún comunicado oficial. Mi imprenta sí que me mandó un email: la factura de los lanzamientos de este mes. Cuando vi los gastos del nuevo volumen de Doctor Who y el manga del padre borracho me hice un poco de pis encima.

¿Cómo nos deja eso a las editoriales de tebeos de este país? La losa nos ha caído encima a grandes y pequeñas, con Norma Editorial anunciando retrasos en algunas de sus novedades. Y si Norma te dice esto abiertamente, que no te diremos las demás. A estas alturas nadie se atreve a trazar un calendario realista de lanzamientos desde aquí hasta fin de año, especialmente aquellos que trabajan con formatos de los que yo llamo “para regalar”, ediciones con cubiertas rígidas. Los que tiramos a imprimir a lo económico nos tragaremos los nuevos precios de impresión, pero no nos veremos tan afectados por la falta de suministros… por el momento.

El quid de la cuestión: ¿subirán los precios o no? Quiero decir, si subirán TODAVÍA MÁS de lo que ya se preveía. Siempre hablo de la necesidad del mercado de ajustar el PVP en el segmento manga, pero todavía está por ver cómo afectará esta nueva atmósfera al resto del catálogo. Nos queda dilucidar si se trata de una etapa pasajera o vamos a estar coleando con este asunto durante un año entero, o incluso dieciocho meses como sugieren algunas fuentes bien informadas, editores de grupos pesados que pagan mejores informaciones que yo. Un incremento circunstancial de los costes de actividad no repercutiría de forma tan tajante si solo durara hasta la Navidad, días festivos con mucho consumo cultural que compensan el hachazo. Pero la cuesta de enero se puede convertir en la cuesta de 2022 si las cosas van mal dadas. Quizá sea ejemplarizante lo que han hecho las empresas editoras de juegos de mesa, que fueron las primeras que se comieron el marrón: ya han anunciado subidas de cerca de entre un tímido 8% a un imponente 30% en sus lanzamientos… y en su catálogo en stock, de forma retroactiva, a partir del 1 de noviembre.

Subir los precios de colecciones abiertas es una decisión muy compleja, especialmente en el caso de las licencias, que se pagan con muchos meses de antelación a la publicación del tebeo que corresponda en base a unos mínimos garantizados que van determinados por el PVP definitivo del libro. Si pagué, pongamos por caso, 1000€ por los derechos de explotación comercial de un manga durante cinco años en España, calculados por una oferta del 10% sobre un PVP de 10€ en concepto de royalties por los primeros mil ejemplares impresos y, de pronto y por fuerza mayor, el PVP tuviera que cambiar a 12€, a Japón le estaría debiendo 200€ más por esa oferta (a menos que lograra reconducir el contrato y que tuvieran en cuenta esos 1000€ a cuenta de los primeros ochocientos y pico mangas vendidos, en lugar de por los mil anteriormente pactados, pero eso es otro caso y no quita lo que vengo a decir: que con un incremento del PVP en España a Japón también le deberé más dinero, antes o después). Y hay otros costes asociados que también se amplían, como la parte que se lleva el punto de venta o la distribuidora. Si un manga pasa de nueve a diez euros, en realidad con una venta en librería al editor le quedará menos de 50 céntimos para afrontar tanto el incremento del gasto de imprenta como de la licencia. Y en las ventas por Amazon, uno de los principales agentes que está expoliando el cartón, son apenas 40 céntimos los que te tiran a la cara.

En todo caso, es complicado explicar al gran público por qué se hace necesario aplicar una subida del PVP en toda una colección, incluyendo además en esa modificación de precios los ejemplares que están en las estanterías de las tiendas y que no se han visto afectados por la coyuntura actual, a menos que te cagues un poco en explicar nada a tu audiencia porque ya están acostumbrados a pasar por el aro y no les queda otra. Así que a corto plazo nos espera una etapa de novedades dilatadas en el tiempo, con algún que otro retraso menos que inesperado, proyectos que se queden en stand-by a la espera de tiempos mejores y, quizá, posiblemente, no pondría la mano en el fuego pero tampoco me extrañaría nada, algún PVP un poco hinchado de manos de las editoriales que menos tengan que perder, junto a ligeras intentonas (por una cuestión de supervivencia) en el resto de los comunes, que apechugaremos, one more time, con las inclemencias del tiempo, de las crisis y de lo que nos quiera echar encima nuestro buen Señor.

Pronostico lluvias de sangre, muerte de los primogénitos y sequía de todas las tintas de impresión CMYK para el próximo trimestre.